CAPITULO 33

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Jordan Ivanovich

En Rusia tenemos un dicho, un proverbio y es «Las lágrimas que caen son amargas, pero aún lo son más las que no caen»

No lo entendí, hasta el día en que no dejé caer las mías. Las cuales iban destinadas a una mujer, una en particular que le parió un hijo al que se supone es mi enemigo, hijo que en lugar de admirar y respetar, debería odiar

Pero no puedo odiar nada que venga de ella.

Jefe, la avioneta está lista. —avisa uno de mis hombres.

Asiento dejando que la mujer que trae mi abrigo se acerque, meto mis brazos en el y salgo seguido por los mismos cuatro hombres que siempre me acompañan. Mis hombres de confianza.

Subo hasta el helipuerto que está ubicado en la esquina oeste de la mansión. El piloto está en su posición, las aspas sobrevuelan y mi mano derecha, está al lado esperando para tenderme una carpeta

—Thiago está en Chicago, ahí está toda la información. —habla. —Mis hombres y yo le vamos a hacer frente al ataque que envío Joseph hacia Polonia, el territorio está en riesgo y no podemos quedarnos de manos cruzadas.

—Que la producción no pare, volveré en dos días. —advierto subiendo.

El aeronave emprende el vuelvo mientras que abro la carpeta. Mi hermano ahora mismo está demostrando no ser parte de la familia a la que pertenece, por más lazos de sangre que podamos tener, cuando una persona no aporta nada válido o concreto a la organización, es expulsada y él se está buscando eso.

Si mis sospechas son ciertas y él secuestró al hijo de Hunter, tendré que entregárselo en bandeja de plata. Dos cosas no me van a importar, así como esas dos razones lo llevaron a buscar lo que le espera.

Uno, no me va importar que sea mi hermano, porque cuando de mi boca sale una orden, la cumplen, en especial cuando son familia. Pero él no lo quiso así, sigue siendo ese niño que perdió a su madre y no puede entender que en una guerra se gana y se pierda. Así como perdimos nosotros, también pierden otros.

Y dos, no me va importar el odio de mi padre y el de mis hermanas, no me va importar que el resto de los Ivanovich me miren como un ser sin sentimientos, porque desde hace mucho lo soy, solo que no lo he dejado ver.

Me han jodido, de muchas maneras, muchas veces, pero ya sea tarde o temprano, siempre termino cobrando cada cosa que a mí afecta o afectó en su momento.

La organización no me respetó o me aceptó por ser hijo de mi padre, el antiguo líder antes de serlo yo. Las cosas no son así cuando de la Mafia Roja se trata. Aquí las cosas son muy diferentes a las otras Mafias, aquí si te joden y llevas un secreto, no importa a quién maten delante de ti para que lo sueltes, no lo haces.

No debes dejar salir ese secreto.

Y yo hice eso, yo he guardado un secreto durante mis 33 años de vida.

Me gané el puesto que tengo, el respeto de todos, cuando hice lo que me correspondía y lo demostré delante de las personas que me iban a cuidar la espalda siempre.

Enciendo el puro mientras dejo Moscú atrás para impartir el vuelo hacia San petersburgo, allí tengo el avión que me está esperando y que me llevará directo a Chicago, dónde los asuntos familiares me están esperando.

...

Hayley Meyer.

Mi pierna impacta contra las costillas de Alessandro, el segundo golpe lo esquiva tumbandome al piso, pero no me quedo ahí muchos tiempo, ya que vuelvo a impactar mi pie contra su pecho empujándolo hacías atrás y le doy otro hasta que cae al suelo y yo encima de él a punto de golpearlo con el puño cerrado.

Tentación Azul 1 ® BORRADOR (PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO) Where stories live. Discover now