Capítulo 37

8 6 0
                                    

Pasar la noche un sofá no es tan malo si este es suficientemente cómodo pero dormir dos personas en uno en el que no hay espacio suficiente provoca un fuerte dolor en cada músculo del cuerpo. Trato de no moverme mucho porque no sé cómo pero Carla aún duerme como un bebé y siento ganas de reír cuando noto que hasta se encuentra roncando. Solo muevo un brazo que por la incómoda posición, me empezaba a doler, alcanzo el mando del televisor activo el modo mudo y busco algo en que entretenerme que tenga subtítulos para leer.

Cuando ha pasado una hora y toda una película mi hermana finalmente se despierta y yo agradezco que lo haga porque no iba a poder aguantar mucho más tiempo en esta incómoda posición en la que el cuello comenzaba a doler.

—Buenos días dormilona —le digo y le hago cosquillas, algo que odia pero a mí me divierte molestarla

—No, para. ¡Ya! —Me suplica mientras ríe y se mueve hasta que finalmente cae al piso y ambas reímos —Que mala hermana eres, de verdad, como me maltratas de esa forma —me dice en tono burlón entrecerrando los ojos.

—No mientas me amas no puedes odiarme

—Estoy aprendiendo a hacerlo —dice y me levanto para ir al baño y en el camino le respondo

—Como soy tan mala hermana, no te haré torticas para desayunar —Siento como viene corriendo a mí y al cabo de segundos esta abrazándome desde a tras

—Cómo podría yo odiar a este maravillo ser de luz, que llego a mi vida para iluminarme...

—Tú llegaste a la mía, para joderme mis noches bastante chillona eras por cierto —me da un golpecito y termino riendo nuevamente

—Calla, me quitas el protagonismo y dramatismo a mi monólogo —Me suelta y se va a su habitación, puedo sentir el sonido de la risa mientras yo voy a la mía.

Voy al baño, y como siento sueño y dolor en el cuerpo decido que lo mejor es darme una ducha, pongo música en mi teléfono, porque no quiero pensar en lo mismo de todos los días, necesito salir de ciclo vicioso de tristeza en el que me encuentro, quiero ser feliz y me lo merezco por ello no voy a torturarme con que pudo haber sido porque como vi ayer Kenneth siguió su vida y yo hare lo mismo , por otro lado tengo cosas más importantes como descubrir quién está detrás de mí, la melodía de Saturno de Pablo Albarán inicia y yo entro a la ducha mientras tarareo la letra, así mi cuerpo se relaja, aprovecho para también lavar mi cabello y al finalizar me siento como nueva.

Opto por un enterizo de rayas blancas y negras de tirantes y muy cómodo, luego desenredo mi cabello y utilizo mis cremas en mi rostro, llevo tanto tiempo sin realizar esta rutina que se siente raro hacerla. Cuando finalmente termino observo mi reflejo y me gusta lo que veo, me gusta sentirme bella cuando no uso ni una gota de maquillaje y porque este tapa mis noches sin dormir pero en momentos como ahora me siento bella por mis ganas de vivir y volver a estar plena y en paz.

Voy a la cocina a preparar el desayuno para mi hermana y para mi, y cuando finalizo le doy grito para que sepa que todo está listo porque ella aun no regresa, mientras la espero me siento a responder varios correos, aunque estoy de vacaciones recibo algunos correos con invitaciones a eventos que se realizaran cuando el próximo año llegue. Confirmo mi presencia en las que considero serán favorecedoras para la revista y a las que no, se las mandó a Tania por si a ella le interesan pero me llevo una sorpresa cuando recibo un correo que me dice que la cuenta de su correo ha sido eliminada, llevo días sin saber de ella, por lo que esto me hace preguntarme si todo seguirá bien con ella.

—Lista —me dice mi hermana, sentándose a mi lado, estaba por marcar el número de mi amiga cuando Carla toma el teléfono de mis manos y lo deja a un lado —Nada de teléfonos en la mesa

Lluvia de BesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora