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Cuatro días después ya estaba en casa, usaba unas muletas para moverme solo para ir al baño, ya que por ahora no podía hacer más nada y tenía una licencia escolar hasta el lunes.

La herida iba bien, no volvió a sangrar pero me pusieron las muletas para que no haga tanto esfuerzo al caminar y la herida se abra y haya que coserme por tercera vez.

Papá ha estado aquí estos días y me ha atendido muy bien, aunque más exigente a las horas de la comida, estoy en su habitación ya que es más cómoda y amplia para moverme además de que me da miedo volver a dormir sola y el con gusto me ha aceptado aquí.

El tío Danny ha venido con Grace estos días y me ha hecho feliz verla, le prometí ir por un helado en los próximos dias y espero cumplirle.
Kamekonas es el mejor, me ha mandado algunas comida de su menú y aunque se supone que no debo comerlas tanto, me da igual porque son una delicia en comparación de la comida de la "dieta" que tengo que llevar estos días.

Kono y Chin vinieron a visitarme y también la pasé genial junto a ellos, los amo y ya quiero sentirme mejor para ir a surfear con Kono, en su momento ella fue una estrella y muchas veces le pido algunos consejos.

Estos días en casa son completamente aburridos, no hago nada solo ver películas y usar el teléfono para hablar con mis amigos, los cuales prometieron visitarme hoy luego del voluntariado.

- ¡Stace!, el desayuno está listo te ayudaré a cambiarte y cepillarte para que bajemos a que lo comas y luego iremos al cuartel. -dijo papá sonriente.

Aunque él no lo admita, si extrañó su trabajo de ir a tiempo completo no yendo varias veces al día para no dejarme sola, una porque no podía hacer muchas cosas de forma autónoma y dos por mi seguridad pero es absurdo ya que casi siempre estoy sola aquí.

- ¡Está bien! - dije algo triste.

-  Oye no estés así, estaré contigo y puedes hacerlo sin medicamentos eres muy fuerte. - dijo abrazándome.

- ¡como digas! - dije no muy convencida.

Me fuí a bañar con una silla en el baño ya que no podía durar tanto de pie, aunque si podía mojarme un poco la pierna y usar pantalones largos.

Las heridas de la cara iban cicatrizando
y era algo bueno, porque sino parecía que iba a salir en el video de thriller de Michael Jackson.

- ¡Stace cuando vayas a bajar me informas! - dijo papá del otro lado de la puerta.

- Está bien.

- Escogí algo de ropa para tí, así no caminas tanto.

- De acuerdo, ya casi salgo.

Tres minutos después salí del baño y vi la ropa que papá había escogido para mí, así que me la puse aunque a decir verdad no quería ponérmela.

El outfit consistía en un short, una blusa roja sin mangas, unos converse blancos y un reloj ya que me gustan mucho.

Dejé mi cabello suelto y me miré un buen rato al espejo y recordaba todo lo que había pasado y era imposible no dejar de llorar.

Me limpié las lágrimas y salí de su habitación hasta la mía, al entrar busqué los cigarros pero no los encontré así que me quedé un momento más mirando que mi habitación necesita un cambio.

- ¿buscabas algo? - dijo papá asustandome.

- Ah no, sólo miraba que quiero cambiar algunas cosas. - dije aún mirando mi habitación rosada y ya entiendo porque a Grace le gusta tanto.

- ¿Estás lista?

- ¡Creo que sí!

- Pues andando.

Dejé las muletas a un lado de las escaleras, y bajé apoyada a papá, no me dolió en absoluto pues no hice ningún esfuerzo pero al llegar al último escalón y esperar a qué papá suba por las maletas sentí un pequeño y doloroso calambre.

- ¡Aquí están las muletas! - dijo besándome la cabeza.

- ¿no me tocan los calmantes? - pregunté ya que me estaba doliendo un poco.

- Cariño, no puedes depender de los calmantes, hagamos un ejercicio de respiración y relájate, te guardé tu desayuno favorito eso también ayuda. -dijo sonriente.

- ¡Está bien! - dije ya que vi que no tiene intenciones de darme los medicamentos.

Me senté en la mesa y me comí el desayuno, aunque dejé casi la mitad porque Steven "exagerado" Mcgarrett hizo un montón de desayuno.

- Casi no comiste, ¿tan mal estaba? -dijo un poco dolido.

- Sí lo hice, solo que me hechaste el triple de lo que suelo comer.

- El Doctor dijo que debes alimentarte bien.

- Pero no en esas cantidades.

- Da igual, iré a buscar algo arriba y nos vamos, ¿sí? - dijo besándome.

Nunca ha sido tan cariñoso, pero estos días me ha dado todo el amor que no me ha dado en todos mis años de vida.

- Está bien.

Subió y como en dos minutos bajó con mi mochila.

- ¿por qué llevas mi mochila? - pregunté sonriendo.

- Te quedarás en mi oficina haciendo las tareas, además de que te llevare algunas meriendas y otras cosas para que te entretengas.

- No tengo cinco años, ¿Sabes?, no soy Grace. - dije sintiéndome una niña de preescolar.

- Lo sé, sólo que debo encargarme de que estés algo ocupada mientras trabajo, no te pongas así.

- okay.

Salimos y ya me sentía un poco más práctica con las muletas aunque tenía ganas de soltarlas pues me hacen sentir una inútil, él me ayudó a montarme en el vehículo, luego puso las muletas atrás junto a la mochila y nos dirigimos al cuartel.

Antes me emocionaba ir al cuartel, pero ahora no, todos me iban a mirar extraño, además de que no podré ir de oficina en oficina como me gusta, ni podré usar la pantalla para poner música mientras los cinco cero no están.

- oye linda llegamos. - me informó papá pues fui el camino entero con los ojos cerrados para relejar mi cuerpo ya que la camioneta es un poco incómoda y me duele un poco la herida.

...

La hija de Steve McgarrettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora