Capítulo 34

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Todo ocurre tan rápido ante mis ojos que no soy capaz de procesar la realidad. El sonido de cuatro disparos y la imagen de cómo el cuerpo de Gutiérrez recibió cada uno de ellos hasta caer al suelo, se repite en mi cabeza una y otra vez. No quiero creer que soy la responsable de esto, pero me es imposible no hacerlo, últimamente a mí alrededor solo ocurren desgracias, el mensaje y esto ahora es una clara amenaza que lleva puesto el nombre de mis acosadores.

No quiero ser la culpable de más muertes, mi caos no debería afectar a las personas de mi entorno. Bajo del auto rápidamente, porque todo lo presencié desde ahí y lo observé por los espejos. Debido a los disparos buena parte de los miembros de la policía han salido para verificar lo ocurrido y se llevan una horrible sorpresa al ver como uno de sus compañeros se encuentra gravemente herido en el suelo. Me acerco lo más rápido que puedo porque necesito saber que se encuentra bien y que por mi culpa no murió.

Una mujer comprueba los signos vitales oficial que yace en el suelo sobre un gran charco de sangre, el tono de su piel, sus ojos todo es diferente en él. La mujer pide a gritos que llamen una ambulancia pero al parecer alguien ya lo hizo porque a lo lejos se siente el sonido de una que se aproxima a gran velocidad. La chica presiona la herida de la que más sangre brota, pero aún así hay dos más, porque recuerdo como si de una canción se tratara el sonido de tres disparos.

No me muevo, seguramente tengo un rostro de horror, porque aún no soy capaz de creer lo ocurrido, no me muevo y en mis manos comienza un ligero temblor, estoy segura que una lágrima recorre mi mejilla porque soy capaz de sentir la humedad en mi cara.

La ambulancia llega y en cuestión de segundos están dándole los primeros auxilios al oficial, pero a pesar de todos sus esfuerzos, Gutiérrez ya no está y probablemente su alma abandonó su cuerpo desde que cayó al piso frío y duro de la calle. Los paramédicos cubren el cuerpo y dan la hora oficial de la muerte, las personas se empiezan a dispersar y como estamos justo frente a la estación de policía y esto es un claro asesinato un grupo de personas dividen el lugar para comenzar a tomar las huellas porque está claro que se hará una investigación. A pesar de los susurros todos se van alejando pero yo me mantengo estática en el mismo sitio.

—Señorita está bien —me pregunta una mujer vestida de uniforme, cuando levanto la vista del suelo, me doy cuenta que es la misma muchacha que trató de salvarle la vida a Gutiérrez, sus manos aún se encuentran cubiertas de sangre y mientras me mira esperando una respuesta un hombre le ofrece una toalla, que estoy segura que no servirá para más nada, para que se limpie las manos —Señorita —dice nuevamente.

—Sí, lo siento —tartamudeo —. Estoy bien, creo

—¿Usted vio lo que ocurrió? —A duras penas consigo asentir —. ¿Cuál es su nombre?

—Abigail

—Ernesto —le dice al chico que aún permanece a su lado —Acompáñala a casa mañana la llamaremos para interrogarla, creo que primero necesita recuperarse de lo que vio —Asiento aliviada porque justo ahora no soy capaz de repetir en palabras en voz alta lo que mis ojos vieron desde el auto. Estoy a punto de voltearme cuando me doy cuenta que en el rostro de esta mujer hay furia, molestia y dolor debido a la pérdida de su compañero.

—Lo lamento mucho —digo antes de marcharme y ella me hace un gesto con sus labios como que acepta mi pésame. Camino hasta mi auto acompañada por el joven oficial quien me pide las llaves para manejar y la verdad es que agradezco esto justo ahora porque no me creo capaz de hacer muchas cosas justo en estos momentos.

⊱✿⊰

Cuando entro en casa, me inunda el olor a de la comida de mi madre, observo a mi hermana charlar en el sofá con Alex y cuando me ven ambos me sonríen y saludan, yo los imito lo mejor que puedo. Voy a mi habitación y en el camino me encuentro a mi madre, quien sabe que ocurre algo desde el preciso instante que ve mi rostro.

—Estás pálida mi niña. ¿Qué ocurrió? —dice tomando mis manos que se encuentran congeladas

—Presencié algo horroroso —Me lleva hasta mi habitación y se sienta en la cama a mi lado

—¿Qué sucedió? Sabes que puedes contarme lo que sea, necesitas algo...

—No mamá yo estoy bien, solo fui testigo de cómo asesinaban a un hombre —Lleva su mano a su boca y hace un sonido de sorpresa.

—¿Cómo qué ocurrió?

—Una camioneta salió de la nada y le dispararon varias veces, tres para ser exactos, no vi quien pero habían dos hombres en ese coche, todo ocurrió tan rápido —Unas lágrimas salen de mis ojos ante la reproducción de imágenes en mi cabeza. Últimamente las desgracias de mí día a día van superando en magnitud a la del día anterior.

Mi madre me abraza y se queda silencio mientras lloro, nunca he sido fuerte, siento que tanto peso sobre mis hombros me está asfixiando, cada día mis preocupaciones y tristeza aumentan. Todo inició con la discusión que tuve con Kenneth, que provocó nuestra ruptura, la cual no tuvo explicación alguna, aun recuerdo sus duras palabras y lo cruel que sonaron, yo las recibí como si de una cachetada se tratara. Después vino esa foto donde se le veía con otra mujer que le acariciaba el rostro. La sensación de que me vigilan, la camioneta que me sigue, los mensajes sin remitente y ahora esto, simplemente es demasiado para mí y siento que ya no puedo más. Decir que estoy bien es una mentira gigante, ya no tiene sentido fingir felicidad cuando por dentro me estoy marchitando lentamente, así que lloro en los brazos de mi madre por todo esto y no tener forma de arreglarlo. Mi madre se queda a mi lado en silencio, dándome ese abrazo que necesito desde hace tanto.

—¿Vamos a salir o no? —Agradezco estar de espaldas a la puerta porque sino Carla vería mi rostro hecho un desastre

—Hoy nos quedaremos juntos en casa, como la familia que somos —responde mi madre y mientras habla presiona mi mano. Le doy una sonrisa de boca cerrada porque agradezco que haga esto por mí, a pesar que desconoce muchos de los motivos que me tienen así, sabe que necesito paz y tranquilidad —Ve con tu padre y dile que me vigile lo que dejé cocinándose —Carla protesta pero finalmente se marcha dejándonos solas —Deberías darte un baño y descansar, hoy fue un día complicado pero mañana será mejor, ya verás. Ojalá no hubieras presenciado algo tan horrible pero ahora toca echar para adelante, y levantar la cabeza hoy puedes llorar todo lo que necesites pero mañana no puedes permitirte estar así, recuerda que aún estás viviendo cariño y aunque no me has dicho nada sé que algo llamado Kenneth te sucede, si no tienes las cosas claras deberías ir a buscarlo y tratar de arreglar las cosas.

—Él me dijo que ya no me ama

—El amor no desaparece de un día para otro, así sin más y mucho menos en una relación que a pesas estaba iniciando

—Quizás nunca me amó

—O tal vez solo está molesto por algo, quizás está confundido pero sea lo que sea te debe una explicación y mientras más tiempo pase y sigas sin saber peor te vas a sentir a medida que pasen los días —La miro y agradezco tanto que este aquí en estos momentos, porque me sería tan difícil imaginar todo esto y que al llegar a casa no haya nadie, me encuentre sola y sin este apoyo que mi madre me ofrece. Una vez más me abraza y sentir su calidez de algún modo me alivia y me siento mucho mejor. No existe nada en este mundo como el apoyo de una madre, me aseguro que todo mejorará, que estoy viviendo una etapa difícil pero no será eterna y de algún modo creo en ella y en sus palabras.

Lluvia de BesosWhere stories live. Discover now