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Stacey pov

Dos horas han pasado desde que curaron la herida de la pierna y me cambiaron el vendaje, me explicaron que tal vez fue por los bruscos movimientos que hice mientras dormía, de igual forma me explicaron que si quería ir al baño o moverme no lo hiciera sola pues los golpes fueron recientes y aún mi cuerpo esta débil, además de que no podían darme más medicamentos por estas horas y me dolía mucho, es totalmente desesperante este dolor, lloraba y papá me pasaba la mano en modo de soporte pero eso no valía.

La televisión estaba prendida y me entretenía viendo algunas películas, así mi mente se distraía aunque no tanto pues por más que quería la cama era incómoda y era imposible no moverme.

Ya habían traído la comida que me correspondía y no la he comido porque no se ve nada apetitosa quiero algo rico, camarones de kamekonas tal vez pero ya vi que papá no tiene planes de salir de aquí hasta que yo no salga y más luego de mi caída y no creo que llame a algunos de los chicos por un favor porque "necesito descansar" y con Kono o Chin eso seria lo contrario.

- pasame por favor el postre que le pedí a Dano. -dije muriendo de hambre.

- No te lo daré hasta que comas la comida que te han traído, has un esfuerzo pruebala, pero sino no te comerás el postre. -dijo papá muy serio.

- Se ve fatal, no me llama la atención, quiero comida de kamekonas u otra cosa, pero eso no.

- Cariño te gusta el pollo asado sino quieres lo demás esta bien pero al menos come eso con el jugo y luego te doy el postre que trajo de Dano, ¿quieres?

- por favor dile a Kamekonas que mañana quiero algo especial no está cosa, me quedaré con toda el hambre el pollo se ve horrible y lo demás ni se diga, esto no es apetitoso. -dije poniendo mala cara.

- Te ayudaré para que no hagas tanto esfuerzo.

- ¿me darás la comida en la boca? -dije riendo.

- Sí, eso haré.

Y se paró para ir por la bandeja donde estaba el dichoso pollo con vegetales al vapor y un poco de puré de papas, también había un pequeño mini bowl de ensalada de frutas que me lo comería con las malasadas que trajo el tío Danny y un jugo de lata del sabor que más detesto.

Papá me dió solamente la porción de pollo, pues por más que intento no me comí lo demás y realmente solo espero que pasen los minutos para comer las malasadas con la ensalada de frutas.

- Quiero ir al baño. -dije ya que no podía moverme sola.

Papá se paró de su asiento me ayudó y luego caminamos algunos pasos muy despacio hasta llegar al baño, cada maldito paso dolía como nunca y todavía faltaban treinta minutos para la próxima medicación y el tiempo que tome el efecto son casi veinte minutos.

- puedes dejarme, no voy a caerme hay barras, espérame en la puerta.

- Es lo que iba a hacer, ¿por quién me tomas?, no soy tan mal enfermero. -dijo riendo.

- No me hagas reír que me duele más. -dije riendo pero casi llorando del dolor.

Entre al baño, hice mis necesidades y mientras me lavaba las manos me vi por primera vez en el espejo y me veo fatal, parezco un monstruo rubio, no dejaría que nadie me viera así, mientras me miraba lloraba y de parecer una Barbie ahora parezco la hija de Frankestein.

- ¿Stace estas bien? - pregunto papá del otro lado de la puerta.

- Si, ya salgo. - dije limpiandome las lágrimas.

Salí y papá volvió a ayudarme, pero esta vez me costaba caminar más así que íbamos mucho más lento hasta que por fin llegamos y le pedí sentarme en la cama por un momento y así lo hicimos, me sentía muy cansada  como si hubiéramos caminado cinco kilómetros por lo que no duré muchos minutos sentada y papá volvió a acostarme y luego apagó el aire y bajo el volumen de la televisión.

- ¿por eso me miraste tan raro verdad? -le pregunté sensible.

- ¿De qué hablas princesa?

- No me había visto en el espejo hasta ahora y me veo horrible. -dije llorando.

- Escucha preciosa, si te mire así no fue porque te ves horrible sino porque ese idiota te maltrató y ni siquiera yo he recibido esos golpes, sigues siendo bella y me da igual porque te sigo amando.

-dijo que lo hizo porque me atreví a golpearlo y que debía morir.

- Cariño no pienses en eso, ¿si?, ¿quieres tú teléfono?

- No, ahora no, solo quiero ir a mi casa.

- ¿por qué no descansas un momento?, te ves cansada.

- Si, pero no me dejes sola.

- No voy a dejarte, estaré aquí, me acostaria a tu lado pero luego te dolerá más el cuerpo.

Acerco su silla lo más que pudo, me dió una mano y con la otra peinaba mi cabello para que me diera sueño más rápido, siempre ha funcionado.

Cerré los ojos unos minutos y creo que me quedé dormida pero desperté porque alguien me estaba tocando.

- Disculpa, es hora de tu medicación. -dijo el Doctor que me atendía.

- Por fin. -dije asueñada.

- ¿Te sientes cansada?, ¿tienes dolor de cabeza?, ¿escalofríos?. -me pregunto el médico tocando mi frente.

- Solo cansancio, caminé un poco para ir al baño y luego me sentí muy cansada. - le explicaba.

- ¿te comiste toda la cena?

- No. - dijo papá - sólo la carne y en unos minutos le daré un postre con la ensalada de frutas.

- El cansancio viene por la deshidratacion, no has comido bien y hoy perdiste mucha sangre casi al punto en el que íbamos a tener que hacerte una transfusión de emergencia,  ya que no cenaste y te sientes así tomaré la medida de indicarte sueros hidratantes por hoy, mañana debes hacer un esfuerzo y comerte todo.

- No le gusta la comida de aquí, ¿podría yo traerle alguna otra?

- No está permitido en el centro y no es lo recomendable, además de que por ahora necesito que coma lo suficiente y comidas que aporten grandes valores nutricionales por la gran pérdida de sangre igual cuando este en casa pero esas medidas se la daré más adelante.

- Ya escuchaste linda, te guste o no tendrás que comertela. - dijo papá

- ¡que emoción! -dije de forma sarcástica

- Te perdonaré esta noche el postre y te mandaré dos litros de suero con alguna enfermera y te tomarás uno de inmediato y otro en dos o tres horas, vendré mañana a primera hora y si sucede algo comandante no dude en llamar a algún enfermero, buena noches. -dijo el Doctor saliendo.

- Gracias Doctor. -dijo papá

- Gracias. -dije sonriendo.

...

La hija de Steve McgarrettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora