Capítulo 38

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Elegir la vestimenta perfecta para esta noche es todo un reto, siento un nudo en el estómago producto de los nervios. Volver ver a Kenneth puede llevarme nuevamente a ese vacío que sentía días atrás. Estoy arriesgándome a retroceder todo lo que he avanzado estos días, sobre mis sentimientos hacia él, de cierta forma he comenzado a superarlo pero he decidido tomar el riesgo que conlleva volver a verlo porque necesito y me merezco una explicación sobre nuestra relación, sobre lo que ocurrió pero sobre todo merezco una explicación real sobre sus sentimientos hacia a mí.

—¿Qué te parece este? —pregunta Alexa con un hermoso vestido rojo en las manos que tiene un escote bastante provocativo

—No lo sé, creo que parecería que solo busco sexo

—Y no lo buscas —me pregunta arqueando una ceja

—Solo eso no, hay cosas más importantes

—Vale, entonces que te parece este negro —Esa vez me muestra uno de corte recto pero que se ve que es ajustado, los tirantes son tan finos que parecen un hilo

—Demasiado serio —digo y me dejo caer sobre mi cama llena de ropa que no pasó la prueba de vestimenta para esta noche

—Amiga me rindo, eres muy exigente, y si vas desnuda, creo que así termina rendido a tus pies —Le doy una patada y ella termina riendo.

—Dios que desastre —Ambas miramos a la puerta de mi habitación y vemos a mi madre horrorizada por el reguero tan grande que me rodea —Que bueno que no me toca a mi recoger esto

—Tardaré mil años en poner todo en su sitio y aun así no sé qué ponerme

—Es que nada te gusta —dice Alexa molesta

—Abi tienes ropa hermosa, algo tiene que gustarte, más o menos qué es lo que quieres

—No lo sé, sexy pero no que se pase, impactante pero sencillo, formal pero no tanto, creo que pido mucho, ¿verdad? —Mi amiga asiente desde el suelo, donde se encuentra sentada

—Tienes aquí la ropa de Colombia o es toda nueva

—Mamá que te piensas que tengo salario de narco, obvio que está la de Colombia, tengo cosas nuevas pero no como para cambiar todo el armario

—Porque no te pones el vestido verde que usaste hace años para navidad y nunca más te lo has vuelto a poner —Rápidamente me siento en la cama, porque sin duda me pareció una genial idea

—¿Cuál es ese, nunca lo he visto? —pregunta Alexa

—No lo has visto porque está guardado en un cajón, no sabía cómo colgarlo así que lo guardé —Me levanto y como loca desquiciada reviso en cada gaveta del cuarto hasta que finalmente lo encuentro

Es de tiro largo pero con una pierna a la vista desde la parte de al frente de mi muslo, tiene mangas largas pero los hombros descubiertos, sobre el cuello pasan dos tiras que unen la pieza por la parte trasera dando un toque sensual y gracias al detalle no hay que usar collar con él, es ajustado y es de esas prendas que te marcan el cuerpo perfecto, realmente es hermoso y diría que hasta perfecto.

—¿No creen que es demasiado? —pregunto

—Claro que no, como mantienes esa joya oculta de mis ojos, me lo tienes que prestar un día

—Cuando quieras —respondo y lo observo con ojo crítico imaginando cual sería la reacción de Kenneth al verme —. Hay que lavarlo —digo cuando me percato del olor que desprende —huele ha guardado.

—Yo me encargo —dice mi madre y me extiende los brazos para que se lo pase y eso hago

—¿Estará seco a tiempo? —pregunto muy nerviosa

—Lo estará antes —me responde y se marcha con una sonrisa

—Bueno, un problema menos ahora solo queda el peinado y maquillaje —habla Alexa

—El cabello con ondas y el maquillaje estuve pensando en un ahumado marrón pero muy sencillo, para que el protagonista sea la ropa

—Qué suerte que con eso si te decidiste rápido —se levanta y comienza a guardar la ropa que sacamos de mi closet, me le uno porque aparte de que es mi ropa yo cree ese reguero.

Luego de un buen rato, finalmente todo está en su sitio y ambas nos encontramos cansadas y hambrientas, hace quizás poco más de tres horas almorzamos por lo que me dispongo a preparar una merienda para las dos y ella se queda en mi habitación hablando con Martin por teléfono, me alegro que luego de la última discusión que tuvieron no han tenido más problemas y al parecer vuestra relación está en su mejor momento.

Llego a la cocina y me encuentro a Carla preparando rositas de maíz para ella y Claus que estaban jugando videojuegos en la sala, pero al parecer los planes cambiaron y verán una película. Preparo unos sándwiches y sirvo dos refrescos, una vez tengo todo lo pongo en una bandeja para llevarlo a la habitación y regresar con Alexa. Con un pie toco la puerta porque tengo las manos ocupadas, ella me abre sonriendo mientras se despide de su novio, coloco todo sobre la cama y mientras espero comienzo a comer.

—Bueno dice Martin que Kenneth le dijo que tenía planes para esta noche, pero que no le quiso contar que haría —me dice cuando cuelga el teléfono y aunque trato de no hacerlo finalmente sonrío.

—¿Todo bien con Martin? —se sienta frente a mi e inicia a comer

—Todo perfecto, nunca ha estado mejor

—Me alegro, al menos una de nosotras es feliz

—Oye verás que todo sale bien esta noche, solo ten un poco de paciencia. Martin me ha dicho que él te ama, así que tiene que haber algún motivo por el que te alejó la última vez

—Eso espero, no quiero volver a decepcionarme

—Todo saldrá bien esta vez, ya verás

Escuchar aquellas palabras era lo que necesitaba en ese momento pero aun así el miedo y la incertidumbre habitaban en mí, haciendo un desastre mis emociones y si pensaba mucho en ello podía ocurrir que el miedo a otro rechazo me hiciera no ir a la cita que me esperaba esta noche.

Lluvia de BesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora