Capítulo 26

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Me estaciono en el edificio de mis hermanas y como sé que me esperan utilizo las llaves que me dieron para casos de emergencias solo les aviso que voy a subir por pura formalidad. Al llegar al piso donde se encuentra el apartamento Zennet me espera en la puerta y al encontrarla frente a mí me da un fuerte abrazo como si lleváramos años sin vernos. Le respondo del mismo modo, porque también la extrañé y soy un hombre tan ocupado por mi trabajo que pocas veces puedo venir a visitarlas.

—Me alegro que estés aquí —me dice con una sonrisa en los labios —Pasa, Zoe fue a la tienda a buscar zumo, porque se nos acabó y sabes que ella no puede vivir sin eso.

No me digas que aún está haciendo una de esas tantas dietas raras, ella asiente con la cabeza y mi reacción es poner los ojos en blanco. Zoe tiene la falsa creencia de que solo puede tener unas pocas comidas al día y si le da hambre la elimina a base de zumo según ella es mejor eso que tomar agua, y pues en un día puede beberse hasta dos cajas enteras porque sí, es súper comelona, tiene una figura de ensueño, pero para ella nunca es suficiente y siempre se exige aún más. No suelo meterme en esos asuntos de chicas, pero la verdad es que veo innecesario esas dietas tan estrictas cuando existen mil formas de mantenerse en línea sin pasar hambre, disfrutando de la comida y si haces ejercicios es un extra que sin duda tu cuerpo agradecerá. Recuerdo que tengo unas bolsas en las manos por lo que se las entregó a Zennet.

—Te traje tu dulce favorito —le digo y ella sonríe

—¿Crema Catalana? —asiento y ella viene a mi quitándome el postre de la mano, me da un beso en la mejilla y lo lleva a la cocina.

—Ya quiero que llegue la hora del postre —dice apareciendo nuevamente.

—Zoe se pondrá celosa.

—Oh no lo hará créeme, crees que me olvidaría de esa pequeña revoltosa.

—¿Quién dice que soy revoltosa? —dice la susodicha apareciendo con dos cajas de zumo en una bolsa, las deja sobre la mesa y me sonríe.

—¿No vas a darle a tu hermano mayor un fuerte abrazo? —digo extendiendo los brazos hacia ella.

—Estoy analizando si se te lo mereces, hablas de mí a mis espaldas —dice arqueando una ceja.

—Bueno pues entonces no le daré a mi revoltosa su sorpresa.

—Bueno puedo soportar un momento meloso —dice y con una sonrisa viene a mí y me da besitos en un cachete. Con una de mis manos hago una seña a Zennet que observa la escena desde una esquina, ella viene a mí y con cada una a un lado las presiono hacia mí haciendo abrazo de oso como en los viejos tiempos.

No mentiré realmente las extrañé, cuando retrocede Zoe me mira con esa mirada de cachorrito implorando que le dé su regalo. Le enseño la bolsa y de ella saco una pequeña caja con un perfume adentro, su favorito y recuerdo haberla oído quejándose de que el que tenía se le estaba terminando.

—Te he dicho ya que eres el mejor hermano del mundo.

—Varias veces, pero no te detengas —ambos reímos y ella abre la caja estrenándolo al momento.

—¿Podemos comer ya, muero de hambre? —dice Zennet, pero sé que realmente desea que comenzar a disfrutar de su delicioso postre.

—Por mí no hay problema —digo

—Mi hermana y yo vamos a servir y preparar la mesa, eres hoy el invitado y nosotras te servimos —dice Zoe, me sorprendo al escuchar esas palabras, porque realmente es una chica muy perezosa pero no digo nada, porque sea lo que sea que esté ocurriendo está produciendo un cambio bueno en ella.

En lo que ambas preparan todo voy al equipo de música para encenderlo, la última canción que se reproducía inicia justo por donde se quedó y como es una que me gusta pongo para que inicie nuevamente, al instante la habitación se llena por la melodía de Wonder.

Lluvia de BesosWhere stories live. Discover now