Capítulo 14

8 6 0
                                    

AbigailCreo que Matilda me odia, de hecho  estoy segura, esta semana se ha dedicado a complicarme la vida. Tania dice que se debe a las visitas que me hace Kenneth en el horario del almuerzo, incluso ayer me trajo a la oficina un chocolate. No hemos podido salir entre semana, él me invitó un día pero estaba tan agotada que me fue imposible aceptar, a veces siento vergüenza porque cuando miro nuestro historial de respuestas a citas mi respuesta predominante ha sido un no.
Matilda me da cada día más trabajo, supongo que es para mantenerme ocupada, incluso hoy sábado me ha pedido que venga a la oficina, la cual está desértica ya que no es un sábado laborable. Pablo me dijo que si me arriesgaba a salir con su conquista cosas como estas iban a suceder. Esa mujer tiene un serio problema y debe aprender a aceptar un no, las cosas no se pueden forzar y menos cuando dependen de otra persona, pero creo que eso ella jamás lo entenderá.
—Hasta que al fin llegas —me dice la bruja endemoniada, que me sacó de mi cama a las ocho de la mañana. Decido no responder e ignorar su comentario —. Mañana se manda la revista a la imprenta, necesito que revises todo el trabajo hecho y verifica que no haya ningún error —Ese no es mi trabajo, pero puedo hacerlo así que prefiero terminarlo rápido en vez de ponerme a discutir.
Voy a mi mesa de trabajo y rápidamente me pongo en lo que me pidió no es algo tedioso de hacer por lo que lo termino bastante rápido. Me dirijo a su oficina y le dejo sobre su escritorio el modelo corregido, tenía pequeños detalles que cambiar, no hablo a menos que sea necesario no tengo ganas de lidiar con ella.
—Bien, ahora verifica que todas estas citas con la prensa aún se mantienen —Esto ya se acerca más a mi trabajo, que corregir una revista, tomo la agenda que me da y vuelvo a mi puesto.
Me siento y abro la agenda rápidamente empiezo con el primer cliente, me sorprendo al ver tantas reuniones con la prensa, no lo pienso mucho y llamo en total a 120 números estoy harta de socializar y tratar de acomodar a todos en un horario que les sea favorable a nuestros clientes, algunas personas con las que hablé fueron muy amables y me facilitaron un poco las cosas, pero otras hicieron justo lo contrario. Miro mi reloj y he estado tres horas en esto, me levanto y le dejo sobre su mesa la agenda con el nuevo horario de las entrevistas, el cual ya ordené e imprimí para ella, me adelanté antes que me lo pidiera, soy una chica lista.
—Ya terminé —Faltan quince minutos para las doce. Ella saca un montón de papeles y los deja sobre su escritorio.
—Destruye estos documentos —Está mujer se volvió loca, no pienso tolerar que abuse de su poder.
—Mira Matilda, eso es trabajo de secretaria no mío, he aceptado hacer cosas que no me tocan porque pensé que te estaba ayudando —miento— pero no pasé años estudiando para pasarme un sábado destruyendo documentos. Si no tienes nada más que necesites me voy, faltan quince minutos para el almuerzo y ya tenía planes con mi familia —Una vez más no utilizo los verdaderos argumentos, pero ella no tiene por qué saberlo, me mira con los ojos muy abiertos, no se esperaba que sacara las garras de manera tan educada, seguro quería desesperarme.
—Insolente, como te atreves hablarme así —Da un golpe en la mesa y se levanta —Debería despedirte por...
—Por nada —la interrumpo—no tienes motivos, además no puedes, si me despides los demando por incumplimiento de contrato justo ayer se acabó mi mes de prueba y ya firmé mi contrato de trabajo por dos años —Ella me mira con la boca abierta, está claro que la sorprendí —Así que me voy a casa Matilda, asegúrate de llamarme cuando tengas trabajo de verdad para mí, ten un lindo fin de semana —No sé a qué tipo de mujer está adaptada pero mi sangre latina me hierve cuando alguien trata de aprovecharse de mi buena voluntad.
Salgo de su oficina, recojo mis cosas y voy al elevador. Me propongo hacer lo que no he podido en toda la semana. Estoy segura que mi molestia es la que me da el valor que necesito para hacer esto, pero me da igual. Saco mi teléfono y busco el contacto al que quiero llamar, al segundo timbre contesta.
—A que se debe esta bella sorpresa.
—Hola Kenneth ¿Cómo estás?
—Mejor ahora, que me llamas.
—¿Te gustaría ir a almorzar?
—Me encantaría, pero tengo a mis hermanas en casa.
—Lo entiendo —Le digo en automático.
—No he terminado de hablar, así que no me interrumpas Abi —Es la primera vez que me llama así y me gusta —Puedes venir, y almorzar con nosotros, te aseguro que mi lasaña es exquisita —No puedo evitar reír —. Mis hermanas tienen que irse en dos horas más o menos así que luego tendremos tiempo para nosotros —Claro que quiero aceptar, pero no sé si sea buena idea quedarme a solas con él en su casa, mi mano tiembla como lo hace cada vez que estoy nerviosa, pero me propuse cambiar y eso es justo lo que voy a intentar.
