Capítulo 60

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No tengo idea de cómo Richard logró colarse en mi casa sin que la policía que se encuentra afuera lo viera, acaso los asesinó, lo único que sé es que instante mi corazón late a toda velocidad. Me es raro no sentir miedo, y la adrenalina corre por mis venas, tengo claro una cosa, esta vez lucharé por mi vida y no me entregaré a este monstruo tan fácil.

—¿Qué quieres?

—Fácil, lo de siempre a ti

—Sabes que no soy un objeto de tu propiedad

—Aún —No tengo ideas de dónde saco la fuerza pero lo atravieso con la mirada, con una de mis manos tanteo en el lavábamos mientras busco mi teléfono, el cual por suerte está justo detrás de mí y en el que me encargué de poner una opción para avisar a cinco números en caso de que algo me suceda, es simple, un mensaje de ayuda con mi ubicación pero para ello necesito entretenerlo —. Lo serás

—No piensas cansarte nunca, no te sería más simple buscarte a una que si te quiera —Finalmente encuentro mi teléfono y presiono con fuerza el botón que se encargará de activar esta opción, cuando acabo cruzo mis brazos enfrente para no levantar sospechas, solo espero y haya funcionado.

—¿Y perderme la oportunidad de probar todo eso de nuevo? —Me mira de arriba abajo, con una sonrisa asquerosa en el rostro que me provoca arqueadas —No lo creo, tú serás mía o de nadie más

—Pues entonces mátame, porque prefiero eso a que me toques —Puedo ver como presiona más el arma, no me muevo, no muestro miedo o debilidad, no pienso caer en su trampa, ni en sus mentiras —. No tienes valor ni para eso, necesitas usar un arma y la violencia porque solo así obtienes lo que quieres

—Salgamos de aquí, camina —me dice señalando a mi habitación, sin darle la espalda camino lentamente hasta mi cuarto

—¿Y bien, cuál es el plan? Huir envuelta en esto

—Si gustas puedes cambiarte, delante de mí

—Creo que mejor me quedo así, solo tomaré ropa vale —levanto ambas manos para que vea que no haré nada estúpido, tomo mi bolso y lentamente busco algo de ropa, mi objetivo es retrasarnos aquí con la esperanza de que la ayuda llegue

—Vamos —dice mirando su reloj

—Ya estoy —digo cuando es evidente que no cabe nada más en el bolso, lo observo mirando por una ventana y es claro que teme que lo descubran

—Iremos a la parte de abajo, no hagas nada estúpido o dispararé

—Entendido —digo calmada pero segura porque si algo tengo claro es que no deseo morir, al menos no hoy

Bajo las escaleras hasta llegar a mi sala, y ahí se encuentra Tania, sonrió cuando la veo, porque se encuentra sana y salva como deseaba, por suerte Richard no puede vernos, cuando mira atrás lo detecto acerca a una ventana.

—Tania

—Abigail —dice y por su rostro sé que se encuentra conteniendo la risa, como mismo lo hago yo

—¿Todo libre allá afuera?

—Sí señor

—Muy bien, vámonos —dice caminando hacia mí —Si haces algo que no debas, voy a disparar, me estas hartando de tanto escapar, esto no es caperucita y el lobo y yo no soy tan bueno como trato de serlo contigo, queda claro

—Clarísimo —respondo entre dientes porque me percate de la seriedad en su tono y sé que no está haciendo una simple amenaza, habla en serio y puede que no tenga miedo pero no soy estúpida —De un bolsillo saca unas esposas y me las coloca en las manos

Lluvia de BesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora