Capítulo 11

11 5 0
                                    

Abigail
No puedo creer nada de lo que acaba de pasar, tampoco entiendo porque Kenneth le dijo esas mentiras a Matilda, sé que no tiene que saber la verdad,  pero tampoco creo que hubiera necesidad de mentir, no es que quiera que le diga que nos besamos pero de cierta forma me molestó un poco su respuesta.
Algo que me tiene muy curiosa es la actitud de ella hacia él, no hay que ser ciego para darse cuenta de su  interés ¿lo estará él hacia ella? Me regaño mentalmente porque, ¿qué hago yo pensando en esto? Si ni siquiera me importa, lo que el haga con su vida no es mi problema.
—Escúchame bien Abigail —me dice Matilda con un tono que me desagrada, lo bueno es que me saca de mis pensamientos y dejo de pensar en bobadas.
—Te escucho —digo algo confundida y por su rostro deduzco que le molesta mi respuesta, pero no es algo que me importe, por lo que simplemente la ignoro.
—¿Has leído las reglas de esta empresa?
—Supongo que son las mismas de las demás, no suelen haber muchas variaciones —Trato de responder lo más serena posible, creo que ya sé hacia dónde va esto y sin duda no me gusta, mi vida personal no le incumbe a nadie mucho menos a ella, aunque es evidente los celos que siente ella hacia cualquier chica que se acerque a Kenneth.
—Entonces sabes que las relaciones entre trabajadores están prohibidas
—¿En serio? —Sé que semejante regla no existe, y si existiera nadie la cumple, no soy ciega ni sorda y en esta misma oficina hay más de un amorío, además eso solo la afectaría a ella, no a mí que no estoy interesada en relaciones amorosas.
—Sí, claro que existe —Sé a dónde quiere llegar Matilda pero no pienso dejarla humillarme o hacerme sentir menos que ella, por muy jefa que sea no es superior a mí, al menos lo es solo en cargo pues soy consciente de que las reglas son para todos incluso para los jefes.
—Qué lástima —Respiro y me lleno de valor para decir lo que pienso —Ahora no podrás tener nada con “Ken” —Eso último lo digo en el mismo tono que ella uso para llamarlo. Antes de que pueda reaccionar me doy la vuelta y me dirijo a donde esta Tania para ir juntas a almorzar. Escucho un resoplido a mi espalda y esto me hace inmensamente feliz, he conseguido justo lo que quería, molestarla.
—¿Tania vamos a almorzar? —Me mira dudando —¿Pasa algo?
—¿Podemos invitar a Pablo? —Noto su nerviosismo y creo saber cuál es su interés con esa invitación.
—¿Pablo el publicista principal? —le pregunto sorprendida
—Sí, él —me dice casi en un susurro, es evidente que le gusta, hasta ahora nunca la había visto así.
—Claro, voy por mis cosas.
Me dirijo a mi puesto y saco algo de dinero de mi bolso. Reviso mi móvil y tengo un mensaje de Alexa, quien se encuentra un preocupada por mi ataque de nervios de ayer, pero ella me conoce mejor que nadie y sabe que es algo que simplemente no puedo controlar..
No puedo engañarme a mi misma, el me gusta y mucho pero también veo guapos a otros hombres y no por eso saldré con ellos, cuando lo vi mi corazón se detuvo y el mundo paró, no es para menos cuando tiene el don de ponerme nerviosa sobre todo cuando pidió mi número, ahí sentí que me moría. Necesito mantenerlo alejado de mí, pero luego del cumpleaños de Alexa no puedo simplemente hacerlo, necesito saber si mi noche olvidada fue con él, todo indica que así fue, pero y si no, tan solo de pensarlo se me revuelve el estómago, también está la posibilidad de qué estuvimos juntos y él lo recuerde todo a diferencia de mí, si es al caso entonces es algo vergonzoso y explicaría por que vino a verme, aunque tampoco mencionó nada. Sacudo mi cabeza alejando todos estos pensamientos, pues no resuelven y nada y mi pobre corazón solo consigue alterarse más
Mi teléfono vibra una y otra vez, miro la pantalla y nuevamente tengo uno de sus mensajes.
Número desconocido: ¿Te gustaría salir a cenar mañana?
Leo el mensaje pero me cuesta creerlo o quizás solo es un número equivocado, prefiero pensar eso, como si estuviera en mi mente escuchándome llega otro que aclara la identidad del receptor de dicho mensaje.
Número desconocido: Soy Kenneth
Bueno, evidentemente no es una casualidad, ilusa yo por creerme mis propias mentiras, mi teléfono vibre una vez más y una sonrisa se me escapa.
Número desconocido: Ya te demostré que no muerdo
No puedo mentirme diciendo que no me apetece ir, claro que deseo cenar con él, pero mis miedos son más grandes que mi fuerza de voluntad, deseo saber la verdad de muchas cosas y salir de esta incertidumbre en la que me encuentro pero no sé si sea capaz, respiro profundamente y leo varias veces cada uno de sus mensajes y aunque deseo decir si, algo me detiene, mi móvil no para de vibrar y una vez más es él.
Número desconocido: Bueno puede que sí
No puedo evitar reír al leerlo, sin duda el tiene una personalidad encantadora, cuanto desearía ser así.
Número desconocido: Pero solo un poco
Número desconocido: ¿Bueno entonces?¿Cenamos?
Tengo mucho interés en darle respuesta a mis preguntas, paso una mano por mi frente pues me encuentro sudando por el nervio que habita en mi, decido sentarme un momento y me olvido por completo de que Tania está esperándome, quiero ir pero y si resulta una mala idea, pienso en llamar a Alexa y pedirle ayuda a mi amiga para decidir pero me arrepiento al momento, sin duda sería mala idea cuando la respuesta de mi amiga sin duda sería aceptar.
Luego de mucho pensarlo, llego a la conclusión de que mi noche probablemente la pase con él, no soy una irresponsable, y estoy segura que ebria tampoco lo fui, bueno un poco sí, pero no al punto de irme a la cama con un total desconocido. Dije que lo alejaría de mí y pienso hacerlo pero quizás sea mejor empezar la ley del hielo a partir del lunes, no suena tan mal la idea, tengo ganas de lanzarme al vacío y pocas veces consigo tener esta sensación, así que creo que será buena idea intentarlo aunque sea una vez, así que decido responder antes que el miedo se vuelva apoderar de mí y me vuelva una inútil en tomar decisiones importantes.
Ok, cenamos.  :-)
Sé que es muy corto pero no sé qué más decirle, aprovecho y registro su número y me levanto para ir almorzar pero me detiene nuevamente mi teléfono.
Bizcocho de ojos verdes: Pero que seca eres mujer, veo que vuelves a tú actitud anti Kenneth. Tranquila yo me encargaré de que eso cambie, veamos cuánto  te dura, pásame tu dirección paso a buscarte a las 8.
El nombre es bastante creativo y le queda perfecto, su mensaje me hace reír, siento vergüenza de mi misma. Él tiene razón lo veo y corro al lado contrario como si de una enfermedad letal se tratara. Me sale tan natural, mi razón es que tenerlo cerca me pone nerviosa a un nivel desconocido para mí y si mi mirada se encuentra con la suya enloquecen mis hormonas y me pierdo a mí misma.
Guardo mi teléfono en un bolsillo y busco a Tania pero no está, decido ir a la oficina de Pablo y me sorprende muchísimo lo que veo. Al parecer a Tania no solo le gustada Pablo, todo indica que es mutuo, me los encuentro dándose un acalorado beso que se detiene cuando me sienten.
—Tranquilos soy solo yo, no pienso decirle a nadie —les guiño un ojo.
Tania se pone como un tomate y me dice que no es lo que parece, intenta explicar y yo me divierto, no digo nada para dejarla explicarse pero es un desastre con sus palabras y no hace más que enredarse. Pablo la toma de la mano y la mira como diciéndole que se detenga ya que los nervios no la ayudan a explicarse.
—Tranquila, no me debes ninguna explicación —sonrío —Mejor los dejo solos para el almuerzo así lo disfrutan más.
—Abi pero, no tienes que... —Antes de que termine de hablar salgo de la oficina, sé que iba insistir para que fuera con ellos pero no quiero estropearles el momento, no me gusta hacer de sapa.
Voy a la cafetería y pido lo mismo de siempre, me siento en una mesa en el fondo y me devoro toda la comida.
Mi teléfono vibra en mi bolsillo, y lo saco con una sonrisa, pensando que quizás Kenneth aun me esté enviando mensajes pero veo que es una llamada de mi hermana, por lo que rápidamente respondo.
—Hola Carla.
—¡Abi estas perdida! Hace días no sé nada de ti.
—Tranquila, todo está bien... solo, mucho trabajo.
—Ya volviste a ser adicta a él. Sabes que no te puedes obsesionar con las cosas de la oficina, eres joven y tienes que salir divertirte, conocer chicos lindos.
—Lo sé, tranquila—Estoy consciente de todo eso, y me duele que justamente mi hermana que es muchos años menor que yo, sea quién me de estos consejos, pero que hago si me aterra salir de mi monotonía —¿Cómo está todo por allá, y mamá?
—Estamos bien, en realidad te llamaba por otro asunto —Se mantiene en silencio y solo siento su respiración, sé que lo que viene a continuación no es nada bueno —él vino hoy a la casa nueva.
—¿Qué? ¿Cómo encontró la dirección? —Pregunto muy molesta pero más asustada —¿Qué quería Carla?
—No lo sé, mamá lo echó de casa, solo escuché cuando preguntaba por ti y dijo que no podríamos esconderte siempre, creo que piensa que aún estas en Colombia.
Siento un alivio en mi pecho cuando escucho eso —Por favor no le digan nada de mí, no quiero que arruine mi vida de nuevo.
—Claro que no tontín, jamás haría eso, ni mamá tampoco, solo quería que estuvieras al tanto.
—Prométeme que tendrás cuidado, no me perdonaría si te pasa algo.
—Lo prometo.
—Okey cualquier cosa nueva me avisas, tengo que volver al trabajo.
Aunque le diga que no a mi hermana, siento muchísimo terror de que el pasado me encuentre en Madrid, también temo por ella y mi madre, solo me hace sentir mejor que Alex esté con ellas cuidándolas. Necesito parar bola porque mi mente no puede con tantas cosas, me urge relajarme y olvidarme de mis malditos problemas por un instante.
Saco mi teléfono y le mando un mensaje a Alexa, si salgo de mi monotonía con mi mejor amiga, quizás me sea más agradable.
Amiga necesito salir, rumbear y relajarme, ¿te apuntas? Noche de chicas.
Ella no tarda en responder.
Mi persona: Obvio sí, cuando le he dicho que no a mi amorcito
Sonrió cuando leo su respuesta, Alexa es la mejor, creo que nos vendrá bien salir solas, aunque también puede ser una buena idea que Alexa y Tania se conozcan. Ellas llevan tiempo sabiendo de la existencia de la otra por mí, pero aún no se conocen, son mis únicas amigas en Madrid por lo que necesito que se lleven bien.
Busco a Tania en la oficina y la encuentro hablando con Matilda de una forma un poco extraña como si secretearan, pero no es mi asunto así que las ignoro y espero a que terminen porque de seguro el tema es el trabajo y no quiero interrumpir.
No me apetece escuchar a esa arpía con potencial para bruja. En el poco tiempo que llevo aquí he notado que con los hombres apuestos de la oficina es un amor, pero con las chicas más cercanas a ellos es un asco, nada educada y para nada profesional, eso dice mucho sobre ella. Yo diría que esta mujer es hasta venática porque lo mismo que me trata bien que mal, si no fuera porque necesito este trabajo en mi vacio curriculum sin duda me habría largado hace tiempo porque detesto que me traten mal, bastante tengo con mis pensamientos que bastante que me juzgan ya.
Me asiento en mi puesto mientras espero y cuando veo que al fin la deja tranquila decido que es mi oportunidad.
—Tania —la llamo, ella voltea a verme.
—Dime Abi.
—Esta noche voy a salir con Alexa por unas copas y a despejar, ¿te gustaría venir con nosotras? —Parece pensarlo pero al final sonríe y acepta.
—Perfecto te pasaremos a buscar a tu casa.
—Te mandaré la ubicación —asiento y regreso a mi trabajo.
⊱✿⊰
Alexa, Tania y yo vinimos en mi auto a un club de la ciudad que abrieron hace poco. Soy la encargada de manejar, aún no supero mi última borrachera y no me siento lista para beber, tan solo de pensar en alcohol se me retuerce el estómago.
Nos encontramos sentadas en la barra, ellas con su trago y yo con un San Francisco, gracias a dios se hicieron amigas al momento y desde que se conocieron no han parado de hablar.
—Entonces tú y Pablo ¿están juntos? —le pregunto a Tania, ella se sonroja ante mi pregunta, pero tengo mucha curiosidad.
—Sí, pero es muy reciente, por eso aún no decimos nada.
—Ni lo pueden decir, Matilda me dio el ultimátum de prohibido los chicos de la agencia.
—En serio, será arpía —dice molesta Alexa.
—He escuchado ciertos rumores sobre Matilda.
—Cuenta, cuenta y con detalles —Implora Alexa, es muy chismosa mi amiga.
—La verdad es que Pablo me contó que suele acosar a los hombres guapos de puestos importantes, Pablo agradece no ser un jefe, porque según lo que le contaron su acoso no tiene un límite.
—Pero es que no se sabe respetar, y ¿Por qué me dijo eso entonces?
—Porque su última víctima es Kenneth, todos en la revista lo notan, en qué mundo vives.
—No me interesan esos chismes por eso nunca presto atención. —respondo pero soy muy consciente de ello.
—Bueno por lo que escuché, Kenneth tuvo un problema parecido con su antigua jefa y renunció, si Matilda continúa así entonces el pobre hombre huirá de Magic.
—Martin me contó que Kenneth es obsesivo con su trabajo y el ejercicio, que siempre tiene todo adelantado y aún así piensa en más trabajo, es a lo único que se dedica y que hace años no tiene una relación. No me contó lo del acoso pero debe ser realmente molesto ser tratado así cada vez que tienes un nuevo trabajo.
—Pagaría por verlo sin camisa seguro está bien bueno —responde Tania, Alexa ríe por el comentario y yo bebo de mi San Francisco —aunque si todo eso es cierto, ahora me siento mal por él, no debe ser fácil lidiar con algo así.
—Matilda te dijo eso, porque es obvio que Kenneth está interesado en ti y no en ella.
—Lástima porque aunque acepté cenar con él mañana no pienso empezar una relación ni llegar a nada con él.
—¿Cuándo te invitó a salir? —pregunta Tania entusiasmada.
—Hoy, me mandó un mensaje —Tomo de mi trago para así no tener que responder nada más.
—Te conozco Abi, aunque no quieras caerás, lo sé, ustedes dos tienen tremenda tensión sexual —dice Alexa —Hubieras visto nada más las miradas que se lanzaban en mi cumpleaños, saltaban chispas.
—Es cierto yo también lo he notado, aunque los haya visto juntos pocas veces en el mismo sitio, no puedo olvidar el primer día de trabajo —Tania suspira y se ríe.
Esto se pone molesto para mi así que me levanto y les digo de ir a bailar y ellas aceptan, y tras tomar lo que nos queda en las copas nos volteamos para ir a la pista, ellas se adelantan ya que en el proceso sin darme cuenta choco con un hombre provocando que mi trasero termine en el piso, el desconocido me ayuda ponerme en pie y tras disculparse se aleja sin decir nada más, veo como sale por la puerta del local, de algún modo provocó en mi una sensación de escalofríos y por alguna razón su rostro me parece conocido, además sin duda ese acento no es español, decido ignorar mi paranoia y seguir a mis amigas.
—Abigail —me llama Alexa —¿Todo bien?—Asiento y alejo esos pensamientos que no me sirven de nada, a cualquiera podría pasarle y no tendría que tener esta reacción de miedo, así que alejo esos malos augurios que yo misma me provoco y el resto de la noche no tocamos el tema de Kenneth pero mi mente no deja de pensar en él.
Me siento fatal de pensar lo que debe haber sufrido, como para llegar a renunciar, él es extremadamente guapo pero eso no le da derecho a ninguna mujer a tratarlo como un pedazo de carne. Yo lo llamo bizcocho, pero solo porque esta bueno, no iría detrás suyo como perra en celo, porque reconozco que eso es muy molesto. Quizás sus  ojos enamoran... no borra eso, esa palabra está prohibida.... sus ojos enloquecen, sí así está mejor, pero al final del día sigue siendo un ser humano que necesita amor y paz y no que lo traten como si fuera la última tendencia en la moda.
Al final mi plan resultó mis amigas se llevan genial y la pasamos fenomenal y esta vez sin una gota de alcohol en mi sistema, lista y cuerda para mañana.

Lluvia de BesosWhere stories live. Discover now