Capítulo 44

7 4 0
                                    

Mis tres hermosas mujeres me han hecho la vida un infierno, me obligaron a cortar mi pelo, me pidieron con ojitos de bebe que me probara mil ropas que aunque me gustaron como me quedaron, no sé si en algún momento las usaré, en estos momentos mis cuentas bancarios dieron un enorme bajón a causa de lo que ellas llamaron la reformación de Kenneth. Trato de no pensar mucho en esas horas que parecieron años porque sin duda me volveré loco.

Lo único bueno es que durante un buen rato nos divertimos en familia y no hay nada más agradable que ver a mi familia reír. Pero mi madre no es la mujer de hace cinco años atrás y al parecer luego de su viaje, y la locura que formó con mis hermanas en la tienda su cuerpo le pasó factura y terminó con un fuerte mareo.

Por eso decidimos sentarnos en una mesa mientras mis hermanas fueron por comida para así ella pueda reponer fuerzas. Mientras esperamos me aseguro de verificar que se encuentre bien, ella me mira con su hermosa sonrisa pero la conozco y sé que finge para no preocuparme y seguramente se siente peor de lo que aparenta.

—Estás muy guapo hijo —me dice

—Entonces valió la pena el sufrimiento —digo y paso la mano por mi cabello y me es raro sentir poco pelo y tan suave

—Que exagerado eres

Veo como se aproxima Zoe, pero a me es raro cuando noto que viene sola y sin comida, solo trae en sus manos un café. Algo ocurrió y lo sé por el gesto de su cara, se encuentra molesta, muy molesta.

—Toma mami, ve bebiendo esto, mientras está la comida y así coges energía

—Gracias cariño —responde mi madre antes de comenzar a beber

—¿Puedo hablar contigo un momento hermanito? —asiento, porque necesito saber que ocurrió, me levanto y junto a ella nos apartamos para charlas

—¿Qué ocurrió? ¿Por qué no traes la comida?

—Ya hablé con Zennet de camino y ella regresó a McDonald's por nuestro pedido, pero sabes que es lo más curioso —niego con la cabeza —a quien me encontré allá

—¿A quién? —pregunto pero puedo imaginar la respuesta

—Abigail, la chica que pensé que era tu novia y resulta ser que no lo es

—¿Y es eso lo que te molesta?

—Prometiste que no la dejarías por lo que ocurrió, ella no fue la culpable de nada, solo yo y por una vez en tu vida, encuentras a una chica buena, linda y que te ama y la dejas ir como si nada

—Eso no es así Zoe, no hables de lo que no sabes

—Pues explícamelo tú, porque juro que ahora mismo solo tengo ganas de asfixiarte

—Ocurrieron cosas vale, cosas que no te contaré pero ahora mismo estamos mejor juntos que separados

—Prométeme que vas a intentar arreglar lo que sea que haya pasado

—Lo intentaré, solo que no se si ella será capaz de perdonarme a mí

—¿En qué andas metido Kenneth? —pregunta usando una mirada que da miedo

—En nada raro Zoe

—Eso espero, voy por mi hermana —dice y luego se da la vuelta, dejándome solo y sin entender cómo fue que lo descubrió, pero luego recuerdo que Abigail también está aquí y todo tiene sentido. Siento una mezcla entre nostalgia y felicidad por saber que por finalmente Zoe la aprecia y ver como la defiende de esa manera, me demuestra que valora muchísimo lo que en su momento Abigail hizo por ella.

Regreso junto a mi madre, que se ve más enérgica y ya ha terminado su café, ella me sonríe y toma mi mano entre las de ella, sin duda se encuentra feliz de estar con nosotros, hace mucho no pasábamos juntos los cuatro en un día en familia.

Reconozco que en parte es culpa mía de algún modo Madrid me ha hecho volver a vivir y disfrutar la vida, hace unos meses me hubiera negado a venir aquí y aún más a dejar a estas mujeres hacer conmigo lo que les dio en gana. Hoy soy un hombre más relajado, y aunque tengo mucho trabajo adelantado, no tengo puesto mis pensamientos constantemente en que será lo próximo que haré. Estoy aprendiendo a vivir y disfrutar mi vida, porque aunque sea cliché la realidad es que tenemos una sola, y malgastarla en cosas que no nos hacen felices es una pérdida de tiempo. Esto me hace recordar lo mucho que extraño a mi princesa, puede que me haya alejado de ella para protegerla pero eso no quita que duela, que la extrañe y que me haga tanta falta.

—Mira ahí vienen las gemelas —dice mi madre, sacándome de mis pensamientos

—Al fin —Las chicas vienen sonrientes, cada una trae una bolsa en cada mano.

Zoe nos entrega una a mi madre y otra a mí, y ellas se sientas juntas a comer en el banco que se encuentra a nuestro lado, rápidamente la abro y el olor a comida chatarra me llega, decir que es agradable seria mentir, las veo y ambas ríen, es evidente que lo hicieron adrede.

—Vamos hijo, come —No hablo para no molestar a mi madre, pero en mis pensamientos le doy a cada una un breve discurso.

Saco la comida y doy un bocado, me maravillo al descubrir que sabe bastante bien, mejor de lo que esperaba, veo como Zennet se burla porque lo más probable es que haya notado en mi cara, la sorpresa, así que sin decir una palabra como mi pan que no tengo ni idea de cómo se llama pero tiene pollo, queso, vegetales y una salsa exquisita. Escucho muy atento las historias que mi Esther nos narra, sobre su vida sin nosotros allá y me tranquiliza ver cómo tanto su rostro como su energía vuelven a ser el normal, señal de que se está recuperando, pero no por eso dejaré pasar lo ocurrido así que en cuanto pueda la llevaré a un doctor para comprobar que todo en ella esté bien.

Cuando acabamos recogemos todo y me encargo de dejarlo en un cesto, cuando regreso ya existen nuevos planes y al parecer la próximo parada será un parque de diversiones, juro que no sé cómo mi madre permite que mis hermanas escojan a donde ir porque claramente siempre van a ser lugares locos, divertidos y muy concurridos. No opino nada, ni pongo peros porque al final no serán escuchados y tampoco me molesta eso. De camino al auto recibo un mensaje así que busco mi teléfono para responder.

Rebecca: Pasado mañana tenemos una cena en el hotel The Westin Palace, yo no estoy en Madrid pero espero poder verte antes

Leo el mensaje y me molesta que haga planes sin mi permiso, porque no puede administrar mi tiempo cuando ella quiera, trato de calmarme un poco antes de responder, dejo que mi familia se adelante porque sin duda en estos momentos mi cara es un poema. El hotel The Westin Palace es lujoso y uno de los mejores de la ciudad, que me cite en un lugar como ese significa que ella quiere tener sexo y aunque estoy dispuesto hacer todo por Abigail, no quiero tener relaciones con una persona que no solo no está bien de su cabeza, sino que por muy hermosa que sea no me atrae debido a todo ese aire controlador que tiene a su alrededor, decido tratar de salir de ella de la mejor forma que pueda sin hacerla creer que simplemente no me interesa verla.

Kenneth: No sé si pueda ir, tengo planes familiares

Rebecca: Sé que tu madre está contigo, y también sé que se va ese día. Organice todo para que tengas tiempo querido no me vayas a quedar mal, recuerda nuestro trato.

No sé qué está planeando y aunque tampoco quisiera descubrirlo no me queda de otra que seguirle la corriente, me molesta que me controle pero más aún que me tenga vigilado como si yo fuera de su propiedad. Esa necesidad que siempre tiene de poder es atosigadora y estoy a punto de mandar todo a la mierda, así que guardo mi teléfono, respiro profundo y decido dejarme llevar por las locas de mis hermanas, vivir el momento y disfruta de ellas porque sin duda esta mujer con su control no me a dar ningún buen final.

Lluvia de BesosOù les histoires vivent. Découvrez maintenant