Libro 1
ADVERTENCIA, ESTA HISTORIA CONTIENE ESCENAS +18 Y +21 ENTRE OTROS TEMAS.
Nathalie Parson se graduó de maestra y tras unas pequeñas vacaciones encontró trabajo en un colegio no muy lejos de su departamento.
Hunter Meyer viene de una familia...
No me da tiempo de Voltear, porque ya me tiene rodeada con sus brazos y besándome la mejilla.
—Hola, Danielle. —la saluda antes de buscar mis labios. —Hola, maestra.
Sonrío mirando como mi amiga rueda los ojos.
—Bueno yo me voy. —se despide ella. —Quedé de ir al spa con Alex y después llevarlo al bar.
Se va antes de que le podamos decir algo más.
Después de salir de clases Danielle fue por mi trayendome a nuestra cafetería de siempre. Hablábamos de que Damon y ella habían discutido y ni siquiera sabia por qué, ya que no tenían un relación en si.
Me preocupa que se sienta atada a él en cierta manera.
—¿Que haces aquí? —le pregunto cuando lo tengo sentando enfrente. —¿Pasó algo con Ian?
—No, tranquila. —niega. —Él está bien, vine a decirte que quiero que pases el fin de semana conmigo.
—¿En tu casa? Si claro.
—Saldremos de viaje. —dice. —Tu cumpleaños es mañana ¿No?
Entrecierro los ojos.
—El tuyo también. — le recuerdo. —Hunter me encantaría, pero Danielle estaba planeando algo en el bar y no quiero que...
—Cancela, quiero que vengas conmigo. —pide apoyando los codos sobre la mesa. —Anda, te prometo que no te vas arrepentir.
Tomo una bocanada de aire
—Se que no, pero...
—Vamos, solo serán dos días, el domingo por la noche estamos aquí.
Paga la cuenta del café y me toma de la mano para salir del local. Más de una chica que pasa por la calle se le queda viendo y es que es muy atractivo, más cuando se alza el cuello del abrigo.
Me abre la puerta trasera de la camioneta dónde es Fabio ahora quien está al volante. Hacía mucho que no lo miraba, como con Abel, al cual ví la semana pasada cuando llevó a Ian al colegio
Me alegro demasiado que estuviera de vuelta en las clases y no fui la única que saltó de felicidad, ya que Melissa le regaló una pulsera que hace juego con la de ella.
Es tan linda su amistad.
—¿Tu y yo solos?
—¿A quién quieres invitar? —devuelve con una sonrisa. —Ian no puede viajar y se quedará en casa.
Tomo su mano donde en su muñeca resalta un Rolex color negro. Entrelazo sus dedos con los míos apoyando mi cabeza en su hombro.
