Capítulo 36

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Cuando llegó a casa mi hermana viene corriendo hacia mi lista para salir en busca del árbol de navidad, como le había prometido, maldigo mentalmente por haberlo olvidado por completo, por haber permitido una vez más que todos los desastres de mi vida me hayan hecho olvidar mis planes con ella.

—Estoy lista —dice de manera eufórica y luego da una vuelta para que observe su conjunto de pantalón deportivo con una camiseta corta y unos zapatos deportivos que no solo le queda espectacular sino que se ve con un cuerpo mucho más tonificado y perfecto del que ya tiene.

—Esta hermosa —le digo sonriendo —. ¿Dónde está mamá? Hay que avisarle que vas a salir

—No está y llegará tarde —La miro sorprendida y sin entender porque desde que llegó de Colombia ha sido ella la que ha buscado mil excusas para no salir y pasarnos todo el tiempo en casa en familia.

—No me mires así, hoy es el aniversario de bodas con mi padre —Me crítico mentalmente por haberlo olvidado, desde que mi padrastro se casó con mi madre han tenido la tradición del día del aniversario de bodas se escapan en busca de una nueva aventura, supongo que pasar su fecha especial en otro país les da la oportunidad de cumplir con éxito la tradición. Ver como luego de tantos años aún se aman con la misma intensidad del inicio no solo es hermoso, sino que te hace soñar con tener algún día la oportunidad de vivir un amor así, de tener tu propio cuento de hadas.

—¿A dónde fueron? —pregunto curiosa

—Papá le tenía una sorpresa, la llevará a cenar y dormirán en una habitación del Ritz

—En serio —digo sorprendida porque el Ritz es un opulento edificio de 1910 que no solo es lujoso y refinado también extremadamente caro —Alex se lució, este año, menuda sorpresa

—Así es, así que vámonos —Me toma de la mano y me obliga a dar media vuelta, prácticamente corriendo salimos de casa.

⊱✿⊰

El centro comercial se encuentra muy concurrido, muchas personas esperaron hasta última hora como nosotras para salir en busca del árbol de navidad y todo lo necesario para decorarlo. Luego de una breve discusión con Carla sobre el tipo de árbol decidimos que compraremos uno artificial para así tenerlo en casa para las próximas navidades, pero no por eso será pequeño, lo queremos lo bastante grande para que sea el centro de atención en el salón. Antes de ir por el árbol decidimos hacer otras compras ya que lo mejor es dejarlo para el final y así ir luego directo a casa.

Entramos a varias tiendas de decoración en donde compramos bolas brillantes y distintos colores, piñas, campanas de plata, lazos de colores, figuras navideñas, luces de colores para poner toda la casa, brillará tanto que creo nos dejará ciegos a todos incluso un santa Claus que canta y baila y admito que verlo es muy gracioso.

Luego de haberme dejado arrastrar por varias tiendas por mi hermana, decido que es hora de parar porque mi estómago cruje y si mal no recuerdo cuando ese sonido aparece se debe a que me pide y exige que le envié comida. Carla dice que desea comer en McDonald's y aunque no soy fan de ese estilo de comida, no emito queja alguna porque también me apetece y disfruto complacerla.

Nos sentamos en una mesa que queda junto a las ventanas de cristal, hay algunas personas en el lugar pero tampoco está tan lleno como en otras ocasiones. Una hermosa chica nos atiende y Carla pide una orden de Taste of America de McDonald's obligándome a renunciar a mi ensalada césar con pollo crujiente para tomar pide una Coca-Cola y para mí un Lipton Ice Tea. Disfruto cada momento que pasamos juntas y desde que llegó debido a mis problemas y tristezas hemos cancelado más de una vez nuestros planes. Mi vida era tan perfecta y plena antes de que ellos llegaran que me siento fatal porque seguro regresaran a Colombia con mil preocupaciones de todos los problemas que han visto en estos días, pero es entendible si yo estuviera en la posición de ellos fuera igual.

—Esto me recuerda a cuando escapábamos los domingos en las madrugadas para comer todo lo que mamá no nos dejaba —Ambas reímos ante el recuerdo, en el pasado vivíamos a dos cuadras de un lugar de comida rápida como este, mi madre no nos dejaba ir nunca porque decía que era veneno para nuestros cuerpos así que los domingos nos quedábamos viendo una película hasta tarde y cuando Alex y mi mamá ya estaban del lado del mundo de los sueños, nos fugábamos para comer hamburguesas.

—Hasta que tu padre nos descubrió

—Malditas sus ganas de ir al baño en medio de la noche —Río ante el recuerdo, Carla era una niña y yo una adolecente, casi nos matan del susto que les provocamos pero en mi defensa siempre cuidaba a mi hermana y solo salíamos a comprar la comida, nos encerrábamos en mi habitación a comer y metíamos todo en mi mochila y al día siguiente me deshacía de todo en la escuela, si lo piensas era un plan inteligente, no había falla y por eso lo hicimos durante años sin que nos descubrieran.

—Los pobres, les dimos un buen susto, fue divertido mientras duró

—Al menos mamá nos empezó a comprar nuestras deliciosas hamburguesas

—Cierto, punto a nuestro a favor —Mientras reímos nuestra comida está lista y una vez la tenemos y sin mucho preámbulo iniciamos a comer mientras Carla me hace historias de su escuela y sus amigas. Es un buen rato el que compartimos juntas y por un rato me divierto, me siento en paz y soy capaz de olvidar todo lo que aturde.

—¿Abigail? —me dice una voz que no reconozco en un principio pero que al voltear si reconozco a la dueña

—Zennet, Zoe —A diferencia de las otras dos veces que las he visto, esta vez no las reconozco porque llevan un conjunto deportivo y zapatillas a juego, el pelo recogido en una coleta alta y realmente son idénticas, siento vergüenza de no poder reconocerlas. Las chicas se acercan a mi mesa para saludar

—Qué bueno verte. ¿Cómo has estado? —Finjo una sonrisa de labios cerrados porque aunque no quiera siento un poco de rencor hacia ellas porque prometieron no contarle nada a su hermano y a causa de que sí lo hicieron me ha costado una enorme discusión y aunque desconozco los verdaderos motivos influyó en nuestra ruptura.

—Bien —miento —¿y ustedes? —digo algo confundida porque no sé quién es quién.

—Igual —Miran a mi hermana quien las observa con curiosidad

—Ella es mi hermana —digo señalando a la susodicha y luego le explico aCarla quienes son las gemelas—las mellizas son las hermanas de Kenneth —no señalo a ninguna porque en estos momentos no soy capaz de identificarlas

—Mucho gusto, soy Carla

—El gusto es nuestro, yo soy Zennet y ella Zoe —dice la que tiene una coleta más desaliñada, supongo que las identificaré por el peinado.

—Abigail yo quería agradecerte por todo lo que hiciste por mi y disculparme por mi comportamiento grosero contigo —me dice Zoe

—Bueno supongo que no importa —Ambas se miran confundidas por ello me explico —. Kenneth y yo, no estamos juntos así que da igual —hablo sin levantar la vista de lo que queda de mis postre

—¿Qué ocurrió? —pregunta su hermana

—Creo que deberían mejor preguntárselo a él y no a mí.

—Oh sin duda lo haré —dice Zoe y se va hecha una furia del lugar, la puerta provoca un fuerte ruido a causa de ella, mi hermana y yo nos miramos sin entender

—Kenneth está afuera, nuestra madre vino de Inglaterra, quizás se mude con nosotros —Finjo que me importa pero la verdad es que ver como sigue su vida sin mí tan normal me duele y hasta me molesta —Será mejor que vaya tras ella, antes que monte un escándalo —Se despide y va en busca del huracán de Zoe, aunque no quiera siento un dolor en mi pecho al pensar que todo se acabó sin una explicación, sin un motivo de verdadero peso.

—Creo que mejor nos vamos —me dice Carla y yo asiento, pago nuestra comida y salimos en busca de ese árbol que nos falta para volver a casa.

Compramos nuestro gigante árbol que casi no cabe en mi coche, al llegar a casa es de noche y de algún modo nuestra alegría navideña a desaparecido así que dejamos todas las bolsas en el salón y vemos una película hasta que quedamos dormidas en el sofá.

Lluvia de BesosDove le storie prendono vita. Scoprilo ora