Capítulo 12

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Finalmente el día de mi cita con Kenneth ha llegado, estoy un poco nerviosa, bueno mentira, me encuentro muy alterada, quizás en un inicio no acepté pero justo ahora agradezco haberlo hecho. Esta mañana me arreglé el cabello y las uñas, ya me tocaba y tenía cita desde hace algunos días. No es por Kenneth que me arreglo, aunque no niego que me emociona el hecho de que justo hoy estaré más bella de lo normal y una parte de mi realmente espera gustarle.
Salgo del salón y camino por una calle llena de tiendas, aún no sé qué me podré, miro por si algún vestido es de mi interés. Le pregunté a Kenneth cómo debía vestirme porque aún no sé a dónde me lleva, pero luego de mucho insistir me dijo el nombre del restaurante, busqué fotos y es muy elegante. Caminando entre infinidad de vestidos y resistiendo esa tentación de decir me los llevo todos, encuentro uno de color rojo parece ser ajustado y por su largo diría que llega justo sobre mi rodilla, sus tirantes son muy finos y se cruzan es su espalda la cual se encuentra descubierta, es hermoso y como no tengo ninguno con ese estilo o color decido comprarlo.
Regreso a casa y me hago un delicioso almuerzo, hablo un rato con mi familia y mi madre me asegura que mi ex no se ha vuelto a aparecer en la casa, eso me deja con mucha tranquilidad. No sé, ni quiero saber porque me busca pero si sé que nada bueno trae consigo. Él es la persona que más odio en este mundo, y la que más daño me ha hecho, no fue capaz de defenderme o alejarme de sus problemas. Tengo heridas en el alma que no sé si seré capaz de curar por ser tan ingenua y confiar en ese idiota, él es la razón de que no crea en los hombres, siempre tarde o temprano te traicionan. Alejo esos pensamientos porque no deseo deprimirme, estoy tratando de crear una mejor versión de mi misma y desanimada y hundida no creo que lo consiga.
Me doy un baño de burbujas para relajarme y comienzo a vestirme, me maquillo de forma muy sencilla pero para mi gusto luzco genial, mí vestido nuevo con unos zapatos plateados y un pequeño sobre del mismo color, me hacen lucir como una mujer de la alta sociedad, me encuentro muy feliz con el resultado. Cada minuto que pasa provoca que me vaya entrando el nervio, es la primera vez que salgo con un chico en mucho tiempo. Si de algo estoy segura, es que no quiero volver a cometer los mismos errores o confiar en la persona equivocada, como hice en el pasado, pero aunque en verdad no lo conozco mi instinto me dice que Kenneth no es mala persona y que sus intensiones amorosas hacia mi son sinceras. Solo espero no equivocarme.
El timbre de la casa suena y corro abrir, pero cuando estoy cerca de la puerta me detengo, me paso las manos por el pelo, aliso el vestido, cojo aire y me digo a mi misma lo genial que soy, con una sonrisa en los labios abro la puerta.
Ahí está él, es algo bello de admirar, un bizcocho como siempre lo he dicho. Me sonríe y se le marcan los hoyuelos, su sonrisa es nerviosa, eso me tranquiliza ahora sé que no soy la única que lo está. Lleva un traje color azul oscuro, su camisa es blanca pero esta vez no lleva  corbata los primeros botones de su camisa están abiertos dejando a la vista un camino de bellos que te dan deseos de saber que hay más allá.
—Estás preciosa —me dice.
—Gracias, tu igual. ¿Quieres pasar?
—Como quieras, pero no podemos llegar tarde a la reservación.
—Okey tranquilo, entra si quieres mientras iré por mi bolso.
El ingresa y le digo que se ponga cómodo, camino a mi cuarto y recojo mis cosas para guardarlas en el pequeño sobre. Reviso que no se me queda nada, y que todas las puertas y ventanas estén bien cerradas. Vivo sola por lo que soy cuidadosa además tengo motivos para ser un poco paranoica. Al llegar a la sala lo encuentro frente a la pared de fotos vergonzosas que tenía mi padre, esa que no he cambiado solo para mantener su memoria pero que cada vez que veo me provoca vergüenza.
—Mierda —murmuro, sabía que este día llegaría, el parece notar mi presencia y se gira.
—De pequeña eras muy graciosa —dice mientras pone en su sitio la foto más horrible y vergonzosa que tengo, me hago una  nota mental de quitarla cuando vire a casa.
—Esa pared la decoró mi padre, por eso está esa foto, yo jamás la hubiera puesto —digo avergonzada, siento como el calor sube por mi cuello hasta mis mejillas.
—A mí me parece que eras una niña encantadora y ahora eres una mujer preciosa —Me paralizo, no estoy acostumbrada a recibir elogios tan seguidos y en tan poco tiempo, el sonríe y cambio de mirar a otro lado, no deseo que mi sonrojo se note aún más —¿Estas lista? —Yo asiento y camino detrás de él, lo cual provoca que su delicioso aroma llegue a mí, dios este hombre tiene algún defecto porque no es posible que hasta su colonia sea tan deliciosa como él. Cierro la puerta de la casa y pido al del cielo que me de fuerzas para soportar esta noche llena de tentaciones.
Como todo un caballero me ofrece su mano para ayudarme a bajar las escaleras hasta llegar a la cera, me abre la puerta de su coche y la verdad es que tales actos no me sorprenden, el es tan educado que no raro sería que no fuera un caballero. El rodea el coche para sentarse en el asiento del chofer y pone una suave melodía que jamás he escuchado pero que realmente es hermosa.
—Me sorprendió que aceptaras mi invitación a cenar —dice  una vez empieza a manejar, supongo que quiere romper el silencio.
—A mi también —respondo y ambos reímos.
—Me alegra que lo hicieras —dice y siento como me mira, puedo sentir el calor recorrer mi cuerpo ante su mirada fija, agradezco que se encuentre conduciendo ya que eso le obliga a mirar en frente —. Espero que te guste la comida del mar, porque el restaurante al que vamos está especializado en eso.
—Me encanta —respondo y esta vez soy yo quien lo mira mientras maneja y me sorprendo porque creo que este hombre haga lo que haga se ve increíblemente apuesto, el es como un modelo andante sin duda deberían contratarlo. Durante el resto del viaje hablamos de cosas banales.
El restaurante es muy elegante y tiene una hermosa vista al puerto, observas las luces de los barcos en la costa y mientras navegan es hermoso. Nos guían a nuestra mesa  la cual es perfecta. Está en un balcón, con excelente vista, esto es sumamente romántico y perfecto para tener privacidad. No es que yo quiera privacidad por algo especifico pero solo digo lo que veo.
Agradezco que al sentarnos no sea tan cliché como en las películas, con que me abra la puerta del carro y me brinde su mano para no caer con estos zapatos me basta para hacerme ver que es un caballero. Me siento frente a él y observo la espectacular vista que hay a mi lado. Siento su mirada por lo que giro mi cabeza para observarlo.
—La vista aquí es realmente maravillosa —Rompo el silencio que me está matando.
—Lo es —Siento como me sonrojo, y esto no hace más que avergonzarme —Me alegro que te guste, es la primera vez que vengo, lo elegí porque supuse que te gustaría.
—Pensaste bien —le sonrío.
—Me alegro que aceptaras tener esta cita conmigo.
—Nunca dijiste que era una cita
—Realmente no lo mencioné, pero lo es, ya lo sabes, he decidido que esta es nuestra primera cita
—Lo decides por los dos —el asiente y me sonríe —Bueno pues supongo que lo es.
Un camarero muy amable, nos entrega el menú, y nos deja un rato a solas para decidir que pedir, ambos optamos por la sugerencia del chef que es una experiencia gourmet especializada en mariscos. Kenneth lo llama y hacemos nuestros pedidos y se retira.
—Abigail —lo miro —La noche del cumpleaños de Alexa, pasamos un rato muy agradable juntos —no sé qué decir, por lo que lo dejo continuar —No quiero que pienses que te vi como una aventura de una noche —él toma mi mano —Realmente me gustas y mi intención es conocerte mucho mejor.
—Si te hago una pregunta me respondes con la verdad —Esta es mi oportunidad de saber la verdad, aunque quizás parezca una estúpida haciendo esta pregunta pero yo realmente necesito saber.
—No tengo por qué mentirte.
—¿Qué recuerdas de esa noche? yo tengo vagos recuerdos y no sé en qué momento desapareciste, o ¿por qué lo hiciste?
—No recuerdas mucho verdad —me ahorro responder —. La verdad es que nunca nos separamos, siempre estuvimos juntos —Estoy un poco en shock y sorprendida, a pesar de que esto lo imaginaba que lo confirme es bastante fuerte, me he quedado sin palabras —No quería hablar sobre eso hoy, realmente pensé que podríamos conocernos bien y que en algún momento surgiría la conversación.
—No pensabas hablar sobre esa noche, no entiendo —digo un poco molesta, da a entender que desea olvidarla, mientras yo estoy aquí partiéndome el coco solo para recordar.
—Martin me dijo que no recuerdas muchas cosas y pensé que no estarías cómoda si te hablaba sobre ese día, no es necesario hablarlo si no lo deseas.
—¡No, quiero saber que sucedió! —digo menos molesta pero bastante exigente.
—La verdad —se pasa una mano por el cabello —No hay mucho que explicar, al principio solo recordaba pocas cosas, ahora lo recuerdo todo, luego de mucho esfuerzo. Hace poco descubrí que fuimos a una joyería y te compré esto —Saca de su saco una pequeña caja y me la pasa —Tenía planeado dártela esta noche, no sé cómo terminó en mi auto, pero tengo una factura como que te la compré y me haría feliz que la aceptes —Tomo la caja y la abro, en su interior hay una pequeña cadena de plata con un pequeño dije que es una estrella, es hermosa y se ve muy costosa.
—No puedo aceptarla, esto fue producto del alcohol, deberías devolverla y así recuperas tu dinero.
—No, quiero que la tengas, es tuya, deseo que tú la uses —Realmente me gusta y me encantan los regalos, y él parece que no va a dejar de insistir por lo que decido aceptarla.
—Gracias, pero tenemos un problema.
—¿Cuál?
—Bueno necesito a alguien que me la ponga —Sin pensarlo hace su silla atrás y se levanta, camina hasta estar detrás de mí. Yo tomo la cadena y se la entrego, hago mi pelo a un lado y él la coloca en mi cuello —.Es preciosa.
—Me alegro que aún te guste, bueno después de ir a una joyería fuimos a un hotel eso lo sabes porque despertaste a mi lado y huiste como sueles hacer siempre —Pretendo interrumpirlo pero él no me deja —. No me lo tomes a mal, tus razones tendrás, pregunté por ti cuándo desperté y me dijeron que te habías marchado, tampoco sabía que estaba a tu lado hasta que Martin me lo dijo, bueno lo sospechaba pero no estaba seguro, el unió cabos cuando escuchó ambas versiones. Si te soy sincero me siento algo aliviado de saber que me acosté contigo y no con otra persona —Estoy muy sorprendida por la naturalidad con la que habla del asunto, yo tengo ganas de salir corriendo y las mejillas ardiendo, huir no creo que sea lo correcto, al final él está me está contando esto porque yo se lo pedí. También estoy sorprendida por el hecho de que me acaba de confirmar que tuvimos sexo. Oh dios, es un crimen no recordar esto, finalmente lo hago con un candente hombre y no soy capaz de recordar menuda suerte la mía.
El camarero trae nuestras comidas y no decimos ni una palabra. Supongo que ambos estamos muy concentrados en nuestros pensamientos. La comida está deliciosa si le sumas la vista, el lugar, hasta la compañía, todo se vuelve perfecto. Como no soy fan de los silencios y estos suelen volverme algo loca, decido hablar.
—Yo también me alegro de haber pasado la noche contigo —Levanta la vista para mirarme —y no con otra persona, pensar que estuve con un desconocido casi me vuelve un poco loca. Cuando salí de ahí me tomé pastillas para no tener un bebé y hace unos días me hice mil análisis para comprobar que no tuviera nada —me río —me puse muy nerviosa, y un poco histérica, supongo que entré en pánico. Nunca me ha pasado algo parecido y el no tener el poder de recordar o tener el control de la situación me enloqueció.
Él se ríe y noto como sus hombros se relajan, la tensión que había en el ambiente desaparece, supongo que lo que lo estresaba era mi silencio. El resto de la noche hablamos sobre nuestras vidas, me sorprendo al enterarme que tiene hermanas gemelas yo siempre quise tener esa suerte pero no la tuve, no dudo que sea grandioso, me sorprendo cuando sin darme cuenta nos estamos compartiendo detalles pequeños pero igual de importantes para conocernos mejor. La noche en sí es perfecta, esta es sin duda la mejor cita que he tenido en mi vida, tuve pocas con mi ex, pero él no es ni la mitad de lo que es Kenneth, luego del postre, ocurre una pequeña discusión sobre el pago de la cuenta y como tengo un carácter fuerte salgo victoriosa y pagamos a la mitad, finalmente decidimos que es hora de regresar a casa.
—Gracias por hablar con la verdad y darme una noche tan maravillosa.
—Gracias a ti, por no huir esta vez —. Sonrío, el da pequeños pasos para estar más cerca de mí, se lo que viene es bastante lógico que intente besarme.
Coloca una mano en mi cuello, la otra en mi cadera y me empuja hacia él. Nuestros labios colapsan, nos damos pequeños besos que solo son suaves roces, lentos y delicados pero no por eso sus labios dejan de ser deliciosos, coloca su frente sobre la mía y nos quedamos así mirando nuestros labios, como si quisiéramos mucho más.
—Te prometo que si algún día vuelve a ocurrir lo recordarás y me encargaré de que sea maravilloso —no me deja hablar y esta vez me da un beso apasionado nuestras lenguas bailan al mismo ritmo es como si estuviéramos hecho para esto, para este momento, para estar juntos, cuando nos alejamos porque desgraciadamente necesitamos respirar, el besa mi mejilla —Nos vemos pronto Abigail.
Se da la vuelta y sube a su auto, cuando se marcha reacciono y entro a casa, no me gusta estar sola en la calle de noche. Cierro la puerta y me quedo recostada sobre está riendo como una tonta. Sí, dije que no cedería, que me alejaría pero como lo hago si somos dos imanes, somos un volcán a punto de explotar, me propongo mentalmente que a partir de ahora intentaré no huir,  sé que para mí al menos es un adelanto. Supongo que la ley del hielo por primera vez no será aplicada.

Lluvia de BesosTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang