Capítulo 22

15 6 0
                                    

Abigail
Mi alarma suena sin parar y a pesar de que me cuesta mucho trabajo logro estirar un brazo hasta apagarla. Dejo escapar un suspiro y volteo para quedar acostada sobre mi espalda son las seis de la mañana y en cuatro horas sale mi vuelo, pero debo llegar antes al aeropuerto.
Me volteo y observo a mi sexy novio mientras duerme, su rostro se ve relajado y lo noto más apuesto de lo que ya es, no quiero despertarlo anoche estuvimos despiertos hasta muy tarde aprovechando al máximo nuestro tiempo juntos, por varios días solo nos veremos a través de Skype. Sé que lo extrañaré muchísimo ya me he acostumbrado a verlo todos los días, pero me consuelo diciéndome que alejándonos nos extrañaremos y nuestro próximo encuentro será candente y apasionado. Aún me pregunto cómo es que llegué a estar aquí cuando vivía en un mundo lleno de restricciones y miedos, es increíble lo rápido que me he ido liberando de las ataduras que impuse a mí misma.
Estiro cada parte de mi cuerpo y siento como algunos huesos crujen como si estuviera algo oxidada, la verdad es que no suelo hacer ejercicios por suerte mi figura es delgada a pesar de que mi apetito a veces es como el de un animal salvaje; amo tanto la comida y disfrutar del sabor de ella, que me siento agradecida de ser de ese porciento que come todo lo que quiera sin engordar.
Tengo ganas de dormir y seguir acurrucada en la cama, por suerte tengo las maletas listas y puedo permitirme un poco de pereza, aun así, necesito levantarme y comenzar mi día.
Por última vez miro a Kenneth tratando de grabarme esta imagen, me levanto de un golpe, pero con mucho cuidado de no despertar a Kenneth. Tomo unos jeans, un pulóver blanco y la ropa interior que esta doblada sobre un mueble. Me dirijo al baño de la habitación y cierro la puerta con cuidado, no quiero hacer ningún ruido.
Abro la ducha, cierro los ojos y por unos minutos dejo el agua caer sobre mí, aún estoy algo dormida por lo que poco a poco gracias al calor del agua voy sintiendo como la diosa del sueño abandona mi cuerpo.
Al poco rato me siento algo despierta por lo que creo que estoy lista para comenzar a bañarme. Unas manos frías tocan mi abdomen y me sobresalto, no por miedo sino por la sorpresa.
—Lamento haberte despertado.
—Yo no, como eres capaz de empezar la diversión sin mí —susurra en mi oído para luego empezar un camino de besos por mi cuello, consiguiendo que mi cuerpo se estremezca.
—¿Cuál es la diversión en tomar una ducha?
—La diversión eres tú, verte, poder enjabonar cada centímetro de tu piel es todo un espectáculo —Con una de sus manos hace círculos en mi vientre y con la otra hace mi cabello a un lado dejando suaves besos en mi cuello, no voy a mentir es delicioso sentir sus mimos y caricias.
—Kenneth —Mis palabras se ven interrumpidas cuando me gira de un golpe y estampa sus labios sobre los míos. En un inicio es dulce y delicado, pero a medida que pasa el tiempo la intensidad va aumentando.
Da un pequeño paso atrás, pero sin despegar nuestros labios, no me pierdo ninguno de sus movimientos ambos estamos desnudos en la ducha y no mentiré diciendo que no disfruto de la vista. Toma una esponja y vierte sobre ella jabón líquido regresa el pomo a su lugar y sus ojos se vuelve a mí, descaradamente recorre mi cuerpo con su vista hasta que nuestras miradas se encuentran, no siento vergüenza porque observe mi cuerpo desnudo, todo lo contrario disfruto de su mirada devoradora, pero por algún motivo siento calor en mis mejillas, supongo que se debe a que solo pienso en todo lo que podríamos hacer justo en este momento, si no estuviera corta de tiempo.
Como siempre ocurre que me pierdo en el verde de sus ojos, me es inevitable no recordar cuando evitaba que nuestras miradas se cruzaran, de alguna forma desde que nos conocimos ha tenido ese efecto en mí.
Lo bueno de esto es que ya no estoy en el pasado por lo que no hay necesidad de controlarse porque ahora este bizcocho de ojos verdes es mi chico. Sus labios muestran una sonrisa ladeada y pícara, es por ese detalle que sé que algo sucio está planeando esa cabecita.
Con la esponja enjabona mi espalda, luego ambos brazos, mi vientre dejando para último mis pechos los cuales besa, muerde y chupa cada uno, un gemido se me escapa a pesar de que estoy tratando de controlarme, retrocedo un paso y choco con la pared de cristal de la ducha, la cual agradezco que se encuentre ahí ya que dejo mi peso caer sobre ella.
Tomo su rostro en mis manos y lo obligo a prestarme atención muerdo sus labios, él gruñe, pero sin detener el beso, sé que eso lo excita y ese es mi objetivo. Con sus manos nos separa y yo protesto aún quiero seguir disfrutándolo.
—Mierda —murmulla.
—¿Que sucede? —pregunto confundida.
—No quería que fuera así, pero juegas sucio cariño —Antes de que pueda hablar nuestras bocas colisionan en otro beso, pero esta vez más intenso. Me obliga a moverme y el agua de la ducha cae sobre nosotros eliminando la espuma que tenía mi cuerpo, deja caer la esponja para con esa mano acariciar mis muslos lentamente, sé que lo hace para torturarme, he aprendido lo que le gusta y sé que disfruta hacerme sufrir, anhelarlo y aumentar mi deseo.
—Vamos a la cama —me levanta y me carga en sus brazos con mis piernas envolviéndolo, camina a la habitación sin detener nuestros labios, un camino de agua se hace desde el baño a la habitación, pero ya lo limpiaremos luego, al llegar me deja caer y sin ninguna vergüenza abro mis piernas para él.
—No tienes idea de lo hermosa que te ves en estos momentos —siento el calor en mis mejillas nuevamente por lo que seguro se están tornando con una tonalidad rojiza, que aparece cuando él me habla.
Introduce uno de sus dedos en mi interior dejo escapar algunos gemidos mientras me toca de esa forma que solo él conoce y consigue enloquecerme, a veces pienso que definitivamente estamos hecho el uno para el otro por lo bien que nos entendemos en todos los aspectos.
—Mierda estás tan mojada —veo cómo pone su vista en mi nuevamente —¿Qué quieres que te haga princesa?
—Te quiero dentro de mí —digo sin tapujos porque es exactamente lo que deseo.
—¿Tan rápido? —Asiento —No quieres disfrutar otra cosa primero —Arquea una ceja y puedo imaginar todos esos pensamientos sucios que hay en su mente. Sus dedos me acarician y es por ello que no encuentro mi voz por lo que opto por negar con la cabeza.
—¿Segura? —Asiento nuevamente —Pídemelo —Dios porque es así lo miro a los ojos.
—Kenneth —Suelto un gemido, no soy inmune a lo que sucede en mi parte baja, la cual el lleva estimulando un buen tiempo.
—¿Si cariño? —El muy desgraciado me mira sonriendo.
—Quiero que me folles duro ahora mismo —Se muerde el labio inferior y sonríe, estira su brazo a su pequeña mesa de noche y del cajón saca un preservativo y procede a colocarlo a su miembro.
—Si me lo pides, así como puedo negarme —En menos de un minuto la habitación se vuelve caricias y jadeos. Puedo parecer cansona pero ya he dicho que este hombre me encanta, me gusta cada parte de él y poco a poco se ha robado un lugar en mi corazón, uno que pensé que no ocuparía nadie en mi vida. Con una sola mirada me hace sentir única y deseada algo que hasta el día de hoy nadie había conseguido, al menos no de esta manera tan bonita.
Luego de un perfecto despertar tomamos una ducha, esta vez una real, aunque nos fue difícil mantener nuestras manos quietas y lejos del otro, estaremos separados cuatro días y cuando lo pienso se me hace una eternidad no quiero saber que se siente.
Luego vamos a la cocina preparo un café y una tortilla para Kenneth, para mí hago waffles junto a un delicioso batido. Él parece estar escribiéndose mensajes con alguien por lo que puedo disfrutar del rostro que tiene cuando está concentrado en algo, uno que veo poco porque cuando estamos juntos nunca quiere trabajar, lo cual no me molesta porque a mi lado siempre está sonriendo y no es el único ya que tiene ese mismo efecto en mí.
—Martin es un inconsciente —suelta un suspiro y deja su teléfono a un lado.
—¿Por qué dices eso? —pregunto mientras sirvo nuestro desayuno para colocarlo en el alto mesón.
—No acaba de entender que hay mujeres malas en el mundo y que su ex es una de ellas. Con esa actitud de que le gusta ayudar a todo el mundo va a terminar perdiendo a Alexa.
—Yo me he mantenido callada para no decir algo indebido o incómodo respecto a vuestra amistad pero la verdad es que no me gusta como está actuando, Ale me contó que Dayana tiene esa actitud de necesito tu ayuda todo el tiempo, que no para de decir que está pasando un mal momento y el tonto de tu amigo no se da cuenta que es todo un acto para alejarlo de su pareja, mientras siga así lo quiero lejos de mi amiga no quiero que le haga daño.
—Es comprensible, ya le dije que se aleje de ella, esa mujer solo le traerá problemas —Me siento frente a él y comemos nuestra comida en silencio y no es incómodo, al menos yo estoy bastante relajada, pero al final él es el que habla:
—Martin nunca ha tenido a alguien que le importe como Alexa es por eso que no siempre sabe cómo demostrar su amor, espero y entre razón porque me hace mucha ilusión verle tan feliz, salir siempre los cuatros y además son nuestros mejores amigos —yo asiento, no me magino una vida donde sin mi amiga y estoy segura que el siente lo mismo, por lo que sería un gran problema que ellos no tuvieran una buena relación.
—Si él toma las decisiones correctas entonces mi amiga lo perdonará, por hacerla a un lado.
—Eso espero de todas formas hablaré con él, tienen que estar juntos porque algún día serán los padrinos de nuestra boda y nuestros hijos —Al escuchar esa palabra, la comida se queda atascada en mi garganta y paso un poco de dificultad para volver a respirar con normalidad, mi cuerpo se paraliza y aunque trato de mantener la postura estoy segura que lo notó.
— ¿No quieres casarte o tener hijos? ¿O es que crees que no lo quieres conmigo? —me pregunta cuando estoy un poco más calmada.
—La verdad es que ahora mismo no —no dice nada más, pero en su rostro veo la molestia, pero caigo en cuenta de lo que he dicho y creo que entendió mal o, mejor dicho, yo no me expresé bien. —Lo que quiero decir es que claro que quiero contigo todo eso, solo que ahora mismo no estoy preparada —su rostro se relaja y lentamente asiente, mi incomodidad en el tema es notoria por lo que el resto del desayuno ocurre en total paz, pero al menos no hay tranquilidad de mi parte. Sé que debo hablar del tema en algún momento, pero no es fácil abrir tus demonios frente alguien más, pero si él lo hizo conmigo porque me es tan difícil hablar.
Tengo tanto miedo a que me abandoné por mostrarle el lado horrible de mi vida me provoca el temor a perderlo para siempre. Pero sé y no puedo ser cobarde porque mi silencio nos hace daño a los dos, es por ello que decido que es mejor hablar ahora y si no quiere verme al menos me consuela que estaremos sin vernos algún tiempo.
—No sé si algún día pueda tener hijos —Suelto de sopetón, a veces es mejor así sin tantos adornos, además me da miedo a no ser capaz de contarle por arrepentirme. El me mira como si esperara escuchar algo más, en sus ojos no hay lástima, ni odio solo interés en conocer mi historia, lo cual es un alivio. Me regala una mirada de esas que siempre tiene para mí, dejo escapar un suave suspiro mientras juego con mi comida.
—Hace tres años empecé una relación con un muchacho de mi antiguo barrio, iba todo de maravilla y pensé que sería el amor de mi vida yo estaba muy enamorada. Ambos estudiamos juntos y teníamos los mismos intereses hasta que pasó un año y todo cambió —Levanto la mirada porque aunque me duela hablar de esto necesito saber su reacción ante lo próximo que estoy por contarle —él empezó a tener actitudes raras pero yo pensé que era por sus problemas familiares su madre estaba enferma de cáncer terminal y estaba muriendo fue un momento muy difícil porque nos conocíamos desde pequeños y ella era como mi familia —Toma mi mano y me murmura un lo siento, una lágrima se me escapa y rápidamente la limpio —El empezó a salir con la gente mala del barrio, al final terminó metido en un grupo de drogas, el las vendía en nuestra universidad y cuando lo descubrí me dijo que era para pagar el tratamiento de su mamá. Aunque no me gustaba la idea no intervine, yo haría cualquier cosa si la mía estuviera pasando por esa situación y no tuviera el dinero. Luego de cuatro meses ella falleció y pensé que el saldría de eso, pero la depresión lo llevó a consumirla y por mucho que traté de ayudarlo nada funcionó.
Recordar el pasado y todo lo que tanto daño me ha causado es duro, difícil y tener que contarlo en voz alta es aún más, de algún modo revivo cada imagen. Lágrimas corren por mis mejillas y como sé que no se detendrán ya no me molesto en limpiarlas.
—Llegó a un punto en que simplemente se rindió y se dejó llevar por ese bajo mundo, abandonó sus estudios yo estaba como una tonta enamorada de él así que traté de ayudarlo en todo, solo quería verlo bien pero nunca fui lo suficientemente fuerte para alejarme aun cuando sabía que lo que hacía estaba mal así que el quien me alejó. terminamos, me dolió muchísimo, pero acepté que era lo mejor, nuestros caminos se habían separado pasaron dos meses en los que no hablamos ni una vez hasta que un día llamó pidiéndome que fuera a su casa porque necesitaba mi ayuda, obvio acudí a él, estaba muy preocupada su voz ya no sonaba igual era como si se estuviera apagando. Al llegar estaba en el piso casi a punto de un desmayo, no reaccionaba pensé que moriría de una sobredosis. Estaba a punto de salir en busca de mi teléfono que estaba en el coche para llamar a emergencias, pero tocaron la puerta abrí y —Pierdo la voz y rompo en llanto.
—No tienes que contarme nada si te hace daño yo...
—No —lo interrumpo —. Quiero hacerlo, lo necesito —toma mis dos manos y las presiona —En la puerta había dos hombres que dijeron ser sus amigos los dejé entrar esperando que me ayudara, pero resultaron ser los proveedores de la droga que Erick vendía y consumía ellos venían por su pago, al parecer se había gastado todo en más porquería y me ofreció a mí como si fuera de su propiedad o un objeto para saldar su deuda y esos miserables aceptaron.
—Oh dios —se levanta y me abraza —Lamento tanto que hayas vivido eso —lloro un rato en sus brazos, suelto todo lo que tengo por dentro, solo existen dos personas en este mundo que conocen esta historia contada por mí, Alexa y mi madre, narrar lo que sucedió es como clavarme un puñal a mí misma por eso nunca hablo del tema aunque a pesar de eso de mi mente nunca sale, cuando me encuentro mejor decido hablar, puede que parezca imposible pero mi historia no termina ahí.
—Necesito decirte todo —No se aleja se queda a mi lado esperando a que comience hablar, me da mi tiempo y no me presiona, hace caricias sobre mi espalda y sostiene mi mano, su mirada cambia, pero en sus ojos puedo ver lo solo molestia, furia por lo que me sucedió. Por no haber tenido la opción de negarme, porque ignoraron mis gritos y mi dolor, poseyeron mi cuerpo, pero también me arrebataron una parte de mi alma, de mi inocencia y de mi ser.
—Uno de ellos era el hijo del jefe de Erick, se obsesionó conmigo y pensó que sería un buen trofeo así que le dijo a su padre que me quería para él, por suerte aquel día fui a la policía y puse una denuncia, pensé que con eso no podría acercarse a mi o sería el principal sospechoso, pero de nada servía, el dinero mueve al mundo, y la denuncia desapareció como si nunca la hubiera realizado, mi familia y yo nos mudamos lo más lejos que pudimos pero a pesar de eso yo no me sentía segura en casa, siempre estaba paranoica por eso vine a vivir con mi padre, necesitaba cambiar mi vida y alejarme de aquel entorno. Luego de ese día estuve muchos meses en un hospital me violaron y como si no fuera poco me golpearon tanto que mis posibilidades de ser madre son muy escasas —. Me envuelve en sus brazos y me aprieta tanto que siento que me falta el aire pero no protesto en estos momentos justo eso es lo que necesito, calor, amor y comprensión, todo lo que me falto en mi pasado, recordarlo no es fácil sobre todo cuando me esfuerzo tanto para olvidar pero de cierta forma siento que algo que me causaba preocupaciones y temor a perderlo ya no están, sé que Kenneth no es Erick y no necesito escuchar sus palabras para saber que no me abandonará. Toma mi rostro en sus manos y con sus pulgares limpia mis lágrimas.
—Te amo —mi corazón deja de latir por un momento, estoy sin palabras y mi tristeza queda en el  olvido —No permitiré que te pase nada malo, eres la mujer más noble, buena, inteligente hermosa e increíblemente sexy y caliente que conozco —la sonrisa en mis labios es tan natural que me es imposible ocultarla —Lamento tanto que hayas pasado por algo tan asqueroso como eso, no encuentro el adjetivo correcto para describir a esos seres despreciables porque evidentemente hombres no son, ese tipo Erick no supo ver lo mucho que vales, y esos desgraciados son… —se detiene y cambia de frase —El hecho de que confíes en mí me hace sentirme el hombre más importante del mundo. Gracias por contármelo y aunque esa mínima posibilidad de tener hijos contigo no existiera no me separaría de tu lado porque eres tan importante que te necesito para completar mi concepto de felicidad, eres como mi oxígeno Abigail, te necesito para poder vivir —Sin palabras es como estoy, me quedo viéndolo con la boca entre abierta y no sé qué decir, es la declaración de amor más bella de este mundo, este hombre es simplemente perfecto y siempre consigue sorprenderme cuando menos lo imagino.
—Yo también te amo —él sonríe —y no lo digo para corresponderte, lo digo en serio te amo y estoy locamente enamorada de ti Kenneth Brown.
—¿Ah sí? —Asiento —pues qué suerte tienes porque yo también estoy enamorada de usted señorita Abigail Peralta.
Me besa y es un beso cálido, justo lo que necesito para sentirme mejor, jamás pensé que semejante confesión sería el resultado de contar mi triste historia. Pero con Kenneth he aprendido que las mejores cosas ocurren en momentos inesperados, por un largo rato lágrimas recorren mi rostro, pero el limpia cada una de ellas y me sostiene en sus brazos, prometiendo que me cuidará y justo eso es lo que necesito, me dice que estará a mi lado y que nunca más estaré sola y le creo porque desde que lo conozco no me he sentido jamás así, porque como el mismo dijo lo necesito como el aire que respiro para vivir.

Lluvia de BesosWhere stories live. Discover now