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Gracias al cielo habíamos aterrizado y por fin podría descansar del estúpido castaño que se pasó molestandome en el vuelo.

Había hecho todo el procedimiento y por ende tenia que recoger mis maletas que reconozco desde lejos por su color tan peculiar y un  listón que le había puesto a modo de identificación en caso de que alguien tenga una igual, (cosa que dudo), pero uno nunca sabe.

Tomé la maleta y me dirigí a la salida para buscar a papá que según lo acordado me esperaría para ir a casa, en lugar de tomar un taxi.

- ¡hasta luego barbie surfista! - me dijo el idiota que le toco a mi lado y luego tomó un camino contrario al mío, por lo menos.

- ¡ojalá no volver a verte nunca! - dije en bajo y luego le sonreí de forma hipócrita.

Llegué a mi salida correspondiente y me puse triste al no ver a papá, pues tenía muchas ganas de verlo pero no estaba aquí.

Alguien tocó mi brazo y con lo molesta que estaba iba a contestarle de mala manera, hasta que me fijé que era mi amado papito.

- ¡Hola cariño!, ¡cuanto sin verte! - dijo papá abrazándome. - ¡te extrañé mucho! - dijo besando mi cabeza.

- ¡yo igual a tí! - dije llorando de la emoción, aunque eso no quitaba que aún seguía algo enojada.

- ¡Bien pequeña, es hora de volver a casa! - dijo él tomando mi maleta.

De camino a los parqueos vimos al tío Danny junto a Grace y decidimos saludarlos, quienes al verme se pusieron muy feliz en especial Grace.

- ¿Por qué no me dijiste que venías? - le pregunto papá, pues se le hizo raro verlo aquí y se nota que no estaban aquí por mi.

- Porque no tengo que decirte todo. - dijo este sonriendole de forma hipócrita y como si fuera obvio.

- De acuerdo, lo decía porque así tal vez nos hubiésemos coordinado para venir juntos. - dijo papá

- ¿y que conduzcas mi auto?, no gracias. - respondió Danno

Y Grace y yo reíamos por tal escena.

- ¡como digas Danno!, ¿Qué te trae por aquí?

- Es mi sobrino, se mudará conmigo una temporada y pasé a recogerlo. -dijo este de forma neutra.

- ¡papá!, ¿podemos irnos?, estoy algo cansada. - dije interrumpiendo su conversación, aunque sería bueno conocer el sobrino del tío Danny, tal vez sea lindo.

- Danno, Gracie fue bueno verlos, nos vemos. - dijo papá.

- De acuerdo, cuídense y no hagas alguna estupidez que tu hija acaba de llegar a casa. - dijo este y cada cual retomó su camino.

Me monté en la camioneta, pero antes dejé mi mochila en el asiento de atrás y papá había puesto la maleta también en el asiento de atrás porque según él, el material de la maleta por la gran exposición al sol podría deteriorarse.

- ¿Qué tal el viaje? - me preguntó encendiendo la camioneta.

Y de solo pensarlo me estoy enfadando de nuevo, el vuelo pudo ser una maravilla si ese chico no se hubiese sentado junto a mi.

- Un chico estúpido se tomó la atribución de molestarme el viaje entero haciéndome preguntas idiotas y no me dejó dormir, ni ver mi película en paz. - dije bufando.

- ¿mal vuelo, entonces? - preguntó el queriendo saber algo más.

- Tal vez, aunque no hubo muchas turbulencias y el desayuno estuvo delicioso. - dije recordando otras cosas del viaje. - Además de que la tripulante de cabina nos dió un gran servicio y se nota que le gusta su trabajo. - ¿Qué tal tú?, ¿Qué hiciste en mi ausencia? - le pregunté algo interesada

- Bueno trabaje algunos pendientes, además de trabajar hasta tarde pues tu ausencia se sintió mucho y la casa se sentía algo sola, así que me quedaba hasta muy tarde en el cuartel y luego iba a casa. - dijo sereno. - ¡Te extrañé mucho Stace! - dijo algo sentimental

- ¡yo igual papá! - dije mirándolo

- ¿tienes hambre? - me preguntó.

