Libro 1
ADVERTENCIA, ESTA HISTORIA CONTIENE ESCENAS +18 Y +21 ENTRE OTROS TEMAS.
Nathalie Parson se graduó de maestra y tras unas pequeñas vacaciones encontró trabajo en un colegio no muy lejos de su departamento.
Hunter Meyer viene de una familia...
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Por más que dices odiar a una persona, cuando es parte de tu familia ese odio duele, para unos es difícil aceptar que su destino es morir y para el hijo del Alcalde no es distinto el proceso
Nicholas está apoyado en el barandal del balcón con un trago en la mano. El explosivo en el coche de Harry Prince fue puesto por él, yo mismo se lo dí ya que mi gente lo fabricó.
Tuvo la misma muerte que su ex mujer, justo lo que él quería, pero como digo, el proceso de aceptación no es fácil, al final de cuentas ese hijo de puta era su padre y ahora tiene que mentirle en la cara a sus hermanos guardando un secreto que durará para el resto de su vida
—¿Cómo se lo tomó tu hermana? —indago apoyando una pierna en el escritorio.
—Mal, Andre estaba intentando calmarla. —responde. —Siempre pensé en mi venganza, pero jamás en el dolor que le iba a provocar a mis hermanos.
—Bueno, es tarde para arrepentimientos. —soy claro. —Tarde o temprano lo van a superar. Sin tu padre y con tu hermano al frente de la Alcaldía, la protección estará pareja. Piensa en tu hija, en el futuro que le darás.
Se termina el trago y ambos giramos a la puerta cuando escucho voces. Me encamino a la salida, dónde encuentro a mi madre intentando impedirle el paso a Danielle.
Nathalie no sabe nada.
Cada quien vela por los suyos y yo no quiero que mi mujer se altere.
—¿Qué carajos pasa? —pregunto.
La rubia tiene la cara empapada en lágrimas y es Nicholas quien intenta tomarla, pero ella lo evita.
—Quiero ver a mi amiga... necesito ver a Nathalie. —pide intentando controlar los sollozos. —Porfavor.
—Danielle, escúchame...—su hermano se le vuelve acercar. —Nathalie...
Me paso las manos por el cabello desesperado. La puerta de la habitación dónde está la maestra esta semi abierta, por lo cual si no está dormida, ya escuchó todo.
—Que no pase. —le advierto a mi madre.
Me encamino a la habitación, dónde el genio se me descompone al ver a Nathalie intentando apartar las lágrimas que bajan por sus mejillas. Me acerco rápido a su lado.
—Lo miré en las noticias. —señala el teléfono. —Me necesita, Hunter.
Niego.
—No, a ti te necesitan nuestras hijas y punto. —le beso la frente. —No vas a ponerlas en riesgo, no pienso perder a ninguna de las tres.
Surve su nariz.
—No puedes prohibirme verla...
—No, pero las indicaciones del médico fueron estrictas, cualquier emoción fuerte puede hacer que el parto se adelante y no queremos eso ¿Cierto?