—No quisiera interrumpir un momento familiar —digo porque es la verdad
—No digas bobadas, si desde que llegaron a penas me han hecho caso, exactamente me dijeron que vinieron a llenar sus estómagos vacios. Además tu nunca molestas.
—Okey, mándame tu dirección —digo casi en susurro, no sé si me habrá escuchado, mi teléfono vibra al momento, lo aparto de mi oreja y veo un mensaje de Kenneth, de verdad que él no pierde el tiempo —Nos vemos ahora —Nos despedimos y necesito una ola de valor, ya acepte no puedo faltar.
—Vamos Abigail tú eres una verraca —me digo mientras salgo del elevador y camino hacia mi auto.
Marco en el GPS de mi auto la dirección y me lleva a un elegante edificio, me acerco al portero pero él ya fue informado de mi visita, me indica el piso al que debo ir y el número del apartamento.
Voy subiendo en el elevador y mis manos tiemblan, siento una opresión en el pecho y mis palmas sudan, que nervios tengo porque conoceré a sus hermanas y mi corazón se acelera cuándo pienso que estaremos solos cuando ellas se marchen. El elevador se abre y Kenneth me está esperando, como sabía que ya estaba subiendo, supongo que el portero le aviso, salgo del elevador y me acerco a él.
—Hola —le digo y estoy dispuesta a darle un beso en la mejilla pero él me gira el rostro y me da un pico. Me sorprende verlo con ropa tan casual, estoy acostumbrada a verlo muy formal, lleva un pantalón de mezclilla, un suéter que parece de una tela muy suave de color blanco y unas zapatillas del mismo color. No puedo evitar pensar que se ponga lo que se ponga siempre se ve extremadamente sexy.
—Hola princesa, lo siento se me resbaló tu mejilla —Sé que no lo siente, porque lo dice riéndose, yo también tengo ganas de recibir una dosis de sus besos por lo que no digo nada —Entra —Se hace un lado para que yo pase.
El apartamento es justo como lo esperaba, elegante como él. Todo se ve muy ordenado, cosa que tampoco me sorprende. Hay mucho arte en las paredes, es evidente que disfruta de la pintura. En la sala hay dos chicas rubias sentadas en un sofá, una está leyendo un libro y la otra esta acostada mirando la pantalla de su celular, a simple vista puedes notar que son muy diferentes por cómo se visten y como se ven.
—Zennet, Zoe —dice Kenneth mientras se para a mi lado —Vengan a saludar a Abigail —La que leía me mira y sonríe, deja el libro sobre una mesita y se me acerca, en cambio su hermana solo se sienta y me mira como si estuviera enojada con mi presencia, ahora que vi ambos rostros noto que son iguales solo noto dos diferencia sus cabelleras rubias de distintos tonos y estilos lo otro es un lunar que una posee en el rostro y la otra no. Ambas son delgadas y casi de mi estatura, son hermosas como su hermano.
—Mucho gusto Abigail soy Zennet —me dice la chica de cabello ondeado ella tiene un vestido corto pero holgado con flores amarillas, ambas son hermosas y tienen unos impactantes ojos azules, su hermano también tiene ese efecto con sus bellos ojos verdes, me sonríe y me estira la mano, yo le respondo del mismo modo.
—Zoe —dice Kenneth —La chica que está en el sofá resopla mientras se acerca, tiene su cabello muy lacio, lleva unos vaqueros altos, y un top negro, me mira y a diferencia de su hermana me saluda por obligación
—Hola Abigail soy Zoe —Habla con una voz molesta, le respondo educadamente, es obvio que esta chica no está cómoda con mi presencia.
—Ya casi está lista la comida, Abi siéntete como en tu casa —Me sonríe y se dirige a donde supongo queda la cocina. Yo me siento en el sofá individual, Zoe vuelve a donde estaba y sigue en su teléfono en cambio su hermana se sienta frente a mí y me sonríe.
—Bueno, ¿Dónde se conocieron tú y mi hermano?
—Trabajamos juntos, nos conocimos el día de las entrevistas —digo y ambas nos quedamos en silencio por un rato —Kenneth me dijo que van a empezar la universidad aquí ¿Que van a estudiar? —Trato de cambiar el tema, no les puedo hablar de lo que sucede con su hermano cuando yo misma no sé bien lo que pasa entre nosotros.
—Zoe estudiará Diseño y yo aún no sé si Historia del Arte o  Literatura.
—En serio, son carreras muy bonitas, yo estuve entre Historia del Arte y Comunicación Social, no sabía cuál elegir
—¿Cómo supiste cuál era la correcta?
—No lo sé, solo lo supe, era como algo dentro de mí, no me veía en el futuro haciendo otra cosa, así que seguí mi voz interior y funcionó amo mi trabajo.
—Bueno espero y tener esa voz cuando llegue el momento de decidir.
—Verás que sí —respondo con una sonrisa, porque esta chica es encantadora.
—El almuerzo está listo —habla Kenneth anunciando su llegada.
La comida va bastante bien, aunque Zoe actúa como si yo no existiera en la casa, eso la hace ver un poco perra, pero trato de ignorarlo al final yo soy la infiltrada que llegó para romper el momento de hermanos. Zennet en cambio hace todo por incluirme en la conversación, se nota que es súper diferente a su hermana. Me arriesgo a decir que es mi favorita, aunque suene feo en estos momentos lo es.
Luego de la comida obligo a Kenneth a que acepte a que yo voy a fregar todo, me da vergüenza llegar y no hacer nada, no soy la más trabajadora del mundo al contrario soy un poco vaga pero al menos me sé comportar en casa ajena y ayudar es una muestra de educación. Kenneth por su parte se niega a dejarme sola por lo que dedico cinco minutos convenciéndolo para que vaya y le haga caso a sus hermanas porque si no me van a odiar.
—En serio Kenneth yo puedo hacer esto, ve con ellas ya Zoe me odia bastante, no quiero darle más motivos
—Ella no te odia —lo miro arqueando una ceja —. Solo es difícil para ella, pero ya se adaptará —Ignoro la parte donde dice que es difícil, porque no se dé que habla, espero y en algún momento me explique los motivos del comportamiento de su hermana.
—Bueno de igual forma, ve, es que acaso tienes miedo dejarme sola en tu cocina, solo estoy fregando ni que fuera a romper algo o a cocinar.
—¿Es qué acaso no sabes? No me digas que me tocará siempre a mí.
—Bueno, algo sé, solo te digo que hasta ahora no he muerto ni de hambre, ni envenenada —ambos reímos —. Tampoco es que las cosas me queden mal,  hay comidas que simplemente no se me dan, en cambio otras me quedan espectaculares.
—Bueno iré, pero solo si me das un besito —Yo río, este hombre hace todo lo que puede para conseguir uno de ellos y no puedo negar que me gusta esa actitud, ya no se me hace tan raro que este tipo de cosas ocurran constantemente entre nosotros.
—Bueno ahora te daré solo uno —Lo miro para ver su rostro, esto me divierte y no consigo ocultar mi risa —Después cuando estemos solos te daré todos los que quieras.
—Voy a despedir a mi hermanas —Lo tomo de la mano y lo jalo hacia mí.
—Ni se te ocurra —El ríe, y noto que me acaba de hacer una broma, le doy un beso y veo como regresa a la sala.
Me volteo y me dedico a hacer bien mi trabajo, trato de demorar un poco para darles privacidad una vez finalizo, seco mis manos y regreso a la sala con ellos. Kenneth me hace una seña para que me siente a su lado, eso hago. Pasa un brazo sobre mis hombros y como no sé qué le dijo a sus hermanas sobre nosotros me pongo algo tensa y nerviosa.
—¿Desde cuándo están saliendo? —Interviene Zennet, con mala cara, en automático me tenso y él me estrecha más aun sobre él.
—En realidad aún nos estamos conociendo pero cuando esta bella mujer acepte ser mi novia prometo que serás la primera en recibir la noticia hermanita —Siento como el calor recorre todo mi cuerpo y seguro mis mejillas se sonrojaron.
—Me encantará tener la primicia —Puedo ver en sus ojos que no finge felicidad.
—No crees que es demasiado rápido, hace cuanto se conocen un mes,  máximo dos, ojalá y no resulte ser como las que acostumbran a perseguirte hermano, basta ya de locas en esta familia.
— ¡Zoe! —gritan al unísono sus hermanos.
—Creo que lo mejor es que nos vallamos —dice Zennet levantándose, y dándole una mirada fulminante a su gemela, luego se dirige a mí.
—Lo siento Abigail, mi hermana no siempre suele ser tan maleducada, parece insoportable pero créeme cuando se lo propone es muy amable.
—Tranquila no tienes de que disculparte por ella, puedo entender que soy una desconocida, solo cuida a su hermano —Es cierto ella no tiene culpa de tener una hermana que me odie, ya lo otro lo dije por educación porque realmente no me ha dado la oportunidad de conocernos.
Nos despedimos de ambas y Zennet me abraza, me dice que espera saber pronto de mí. Kenneth las acompaña a la puerta y al poco rato regresa conmigo al largo sofá donde estoy sentada.
—Lamento la imprudencia de mi hermana —Suelto un suspiro
—Tú no tienes la culpa —Estoy un poco molesta, a nadie le gusta que lo traten mal, pero justifico todo lo que ha pasado con que sus motivos tendrá.
—Ya verás que cuando te conozca bien sabrá que cometió un error juzgándote.
—Si lo sé, cuando vea que no soy como otras que te persiguen —Me arrepiento al momento de haber dicho eso —Lo siento, solo no me gusta que me juzguen sin conocerme pero entiendo el punto de ella así que tranquilo —el ríe con mi comentario que al parecer oculta un poco de celos.

Lluvia de BesosNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