Capítulo 35

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Mi familia viajó a Madrid por diez días porque yo se los pedí, quisiera decir que lo hemos pasado fenomenal juntos pero eso sería mentira, aunque tenerlos cerca me reconforta, une mi alma y me hace sentir más fuerte de lo que realmente soy, debido a toda esta tristeza emocional que carga hemos perdido la oportunidad de vivir grandes planes como tenía planeado en un inicio a causa de que no me siento realmente yo, necesito esas explicaciones que no me fueron dadas.

Mañana es navidad y aunque yo no soy fan de las celebraciones, mi hermana Carla si lo es, sobre todo de esta, creo que es su favorita, justo por esa razón desde que me desperté he tratado de borrar de mi mente el cuerpo muerto del oficial Gutiérrez, de sacar esa foto de Kenneth con otra mujer y de intentar no darle una explicación a nuestra ruptura.

Me repito para mí misma una y otra vez que todas las cosas suceden por algo, y que el destino te pone pruebas para hacerte más fuerte para el futuro. Puede parecer patético pero decirme una y otra vez estas palabras me hace tener esperanza de algún día poder vivir en paz y tranquilidad conmigo misma, porque le di a un hombre el poder de romperme el alma, de hacerme pedazos y aunque es normal sufrir cuando se ama debo aprender que mi mundo no gira en torno a ningún hombre y me digo a mi misma que esa es la lección que recibo por todo esto. Quizás todo esto sea un invento para justificar mi dolor pero aun así me hace bien creerme esta mentira.

—Abigail —me llama mi hermana, sacándome de mis pensamientos y la miro —Tu teléfono está sonando —miro hacia mi móvil y es cierto, no me había percatado del sonido que produce al recibir una llamada, lo tomo y veo en la pantalla el número de la oficial que está a cargo del caso del asesinato del oficial Gutiérrez y del mío porque cuando declaré todo lo ocurrido ese día y que una camioneta negra muy parecida a la que me perseguía días a tras no quedo duda de que sin duda las personas que lo eliminaron son las mismas que van detrás de mí, el haberlo asesinado solo prueba que él estaba cerca de llegar a algo importante, oscuro y caminaba por aguas turbias.

—Diga

—Señorita Abigail, es Lucrecia la inspectora a cargo de su caso

—Si ya sé, dígame —digo nerviosa

—Usamos las cámaras de seguridad para seguir el rastro de la camioneta tras el homicidio de mi compañero el otro día, nos ha llevado a retener a dos hombres, necesito que venga a verlos por sí reconoce alguno

—Claro, ahora mismo voy

—Muy bien, la espero —Finalizo la llamada y observo a mi hermana que juega un videojuego en su laptop, se ve súper concentrada y yo soy testigo de que ama pasar su día así —. No piensas hacer nada más que jugar ahí

—No tengo nada más divertido que hacer —me dice sin quitar la vista de la pantalla

—Tengo que salir, pero cuando regrese si estas lista podemos ir a comprar el árbol de navidad y montarlo juntas

—Eso sería genial —dice y me mira por un segundo para luego sonreír

—Muy bien, voy y en cuanto regrese vamos juntas pero tienes que estar lista, no quiero que nos coja la noche en la calle —La verdad es que de día no quiero estar sola, de noche no deseo salir de casa y si pudiera me mudara a China para dejar bien lejos todo mi pasado, empezaría una nueva vida lejos de todo este caos, pero me es imposible dar ese paso porque aquí está mi familia, mis amigos, el trabajo de mis sueños, el hombre al que amo y tengo mil motivos para no abandonar todo lo que me ha costado construir.

Tomo mi bolso y salgo directo a mi coche, verifico que la patrulla que custodia mi casa ahí está escoltándome a cada lugar que voy y con ellos me siento más segura pero no lo suficiente porque sé muy bien el tamaño y poder de mis enemigos. Tardo quince minutos en llegar a la estación de policía, cuando entro no veo a la recepcionista por lo que voy directo a la oficina de Lucrecia porque en los últimos días he venido bastante a verla para declarar nuevamente los detalles de mi caso.

Lluvia de BesosWhere stories live. Discover now