Capítulo 18

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Estoy algo nerviosa, es el primer día que vengo a trabajar desde que soy oficialmente la novia de Kenneth y también de que me hice un cambio de look, aún no hemos hablado sobre cómo serán las cosas en la oficina, no tuvimos tiempo, estábamos tan metidos en nuestra noche de pasión y locura que olvidamos todo alrededor. Pienso en cuando Matilda se entere, seguro entrará en histeria, me siento malvada porque me dan ganas de reír al imaginar su cara.Entro con una amplia sonrisa a la oficina y saludo a todos a mí alrededor, llevo bastante tiempo aquí por lo que conozco a la mayoría del personal, algunos me notan en el cambio y me dicen lo guapa que estoy. Veo a Tania en la oficina de Pablo como cada mañana, es tan lindo verlos juntos. Ahora podremos tener esa salida en pareja que ella y Alexa tanto anhelan. Aún no le he contado a nadie sobre la noticia que me tiene tan feliz, como dije no he tenido tiempo.
—Pero ¡qué guapa estás! —dice Tania casi eufórica.
—Gracias, tú no te quedas atrás —Tania me mira de arriba abajo y hace un gesto que desconozco que significa.
—Vamos suéltalo —odio que me conozca tan bien, aunque es evidente que algo me pasa cuando he llegado con una gigante sonrisa en el rostro.
—¿Qué? —me hago la tonta.
—Ya sabes, que te tiene tan radiante —mira a los lados y se acerca a mí para susurrar —Estas como si te hubieran dado la follada de tu vida —No puedo evitar soltar una carcajada, más directa imposible.
—Bueno —suelto una risita —Quizás los ángeles te oyeron y me mandaron a un sexy hombre de unos impactantes ojos verdes.
—No, no puede ser, ¿en serio? te comiste el bizcocho.
—No sigas, nadie puede saber aún, no he tenido tiempo ni de hablar con Alexa, aún lo estoy procesando —digo casi en un susurro.
—Entonces yo tengo la primicia antes que Alexa —asiento —se va a morir de envidia, ahora mismo la llamo para regocijarme de alegría —toma su teléfono y veo como marca el número de Alexa, se gira y antes de alejarse con su teléfono pegado a su oído se voltea hacia mí —por cierto me encanta tu cabello, no me canso de decírtelo —Luego de eso, continúa su camino hablando con mi otra amiga, una de ellas creó un grupo de Whatsapp para hablar entre las tres y desde que les mandé la foto de mi nuevo corte y color, me han dicho que les encanta como mil veces.
Tomo mi agenda y empiezo a hacer algunas llamadas, muy pronto tengo una cita con una escritora de misterio y policiaco que admiro muchísimo. Nuestra revista le dará promoción a su nuevo libro y yo soy la encargada de hacer la publicidad, es como un sueño hecho realidad porque para hacer mi trabajo tendré que conocerla y ni en mis más locos sueños imaginé que eso pasaría.
Hablo con Gustavo su representante y me confirma nuestra cita, siento un gran alivio, tenía miedo de que se arrepintiera, sé que eso no pasaría porque tienen firmado un contrato con la revista. Me dedico hacer mi trabajo y estoy tan concentrada que no soy consciente del tiempo que pasa. Unas manos tocan mis hombros y brinco del susto.
—Hola princesa —Esa voz es inconfundible, su sonrisa, con esos hoyuelos, me derriten.
—Hola, que alegría verte acabas de mejorar mi día.
—Pues me alegro de eso.
—Oh, pero si es el bizcocho de Abigail —dice Tania que nos sorprende ambos, yo la miro con los ojos bien abiertos, pero ella solo se limita a sonreír.
—Hola Tania —responde Kenneth entre una risa y confusión.
—Ya me enteré de lo vuestro felicidades, son mi pareja favorita oficialmente —dice Tania bajito, para que solo nosotros la escuchemos y sin dar la oportunidad de responder se va tan rápido como llegó.
—¿Cómo es eso de bizcocho? —pregunta mientras juega con mi cabello, me levanto y aunque no estoy a su altura estoy más cerca de él y así nadie nos escucha.
—Pues resulta ser que así te he llamado en mis pensamientos siempre y es una forma colombiana de decirle a mi novio que es sexy y guapo —Le guiño un ojo y río.
—No hagas eso —Se pasa una mano por el pelo.
—¿El qué? —digo confundida.
—Ser tan linda, cuando sabes que no puedo besarte —No puedo evitar sonreír —Tengo una idea vamos a comer y así te doy todos esos besos que muero por darte desde esta mañana.
—Tortolos dense un respiro que me asfixio de tanto amor, disimulen vamos —No puedo evitar reír, Tania siempre tan sincera.
—Tania llama a Pablo saldremos los cuatro a comer —dice Kenneth.
—Okey, voy por mi bizcocho personal —la atravieso con la mirada —Abi tranquila que ya lo escuchó, ya no hay solución, mujer te estás poniendo roja —Toco mi mejilla y efectivamente siento como estas se ponen calientes —Tania va por Pablo y yo recojo mis cosas, Kenneth se sienta en una mi silla a mi lado mientras espera, mi teléfono suena y veo que es un número desconocido.
—Hola —contesto.
—Aléjate de él —Luego cuelgan, me quedo sin entender, pero eso sonó a una amenaza.
—¿Pasó algo? Te estás poniendo pálida —Miro a Kenneth preocupado que ahora está a mi lado —¿Quién era Abigail?
—No lo sé —consigo decir.
—¿Cómo que no sabes?
—No sé, era un número desconocido, tenía algo que no me dejaba reconocer la voz así que no Kenneth no sé quién me llamó —No sé porque, pero ahora me siento un poco molesta y de algún modo termino descargando mi frustración hacia él.
—¿Qué te dijo? —dice más tranquilo.
—Aléjate de él.
—Mierda —su rostro se endurece —Tienes que ir a la policía Abi, no quiero que te pase nada —toma mi rostro entre sus manos —Cambia el número no sé cómo lo obtuvo, pero es evidente de quién es esa amenaza.
—No puedo creer que Rebecca sepa tan rápido que estamos juntos, descuida me encargaré de esto voy a…
—¿Cómo que están juntos? —Miro a la dueña de la voz que nos interrumpe, ya sabía yo que se había tardado en venir a molestar —Tengo que haber escuchado mal.
—No, no lo hiciste —contesta Kenneth —pero como sea, nuestra vida privada no es de tu interés.
—Fíjate que, si lo es, te recuerdo que están en horario de trabajo, no pienso permitir estas escenas —hace un gesto con su mano para referirse a nosotros, yo prefiero no hablar, bastante tengo a diario con esta mujer.
—Pues ahora mismo —Kenneth mira su reloj —llevamos quince minutos en nuestro horario de almuerzo de todas formas no verás "escenas” —hace énfasis en esa última palabra —en la oficina, ahora Matilda si nos disculpas vamos almorzar —toma mi mano y casi arrastrándome camina hacia el elevador, me volteo rápido y le digo a Tania que le esperamos abajo.
He de admitir que acabo de amar que nos defendiera de ese modo frente a ella, me hace sentir poderosa, además la cara de Matilda era un poema y esa imagen no tiene precio, estaba muy furiosa sé que cuando regrese hará algo para molestarme y hacerme la vida más difícil de lo que ya es, pero a estas alturas ya me da igual.
—Ya lidio con una loca espero y no haya otra.
—Tranquilo, verás que solo tiene que acostumbrarse —Le doy un beso rápido y en automático sonríe.
—Puedo estar mejor si me das otro de esos besos mágicos tuyos —Rio, y nuestros labios se unen en un beso húmedo.
Esta vez no almorzamos en la cafetería los cuatro vamos a un pequeño restaurante que hay a pocas cuadras de la empresa, Pablo y Kenneth se llevan bien al momento y pasamos un rato agradable. En el momento de volver a la oficina rezo para que mi torturadora personal no esté ahí y al parecer fueron escuchadas mis plegarias porque al llegar me dicen que estará toda la tarde en una reunión, puede que me salve hoy pero mañana no será así, lo sé, pero por ahora no me voy a preocupar por ello.
⊱✿⊰
Las llamadas no han parado de llegarme, a veces hablan, en algunas solo se siente una risa algo siniestra y otras solo se escucha una respiración muy profunda que me provoca escalofríos, pero lo que más me preocupa es que justo hoy recibí una carta con letras recortadas de revista donde es evidente que me están amenazando. Por eso Alexa me ha acompañado durante todo el día, pues al igual que yo tiene miedo de que algo me suceda, por ello luego de analizarlo decidimos que sería buena idea poner una denuncia por acoso, el oficial me explicó el procedimiento y prometió que investigarían la procedencia de la carta, por ello se la entregué para que contara como evidencia y me pidió que no responda si me vuelven a llamar. Me aseguró que se pondría en contacto conmigo por cualquier información que tenga, pero antes de abandonar la comisaría le expliqué mi sospecha sobre Rebecca y le comenté lo que paso con Lorel, la ex de Kenneth.
Una parte de mí se siente más segura luego de hacer esto, pero ahora tengo miedo de estar sola en casa. Esa mujer tiene un serio problema psicológico lo cual asusta, a pesar de que me he enfrentado a monstruos peores, no puedo negar que tengo miedo en ese momento, no quiero volver a vivir un infierno, no me siento lo suficientemente fuerte como para enfrentarlo una vez más, trato de salir adelante cada día, intento dejar a tras mis recuerdos oscuros, pero de algún modo siempre salen a la luz cuando el muro de mi fortaleza se derrumba dejando al descubierto mis debilidades. No hay duda que el peor enemigo de uno, es la propia mente solo esta es capaz de hacernos vivir un instante una y otra vez.
Kenneth y yo no hemos dejado de vernos, hablamos y quedamos en tener encuentros en lugares íntimos y para nada públicos, solo así podremos tener privacidad y no corro ningún peligro. El me aseguró que si hablaba con Rebecca y la amenazaba con extender la orden a alejamiento aquí entonces quizás sus llamadas se detuvieran, pero luego de analizar la situación y su historial llegamos a la conclusión de que era una pésima idea. He llegado a sentir que me observan o me vigilan y eso me pone un poco paranoica porque quiero pensar que es Rebecca y no los demonios de mi propio pasado, esos que tanto temo y por los que hui de Colombia.
Mi familia aceptó visitarme en navidad, y ahora no creo que sea buena idea por todo lo que está sucediendo, pero no puedo negar que últimamente necesito con urgencias un abrazo de mamá. He tenido los de la abuela de Ale que se sienten igual de bien, pero está situación me hace sentir sola, mi mente me hace malas jugadas en un momento de soledad.
—Estás segura que no quieres quedarte conmigo esta noche —Pregunta Alexa por décima vez.
—No tranquila, ya tenías planes con Martin y no quiero que los canceles por mí.
—No hables bobadas, eso nunca va a ser más importante que tú —Tomo a mi amiga de las manos.
—Gracias, pero tranquila, esta noche me quedaré con Kenneth en su apartamento, no estaré sola, así que ve y disfruta eso sí el día de mañana es mío.
—Eres una perra, me cambias por un buen polvo —ambas reímos —Y yo aquí preocupada mientras tú ya tenías planes con el bombón.
—Deja el drama que tú estás loquita por correr a los brazos de tú príncipe.
—No lo niego, más ahora que la bruja esa está trabajando con nosotros, siento ganas de tenerlo conmigo todo el tiempo si pudiera la pusiera una correa para que no huya de mí.
—Tan dramática como siempre. ¿Cómo han ido las cosas con ella?
—He de admitir que se ha comportado bastante bien, pero la odio, crítica mi trabajo siempre que puede como si fuera ella la que estudió fotografía, y mira a mi Martin como si fuera un pedazo de carne, ella es un animal rabioso loco por tirársele encima, por suerte el no le da ilusiones, solo es amable con ella.
—Amiga calma que te pones en modo loca, deja de decir que Martin es tuyo, que no es una propiedad o algo parecido, además por lo que cuentas el te está dando su lugar
—Es mío y sí lo está haciendo —hace puchero, yo ruedo los ojos, no sé ni porque lo intento ella simplemente es así —. Lo bueno es que mañana es el último día y no la veré más.
—Me alegro oír eso.
—Qué tal si vamos por un batido, no he parado de pensar en uno que sea de fresas desde esta mañana —La miro sorprendida porque es inevitable que la palabra antojo no la relacione con embarazo —. No me mires así, es que Clark prometió que desayunaríamos juntos con Claus y mi hermanito habló tanto del batido de fresa que pediría que ya me es inevitable no querer uno para mí, al final nos dejó a ambos plantados en casa y desayunamos con mamá, sabes que ella es malísima haciendo el desayuno.
—Qué raro, Clark es muy puntual, no suele cancelar planes, seguro surgió algo muy importante.
—Sí, ese algo camina y tiene tetas, estoy segura de que está saliendo con alguien.
—Bueno eso es mejor a que pase todo su tiempo libre viendo carreras de Fórmula uno —Ella suspira.
—Supongo que tienes razón, solo soy yo que no quiero compartir a mis hermanos con nadie.
—Te entiendo, por cierto, conocerás a Carla en persona pronto, mi familia viene para navidad.
—Me alegro mucho por ti, sé que, aunque no lo digas los necesitas, ¿ya les hablaste del bombón?
—Solo a Carla, mamá me tira indirectas para que me busque un novio –río, me divierte escucharla y no sé si lo de Kenneth dure así que por ahora prefiero no ilusionar a nadie.
—Niña saca esos pensamientos de tu cabeza, como no van a durar, si ambos están tontos, me asfixian cuando están juntos se roban el oxígeno de a mi alrededor.
—Exagerada —Llegamos a la cafetería, nos sentamos y rápidamente nos atiende un camarero a quien le hacemos nuestros pedidos, Ale obtiene su preciado batido de fresas y yo como siempre uno de chocolate.
—Abi no he querido preguntarte para no incomodarte, pero has hablado con el bomboncito de ese tema delicado que muy pocos conocen.
—La verdad no, no he tenido las fuerzas ni el valor —Mi mirada cae sobre mis manos y juego con los dijes de mi pulsera.
—Sabes que lo tienes que hacer en algún momento, si él se plantea tener una larga relación contigo entonces tienes que decirle y contarle la verdad.
—Aún no estoy preparada —Ella toma mi mano y yo la miro a los ojos —. Quiero disfrutar un poco más de mi felicidad, cuando lo sepa es probable que no quiera saber más de mí.
—No seas estúpida —dice molesta —Eres maravillosa, y si él no lo sabe ver entonces el del problema es él.
—Yo estoy —suspiro—. Defectuosa.
—No digas bobadas, has pasado por mucho, tienes marcas de guerrera solo eso, estoy segura que luego de que sepa tú historia solo te admirará por poder seguir adelante. Que no estés segura de si algún día puedas darle un bebé a Kenneth no te hace menos mujer, además hay otras maneras de tener un hijo, siempre está la opción de adoptar, además la ciencia esta muy avanzada seguro los médicos sabrían que hacer en estos casos, no te martirices con esto, ya llegará todo en su momento.
—Lo sé, solo tengo miedo.
—Tranquila no hay presión, solo no pienses que vales menos, eres increíble solo recuérdalo—. Asiento y me repito una y otra vez sus palabras en mi mente.

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