- No, pero puedo aceptar alguna bebida refrescante. - dije sonriendo. - Acabo de llegar y ya tengo calor. - dije riendo.

- Sí, sabes que estás fechas son más calurosas que las demás.

Minutos después nos pasamos en un pequeño kiosco de Tizanas frías y helados artesanales.

- ¡Aloha! - dijo una chica con una linda sonrisa y tenía más o menos mi edad. - ¿Cómo puedo servirles? - dijo sin dejar de reír.

- Bueno yo quisiera por favor un tarro grande de helado de coco para llevar, una tizana de sandía con limón y un sorbete de limón. - dije con la misma sonrisa.

- Bien,  ¿para el caballero?. - Le pregunto a papá.

- Un helado de piña con crema de coco. - dijo este.

- De acuerdo, pueden tomar asiento y en un momento les entrego sus pedidos. - dijo sonriendo.

El negocio es bastante famoso, venían algunos turistas y tenían buen servicio, además de con este calor la gente siempre desea refrescarse y aquí puede encontrar todo tipo de bebidas con alcohol y sin alcohol, tizanas, jugos, helados... a un buen precio y sobretodo delicioso.

Papá y yo conversábamos mientras traían nuestro pedido y el se veía algo cansado, tal vez por lo que me dijo de que llegaba tarde a casa, pero no me fío mucho tal vez sea algo más y me lo esté ocultando, le pregunté después a Danno.

- ¿Qué se siente estar de vuelta?. - dijo papá riendo.

- Bien, me gusta estar de vuelta esta isla es lo máximo y no se compara con nada en los Angeles.

- Me alegra que digas eso, tenía miedo de que por alguna razón quisieras quedarte y no volver.

- y perderme tu peleas con el tío Danno, las malasadas, los camarones de Kamekonas, los chistes de Chin, ir a surfear con Kono, mi equipo de Salvavidas, jamás. - dije riendo. - no cambiaría esto por nada, créeme y fíjate que me trataron bastante bien como si no quisieran que me fuera.

- un helado de piña con crema de coco para el caballero, la tizana rosada para la dama y cuando se vayan pueden recoger el tarro de helado. - dijo ahora un chico un poco más mayor, pero con la misma carisma que la chica.

- Gracias. - dijimos al mismo tiempo. - Disculpa, ¿puedes agregar a nuestro pedido también un tarro mediano de helado de piña con crema de coco?. - dije sonriendo.

- ¡Claro! - dijo el chico y se fue.

- ¿tanta falta te hizo el helado? - preguntó papá burlándose.

- No, comía casi todos los días, es solo que no tienen los mismos sabores y me hacía falta recordar algo de la isla. - dije explicándole

- Entiendo, ¿quieres algo más? - dijo mirándome.

- ¿podríamos llevar agua de coco? - pregunté.

- Sí, así dejas de comprar refrescos. - dijo mirándome y yo sólo hice un ademán con los hombros y puse cara de inocente.

- Te conozco y sé que bebiste más refrescos y jugos que agua y eso no es bueno. - dijo ahora más estricto.

- No me gusta mucho el agua y lo sabes.

- pero hay bebidas menos dañinas que refrescos.

- ¡no te enojes Steven! - dije bromeando en tono inocente.

- ¡no me hagas enojar Stacey! -dijo guiñandome un ojo.

Luego pasamos por el área de caja y nos dieron las demás cosas que pedimos e hizo un total de quince dólares con veinte centavos y papá pagó, y yo les dejé a los chicos algo de propina por el buen servicio.

-¡Gracias por complacerme!. - le dije dándole un beso

- ¡Lo haré siempre que pueda! - dijo dándome un beso y luego tomamos camino a casa

...

La hija de Steve McgarrettHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin