Capítulo 61

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Por un momento pensé que nadie vendría al funeral de Tania, pero mi mente se siente en paz al ver que como yo muchas personas la amaban. La imagen de cuerpo ensangrentado y como caía al piso no sale de mi memoria y probablemente nunca lo haga. Murió por ayudarme pero atribuirme la culpa de su muerte sería injusto y ella misma lo dijo en sus últimas palabras "No fue tu culpa". Aun así duele, porque era mi amiga y cuando realmente vi su verdadero rostro me la quitaron.

Solo ha pasado un día ha pasado desde que atraparon a Richard y de su muerte. Gracias a Matilda se pudo organizar todo para despedirnos de Tania, me sorprendió que nuestra jefa se ocupara de todo cuando tan solo dos días antes Tania renunció a su puesto en la revista.

Llevo cinco minutos en la puerta de la iglesia, no entro, no hablo con nadie y solo me mantengo observando como todos, incluso extraños charlan como si el verdadero motivo de todo esto es que alguien, murió, y da igual si es o no importante solo por respeto a la fallecida deberían aparentar un poco más que esto les importa. Me molesta pero no puedo obviar el hecho de que también estamos los que verdaderamente tuvimos el placer de conocerla y justo en la primera fila, se encuentra su madre, a quien observo llorar y por más que deseo acercarme a ella, no encuentro las palabras para decirle lo mucho que siento su perdida, no sé si conozca la historia del porque Tania estaba relacionada con el narcotráfico de Colombia, o si me cree una simple compañera de trabajo y justo eso me aterra, la reacción de su madre.

Tengo claro que cruzarnos fue una coincidencia pero a pesar de eso, ella podría culparme de la muerte de su hija, ya que en más de una ocasión puso su vida en riesgo para salvarme de las garras de esa escoria colombiana.

—Te vas a quedar ahí o piensas entrar en algún momento —me dice una voz melosa que reconozco a la perfección, mi cuerpo se paraliza porque no me encuentro en condiciones de verlo justo hoy, menos cuando apenas me estaba acostumbrando a su partida.

Lentamente me volteo sobre mis tacones y me preparo para ver a eso ojos verdes que me llevan a la locura. Ahí tan perfecto y hermoso como siempre se encuentra Kenneth. Con uno de esos trajes negros hechos a la medida que siempre usa y una sonrisa de comercial capaz de bajar bragas.

—Hola princesa —me dice y no respondo, aun me encuentro procesando que se encuentra aquí, mil preguntas pasan por mi mente y no sé por cual comenzar.

—¿Volviste? —Es lo primero que consigo preguntar

—Solo por hoy —Recibo sus palabras como un balde de agua fría, ya que por un momento pensé que se había salvado de la arpía de Rebecca, soy ilusa por tener la fe de que aun exista una forma de deshacer ese contrato que nos mantiene separados.

Camina hacia a mí y me abraza, al inicio no lo imito pero como resistirme a este hombre que tanto amo, lo hago y en automático lágrimas corren por mis mejillas no sé, si se debe al peso que he cargado durante días, por la muerte de Tania o por tenerlo aquí. Me sostiene en silencio, cosa que agradezco porque no creo que existan palabras para hacerme sentir mejor y la única que puede curar está tristeza que cargo conmigo soy yo misma.

Cuando me siento un poco mejor y más libre me separo de él, me toma por mis mejillas y limpia mis lágrimas para luego besarme, no tengo idea de cómo lo logra pero con tan solo eso mi mundo se reinicia. Veo eso bellos ojos, de los que me enamoré, y siento paz porque encuentro segura de que me miran del mismo modo que o a ellos. Le doy una sonrisa de lado y él me imita.

—¿Te casaste? —pregunto al ver el anillo que se encuentra en su mano

—Sí

—¿Cuándo? —pregunto tratando de controlarme

—Ayer, sabías que esto ocurría que esté aquí demuestra que no me importa nada sentimental con ella

—¿Y exactamente por qué dices que lo demuestra?

Lluvia de BesosWhere stories live. Discover now