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Steve Pov

- ¡Buenos días! - dijo Stacey al bajar de su habitación.

- ¡Hola cariño!. - la saludé de igual forma. - ¿dormiste bien? - pregunté.

- Sí, excelente diría yo. -respondió sonriendo. - ¿Qué tal tú?

- ¡Muy bien! - le respondí de la misma manera.

- ¡Me alegra escuchar eso! - dijo dándome un abrazo.

- ¡Ven vamos a desayunar! - indique.

- ¡De hecho voy tarde! - dijo, pero no era cierto faltaba una hora y diez minutos para que iniciara su jornada.

- ¡No me gustan las mentiras, conozco el horario de tu jornada y aun queda bastante tiempo! - dije pidiendo una explicación.

- ¡Disculpa, pensé que era más tarde! - dijo mirando su reloj.

- y de ninguna forma ibas a dejar que te fueras sin desayunar y no bromeo, has perdido varias libras sin contar de lo riesgoso que es lo que haces y necesitas estar bien alimentada. - dije a modo de sermón.

- Entendido Sr. Mcgarrett. - contestó algo fastidiada.

- Sé que a veces te molesta que haga estas cosas o te insista, pero quiero verte bien, quiero que estés sana y es mi deber como padre ayudarte. - le dije. - cuando pasó lo de tu amigo no te apoyé lo suficiente y mira algunas de las consecuencias y no permitiré algo así de nuevo. - Le dije ahora un poco más suave.

- No lo pasé sola, tu estuviste allí en todo momento y aunque no lo creas si me animabas aún cuando yo no quería salir de mí habitación, jamás me había dolido tanto como lo de Ashton y no sabía como lidiar con ello, soy igual que tú, aveces me cuesta pedir ayuda y no sé cómo afrontar las cosas con alguien apoyándome.

Le pasé el batido multivitaminico de frutas que había hecho para ella, mientras compraba algunas cosas que faltaban para que mejorará su alimentación.

Se notaba lo decaída que estaba, tenía ojeras, su uniforme un poco más ancho, estaba más pálida de lo normal aún ella tomando bastante sol y ya no sonreía con tanta frecuencia.

- Quiero estar lo más cerca de tí posible y cambiarán algunas cosas del juego. - aseguré.

- Por cierto, muy rico batido. - dijo bebiendoselo casi todo.

- Todavía queda. - demande.

- Ya no quiero más. - respondió. - Por cierto y casi lo olvido hay una mini competencia acuática esta semana y quería saber si me autoriza participar.

- No, no puedes por tu oído, pero en dos semanas podrás. - dije cruzando los brazos. - Lo más cercano a actividades deportivas es voleibol de playa. - le sugerí ya que ella también sabe jugar y participó en algunos torneos.

- Pues entonces en las carreras en motocross intramontañosas. - sugirió. - Son completamente legales. - añadió de forma rápida.

Y me parecía extraño que quiera hacer estas actividades por amor al arte, ya que ella ultimamente se ha dedicado al  surfeo y al rescate, aunque no debe contarse como deporte.

- En esas ni pienses que voy a dejarte, no me gusta que te expongas tanto al peligro jugando con más personas tramposas y que luego pueden herirte. - me negué.

- ¿y si te lo pido como regalo de cumpleaños? - trató de chantajearme

- No, pide otra cosa menos eso.

- Pues no deseo nada. - suspiró rendida. - Pues amueblar mi habitación con un televisor, un aire acondicionado y algunos accesorios nuevos. - me dijo algo conforme.

- Ese no es un regalo, iba hacer eso de todas formas. - dije porque días atrás me pidió ayuda para hacerlo juntos.

- Pues no sé. - dijo decaída. - Ah, podrías hablar con mi abuelo para que te diga dónde tiene a Ashton.

- ¿Sabes? - dije. - me encargaré yo de tu regalo. - Pero puedes ir esta semana a ver las actividades de la competencia, sin entrar al agua o mojarte el oído, pero anímate a participar en el voleibol de playa.

- No, no te preocupes por mi regalo, de igual forma ya me diste permiso para hacer alguna actividad y con eso basta. - dijo. - Creo que ahora si voy un poco tarde, cuídate Mcgarrett, no hagas desorden y trata de no hacer muchos esfuerzos. - me abrazó y se fue.

- Toma. - dije dándole un paquete de galletas de mantequillas de merienda. - Cuídate también y ten un buen día.

- ¡Gracias! - Salió y se fue caminando hacia donde la recoge su autobús.

Suspiré y ahora debo concentrarme en que regalarle de cumpleaños, ella siempre pedía permisos de hacer algunas cosas o ir a algún parque, pero ahora debo en hacer algo distinto.

Así que tomé mis cosas y fuí al Palacio para pensar mejor en lo que le regalaría, ella se merece muchas cosas por la gran persona que es y además de que debe ser doble regalo porque aunque ella se negó a graduarse también había acabado la escuela.

Al llegar al palacio saludé a todos y me fuí a mi despacho, Danny aún no llegaba y mientras tanto me libro del sermón de: ¿por qué estás aquí cuando debes estar en reposo?.

Mientras encendía la computadora recibí la llamada de un número desconocido, pensé en si tomar la llamada o no y en el último timbre la tomé.

- ¡Buenos días! - saludaron al otro. - ¿habla el Sr. Steven Mcgarrett? - preguntaron.

- ¡Buenos días! - devolví el saludo. - Sí, así es, soy Steve. - le respondí. - ¿con quién tengo el gusto?

- Hablamos de la escuela de la Joven Stacey Mcgarrett para tener una reunión con usted, esta tarde. - dijo la mujer que hablaba conmigo.

- De acuerdo, ¿me podría indicar el motivo de la reunión? - pregunté, ya que  Stace había culminado el ciclo escolar y se graduaria.

- Realmente eso no me lo explicaron, pero ya que está de acuerdo, tiene la cita para hoy en la tarde con la directora, pero si tiene tiempo ahora puede pasar por nuestras instalaciones.

- Pues pasare en un momento. - dije para que le avisara a la directora.

- De acuerdo, muchas gracias. - dijo y colgó.

Salí de mí despacho y fuí a mi camioneta a la dichosa reunión,  saliendo del palacio me encontré justamente con Danno viniendo hacia acá con su sobrino.

- ¿tú que hacías aquí? - fue lo primero que me preguntó.

- Venía a hablar contigo sobre algo, pero tengo una reunión en la escuela de Stacey. - respondí explicándole antes de que se altere.

- ¿y eso? - preguntó extrañado porqué se supone que ya Stace había terminado la escuela.

- La directora me citó y no me explicaron el motivo. - respondí. - Al parecer es urgente.

- Pues me temo que iré contigo. - se devolvió. - tú espérame en mi despacho. - le dijo a su sobrino. - conduciré yo, te guste o no. - me advirtió y nos fuimos.

...

La hija de Steve McgarrettWhere stories live. Discover now