39

318 9 2
                                    

Steve Pov

Damas y Caballeros les habla su capitán, en estos momentos estamos iniciando el rodaje de nuestro vuelo con destino a Nueva York les informamos que el mismo durará 10 horas con 28 minutos y tendremos varias turbulencias, les pedimos que por favor presten atención a todas del avión y luego nos acomodamos.

Aun no podía creer que Stacey se quedaría varios meses en Nueva York sola y eso me preocupaba bastante, sus tíos no están cerca, yo mucho menos y es algo que como padre me aterra.

Quería saber el motivo de todo esto, porque a veces siento como si Stacey tuviera dos vidas y una de ellas es completamente desconocida para mí.

El avión ya iba a despegar y aunque estábamos en primera clase, aún no podíamos reclinar los asientos de la aeronave por seguridad.

El despegue fue algo tranquilo y cuando llegamos a la altitud de crucero nos informaron que ya sí podíamos acomodar las camas a nuestro gusto, pero Stacey al parecer estaba en el quinto sueño, pero conversariamos al despertar.

Seis horas después Stacey había despertado, yo sin embargo no pude cerrar un ojo porque quería ver mi hija lo suficiente, quería guardar una imagen en mi memoria de como dormía y escuchar sus leves ronquidos, tocar su mano cuando tenia algunos espasmos y besar su cabello de vez en cuando.

- ¡Hola Bella Durmiente! - le saludé despacio.

- ¿Qué tanto dormí? - preguntó confundida.

- Seis horas para ser exactos.

- Demonios, siento que dormí quince horas. - dijo restregando sus ojitos verdes. - Iré al baño, ya vuelvo.

- ¿Te pido algo de comer mientras regresas? - pregunté.

- no, no tengo hambre. - respondió y se fue.

Al volver del baño Stacey se sentó, miró todo el panorama y luego reclinó su asiento como si fuese una cama y se volvió a acostar.

El avión tembló y Stace se asustó tanto se cambió a mi "cama" y me abrazó muy fuerte.

- Tranquila cariño, es solo una turbulencia. - le dije acariciando su cabello. Nada va a sucedernos, dije peinando su cabeza.

La alarma del cinturón se encendió y tuve que enviar a Stacey a su asiento y distraerla hablando de otros temas.

Treinta minutos después por fin volvió la calma luego de tantas turbulencias, al parecer había mal tiempo en el espacio aéreo donde nos encontrábamos.

- ¿Entonces vas hablarme de aquel chico? - pregunté ya que había surgido el tema.

- Ah, es solo Pratt nos conocimos gracias a Ashton y mantuvimos una relación únicamente para temas sexuales sin que nadie sepa, algo íntimo y de una noche o varios minutos todo dependía el lugar. - respondió abiertamente y no la juzgo, yo a su edad también hice esas cosas.

- Entiendo, ¿pero jamás pensaste que repetir tanto con una persona causaría apego y enamoramiento aún sin querer? -pregunté curioso.

- Realmente no, no lo ví de esa forma hasta nuestro último encuentro que sería "la última vez que haríamos algo asi", entonces lo extrañé y me di cuenta que lo quería pero mi orgullo es un poco más fuerte y menos mal el vino a intentar arreglar las cosas.

- ¿te das cuenta de cuantas cosas podemos perder por orgullo?

- ¡Tal vez! - respondió. - Pero también podemos ganar gracias al orgullo, sino no estuviese aquí y seguiría siendo una rescatista mas y "buscando problemas". - dijo ofendida y realmente al parecer la había dolido la acción de Danno.

- Ven aquí. - le dije. - Sé que realmente te afecto mucho lo que dijo Danny, pero a veces aunque hagamos ciertas cosas por orgullo, no debemos olvidar que también la hacemos por nosotros y que para bien o mal nosotros hacemos si vale la pena o no, hacemos que nos guste o no; o incluso lo volvemos prioridad o no, porque te conozco y sé cuanto amas ser rescatista y sé que ese amor va por encima de las ciencias políticas y negocios internacionales.

- Sí, ser rescatista va arriba por mucho, pero no quita que también esta sea mi realidad y que debía cumplir con el acuerdo para la estúpida escuela, aunque al menos conoceré otra ciudad. - dijo suspirando.

- ¿Del 1 al 10 cuanto lo deseas? - pregunté interesado.

- Sinceramente 6. - respondió.

- ¿por qué no lo hablaste conmigo antes? - pregunté tomando su cabello. - pudimos buscar otras opciones, no quiero que parezca que estas obligada a hacer esto, sino que lo hagas porque quieres.

- Tenía que hacerlo sí o sí y lo sabes. - dijo mirándome y dándome un abrazo y por su tono de voz se que estaba triste.

- Hagamos un trato: toma estos días para evaluar si realmente te gusta, si te llama la atención, si está universidad te interesa, conoce más personas y toma la semana de adaptación, y todos los días escríbeme un reporte real de como te fue, no lo disfraces, sé lo más sincera posible y si realmente no te gusta, vendré a buscarte y nos iremos a casa. - dije tomando su mano. - ¿que dices?.

- Está bien. - dijo resignada.

- No, no te resignes, porque no hay necesidad, sólo prométeme que serás real, que si no te gusta no te vas a quedar, ¿lo prometes?

- Sí. - dijo un poco más animada.

- ¿tienes hambre?

- Un poco, pero no quiero nada de lo que está en el menú, prefiero esperar a llegar, dormiré un rato más. - y se acostó en su lado.

Tengo que buscar la alternativa en caso de que no le guste Nueva York, sabía perfectamente que no estaba a gusto, se notaba que se sentía forzada hacerlo y no sólo influía lo de Danno también la "gran" directora que se gasta el exceltisimo colegio de élite.

Pero tampoco me ayuda que ella no pida ayuda y quien se lleva la peor parte es ella, y me hace sentir pésimo que tal vez no haya cultivado una confianza directa con ella que me diga como se encuentra o cuando algo le molesta o no se siente bien.

Duré días triste asimilando que una chica le hacía bulling y yo jamás me hubiese enterado, si en su escuela no me muestran los videos, aunque me molesta mucho más el hecho de que no me hayan citado a tiempo para evitar que el acoso siguiera pasando.

Pero ya veo el porqué, Stacey era su mejor estudiante, participaba en actividades importantes, representaba la escuela de varias formas y al parecer ni podían darse el lujo de perderla, sin embargo mi hija estaba sufriendo y al menos me conforma que aún tenga amigos y comparta y socialice con ellos porque ni siquiera eso tenía en la escuela desde que Ashton y Pratt se graduaron.

Aun quedaban varias horas de vuelo, así que pedí un poco de alguna bebida alcohólica y  pensé en como ser el protector que mi hija necesita y estar ahí para ella en todo momento.

...




La hija de Steve McgarrettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora