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Si no podía en contra de la causa, no me quedaba de otra que unirme a ella, pero no podía dejarle saber a Ash que se había salido con la suya, así que simplemente me sitúe en una zona donde pocos me veían y así casi nadie notaría mi presencia, pues tampoco quería que vieran como había roto mi "orgullo" y promesa de no ir a apoyarlo.

Me puse unos pantalones ajustados, unos tenis altos y como seria entre una de las montañas más altas de Hawai, me puse una blusa manga larga.

Eran las once y quince y  papá estaba durmiendo, así que no tuve problema alguno para escapar, aunque debía tener sumo cuidado con el ruido pues papá tenía el sueño ligero y podría despertar, aunque llevo haciendo esto casi tres años y aún gracias a Dios no
Se ha enterado.

Pasé por una de las "casas de seguridad" del padre de Ashton y tomé uno de los tres saltamontes que se encontraban allí  ya que lo tenía permitido y de hecho tomé la que Ashton me había "regalado" para salir juntos y para que yo también participara en algunos torneos.

Me dirigí a kawaikini lugar donde se celebraría la maldita "carrera de la muerte", quien llegase primero obviamente ganaría, pero  eso no sería nada fácil, además de que es una de las montañas más peligrosas en todo Hawaii.

Como era de esperarse los espectadores debían pagar quince dólares para poder ser transportados al área donde la carrera iniciaría y luego debían pagar quince dólares más para bajar, quince dólares por bebidas no alcohólicas y treinta dólares por medio six pack de latas, también vendían otras cosas de las cuales Ashton nunca me dejó probar.

Como venia en mi propio vehículo y no me situaría en el mismo lugar que los demás, subí por otro lado y tenía una buena vista para cuando inicie la carrera.

Mis nervios estaban de punta, no podía soportalo si algo le llegara a pasar, pero si no le pasaba nada me sentiría feliz y debía aceptar que nada a partir de ese punto sería igual.

La carrera empezó con normalidad y cada vez la tensión aumentaba más y más, de repente se empezaron a escuchar disparos y la gente se alteró.

El saltó un tramo de una montaña y mientras estaba en el aire una bala le alcanzó el costado y casi se cae por un barranco.

Acelere lo más que pude y aún con disparos por todo el lugar, no me importó hasta llegar donde el se encontraba.

Bajé rápidamente de la motocicleta y me tiré hasta donde él estaba.

- ¡Hey mírame!. - le dije algo nerviosa y le empece a quitar el casco.

- ¡tenías razón! - dijo tocando mi cabello y sonriéndome sin fuerzas.

- Escucha foxie de mala muerte, aleja tus manos de él. - dijo su novia llegando.

- Déjame al menos estabilizarlo. - dije con algunas lágrimas en los ojos.

- No, lo haré yo - empezó a gritar y yo lo solté mirándolo por última vez  y le susurre que estaría bien, aunque lo dije más para mí misma que para él.

- Déjala a ella. - le pidió despacio y casi inaudible.

- Bien, como quieras, que lo haga ella. - dijo y luego más disparos se escuchaban y su novia se asustó. - como ella se quedará contigo me iré, te veo en el hospital, la ambulancia ya viene, ella que vaya contigo. - dijo desentendiendose del problema y "robando mi motocicleta".

- Apretare algo fuerte. - le dije para que no se lleve la sorpresa

Le aprete como le había dicho y soltó un gran grito de dolor y era entendible, pero al menos la hemorragia se iba a detener algunos minutos, él estaba sudando y estaba algo pálido.

- Se fuerte, la ayuda ya viene. - le dije peinando su cabello, mientras mis manos temblaban.

- Te quiero, mírame, voy a estar buen gracias a tí. - dijo, pero casi no podía pronunciar sus palabras.

- No me dejes. - le dije llorando y luego la sirena empezó a escucharse.

Los paramedicos habían llegado y dijeron que como estaba medio estabilizado aguantaría un poco más al bajar la montaña y llegar al hospital, me monté con ellos y fuimos al hospital más cercano, aún se veían gente corriendo en sentido contrario por las lomas, pero al menos los disparos habían cesado.

Casi veinte minutos después habíamos llegado al hospital y se lo llevaron al quirofano corriendo y ya no pude aguantarlo más y me desplome.

Era un dolor muy grande, estaba perdiendo a una de las personas más especiales de mi vida, mi único primo estaba muriendo y yo no podía hacer nada por él, me sentía triste e inútil.

Los vi llegar y ni siquiera me importó que estuvieran aquí, me quedé en el mismo lugar donde me encontraba, la puerta del quirofano esperando que alguien me conteste.

Al menos no notaron que yo estaba aquí, aunque eso me tenía sin cuidado, aún tenía las manos llenas de sangre y de seguro tengo los ojos hinchados de tanto llorar.

Steve pov

Recibimos una llamada de un tiroteo en una carrera ilegal y de inmediato fuimos a dar la asistencia, gente alborotada en su mayoría eran adolescentes y jóvenes no mayores a treinta años.

Les hicimos varias preguntas y todos estaban en shock, aunque agradecían estar vivos, dicen que la carrera iba a mitad y luego se desataron varios disparos que dejaron a tres muertos y veinte heridos.

Konno, Chin y Maxx se quedaron en las montañas Danno y fuimos al hospital, a  entrevistar a parte de los heridos.

Ya habíamos entrevistado a la mayoría y los que faltaban estaban en el quirofano, íbamos a tomar asiento pero una joven con las manos llenas de sangre sentada en la puerta del quirofano nos llamó la atención.

Mientras nos acercábamos podíamos ver sus manos temblar y escuchar que estaba llorando, aunque se notaba que le costaba respirar.

- ¡Hey soy el Detective Mcgarrett! - dije acercándome a ella y cuando levantó la cabeza vi que era Stace. - ¿Stace estás bien? - le pregunté ya que parecía que se estaba asfixiando y me preocupe.

- Yo, él, él estará bien, yo, yo. - decía ella nerviosa y la abracé.

- Danno llama a una enfermera, no puede respirar. - dije viendo como se ponía roja y sus manos temblaban. - shhhh, estoy aquí, cálmate, ¿sí? - dije besando su frente.

Un médico y una enfermera llegaron y la estaban viendo, pero ella se desmayo  y le pusieron una intravenosa con un relajante, al parecer le dió un ataque de nervios y dijeron la habían visto ahí desde que llegó pero se negó a recibir ayuda.

Al parecer fue a la carrera, era consciente de que a veces salía en las madrugadas con sus amigos y lo dejaba pasar pues es algo que cualquier adolescente haría, pero jamás espere que fuera a esta clase de actividades.

Las carreras ilegales o el boxeo ilegal aquí en Hawaii no es tan común, por eso lo dejé pasar, aquí por lo general se reúnen para hacer pijamadas o fogatas en la playa mientras beben unas que otras cervezas, o en temporadas donde no había altas tasas de tiburones hacían carreras de natación o surfeaban en la noche.

Pero ya veo que no era lo que Stace hacía.

...




La hija de Steve McgarrettWhere stories live. Discover now