•CAPITULO 26•

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Sigue dormida cuando una enfermera llega a revisarle la herida por la mañana. Es pequeña, pero al menos tiene que tener una semana de reposo absoluto, tomar los medicamentos y descansar

Tiene la vía conectada en el brazo izquierdo, se remueve levantando la mano, pero rápido se la sostengo evitando que se lastime. Sus dedos están fríos, tiene la pintura en sus uñas color negro y sonrío al ver que la mitad está en blanco.

Me racargo en la silla extendiendo mis piernas. No sé que carajos me está pasando, pero mi cabeza no para de pensar en ella, las preguntas que hace que en serio tienen una respuesta, pero no me atrevo a decirla.

No por ahora al menos.

Poco a poco va despertando, aclara su vista y cuando me mira cierra los ojos un momento

—¿Cómo te sientes? —le pregunto apartandole los mechones que tiene a un lado de la cara. Se relame los labios gruesos y suspira. —¿Necesitas algo?

—Estoy bien. —responde, baja la mirada a nuestras manos, pero no la aparta. —Tengo hambre.

—Ahora mismo pido que te traigan algo, el doctor me dió una dieta que tienes que seguir al pie de la letra y Grace se hará cargo de ella.

Frunce el ceño.

—¿Grace? ¿Quién es Grace? —inquiere con cierto tono que me gusta.

Reprimo la sonrisa.

—La cocinera de la mansión.

—Ah.

Se mira la vía, forma una mueca y yo me encargo de pedirle a una de las enfermeras que le prepare algo de comer.

—Necesito ir al baño. —dice mirando la puerta. —¿Me ayudas?

Le quito la sábana que le cubre las piernas, bajo la bata que se le había subido, tomo la bolsa con el suero y le paso un brazo por la espalda.

Los pasos son lentos, se apoya en mi y no la dejo sola ayudándola a sostener la tela cuando se sienta en el retrete.

—Cierra los ojos, me da pena. —susurra avergonzada.

Le hago caso esperando que termine de orinar, hasta que de nuevo se apoya en mi. Se sienta en la orilla de la cama, me  arrodillo frente a ella para quitarle las pantuflas y cuando me levanto, quedo cerca de su rostro.

Sus  labios son tan apetitosos, que no quiero perder la oportunidad de probarlos de nuevo, pero...

—Tengo hambre. —repite apartando la mirada.

—Claro, seguro no tardan en tráerte algo. —digo ayudándola para que se recueste. —Tienes que llamar al colegio y decirles que no podrás dar clases hasta el próximo lunes o hasta que no te quiten los puntos.

Tentación Azul 1 ® BORRADOR (PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO) Where stories live. Discover now