Capítulo 17

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En un inicio me mira sorprendido, pero a medida que me acerco una sonrisa se va haciendo más evidente en su rostro. Siento más nerviosismo del normal a la hora de acercarme, esto es algo así como la caminata de la muerte.
—Ayer estabas hermosa —dice mientras toma un mechón de mi cabello y juega con él, es evidente que estoy nerviosa y seguro lo nota —pero hoy —se detiene, su letanía al hablar me enloquece aún más —pareces una diosa —Dios, porque este hombre me hace esto, casi muero de un infarto. Me toma por la cintura y me arrastra hasta estar bien pegada a él. Ambos miramos nuestros labios, lentamente se acerca y me da un beso suave y húmedo, es delicioso tener contacto con sus labios, siento que estoy en el mismo cielo.
—Gracias —digo mientras me alejo un poco de él.
—Tenía ganas de verte, vine a ver si querías cenar conmigo o no se ir al cine, lo que tú quieras, solo me apetecía estar un rato a tu lado.
—Bueno en el camino hice un pedido bastante grande de comida japonesa debe estar al llegar en cualquier momento. ¿Puedes quedarte a cenar conmigo si quieres? —Le doy un pico rápido y puedo ver como se sorprende por mi acto.
—¿Recibiré una dosis bien grande de besos? —pregunta divertido.
—Bueno... si te portas bien, no veo porque no.
—Pues me quedo —Sonrío y él vuelve a unir nuestros labios en un beso más largo que el anterior —Me encanta tu cabello así, te ves muy pero muy sexy —enarco una ceja —créeme, antes ya eras increíblemente sensual —Siento el calor apoderarse de mis mejillas y mi pecho, el parece notarlo porque me mira divertido.
—Vamos —dice y me toma de la mano mientras caminamos por el camino que lleva a mi casa.
Busco las llaves en mi bolso para abrir y tras adentrarnos en casa la cierro. Enciendo varias luces y le pido que se acomode, mientras yo voy a mi habitación para dejar mis pertenecías y busco una botella de vino blanco, no sé si le guste, pero al menos yo amo su combinación con la comida japonesa, el timbre de la puerta suena por lo que me encamino abrir pero para mi sorpresa Kenneth se encuentra recibiendo la comida y río cuando intenta pagar y el joven le dice que el pedido ya está pagado en línea. A pesar de eso él, da una propina al repartidor y tras cerrar la puerta me mira sonriendo y alzando las bolsas.
Nos sentamos en el piso de mi sala, con la comida sobre la mesita del centro, él está a mi lado y aunque ambos tenemos lo mismo siempre que puede me roba comida o me da de comer. Este lado que estoy conociendo de él es muy tierno y hace que me guste aún más, secretamente me estoy derritiendo. Charlamos y disfrutamos del buen vino y comida, disfrutamos juntos de un rato agradable, poco a poco lo voy conociendo un poco más en su vida diaria, ya que su forma, carácter y gustos en el trabajo los conozco a la perfección.
Sé que es muy centrado en su trabajo, puedo verlo en la oficina, esta semana presencié como regañaba a los miembros de su equipo por no hacer bien sus trabajos, Alexa me dijo que Martin le comentó que él es el tipo de hombre que siempre tiene trabajo adelantado, pero me alegra saber que aun así está haciendo tiempo para estar a mi lado, nadie se imaginaría que este  hombre sumamente dulce, es el mismo que se vuelve loco cuando todo empieza a salirle mal en la oficina.
Hablamos de sus hermanas que poco a poco se han instalado en su nuevo apartamento y como se han ido adaptando a Madrid, me explica que Zennet le pidió mi número y que seguro me escribirá para salir juntas un día, asegura que ella me amó. Me hace feliz saber que al menos me gané a una de esas chicas, aunque la verdad no pierdo la esperanza con Zoe, ahora que entiendo los motivos de su comportamiento hacia mí, solo tengo que demostrarle que mi personalidad es diferente a la de la antigua jefa de Kenneth o de Lorel su exnovia.
Veo el desastre que creamos con nuestra comida y decido que después recogeré todo, pero este hombre trabajador protesta y al final terminamos recogiendo y fregando juntos. No pensé que hacer esto con alguien sería divertido pues entre jabón y burbujas terminamos con todo el rostro mojado, y una simple labor de la casa resulta muy divertida, últimamente me descubro a mí misma siempre que estoy con él.
Mientras me seco las manos y la cara, siento como me rodea con sus brazos por la cintura, dejo a un lado la toalla y me volteo sonriendo. Su cabello húmedo lo hace ver más sexy de lo que ya es, no entiendo como eso es posible. Él es increíblemente guapo, sus ojos verdes hacen que me pierda en su mirada, jamás vi unos ojos tan hermosos, inducen a la locura.
—Me encantan tus ojos —Suelto de repente, cosa que lo toma por sorpresa, esta noche he decidido dejarme llevar por lo que siento o pienso.
—Y a mí tu sonrisa —Contra ataca, eso no me lo esperaba, pongo mis manos en sus cachetes y arrastro su boca hacia la mía. Esta vez el beso es desenfrenado, como si no hubiera un mañana, lentamente sus manos van bajando por mi espalda desnuda porque esta mañana elegí un vestido donde mi espalada está visible, sus manos llegan hasta mis nalgas, ahí se detiene y me presiona contra sí. El solo me mira deseoso de mí, de nosotros, de todo lo que hicimos y no soy capaz de recordar. Su nariz recorre mi cuello, deja besos húmedos por él hasta llegar a mi boca, es un beso apasionado pero lento, completamente diferente a los que nos hemos dado hasta ahora, está lleno de pasión y poco a poco la lujuria se apodera de ambos. Siento su miembro creciendo bajo ese hermoso traje que lleva, cosa que me vuelve aún más loca y deseosa de él.
Me levanta para que lo rodee con mis piernas por su cintura, no para de besarme, no quiero dejarlo ni para respirar, supongo que nuestro apetito es tan poderoso que en estos instantes hasta eso olvidamos. Me lleva hasta la mesa de mi comedor y me coloca sobre ella.
Le hago espacio entre mis piernas para que se coloque frente a mí, se aleja y gruño por la pérdida de contacto. Sus labios están un poco rojos e inflamados, su mirada es diferente, llena de lujuria, en ella habita un deseo que minutos antes no estaba. Me muestra esa sonrisa ladeada que normalmente consigue ponerme tonta, pero en esta ocasión no me permito caer en ese estado. Lentamente su rostro se acerca y me da besitos en el cuello, sentir su respiración agitada hace que mi piel se erice besa el lóbulo de mi oreja y luego lo muerde suavemente.
—Eres tan deliciosa, me pregunto si en otros lugares es igual —El deseo vuelve a mí, por lo que me encuentro abriendo los botones de su camisa mientras dejo un camino de besos por su pecho.
El ríe al notar que me quedo trabada en el último botón, se aleja para ayudarme y se quita de una vez la camisa que cae al suelo, le beso el pecho y cada tableta que tiene en su abdomen, este hombre fue moldeado por los dioses, tiene un abdomen sumamente marcados es evidente que se ejercita muchísimo. Sus brazos son perfectos, musculosos, duros y un hay una línea de vello desde su ombligo que se pierde por su pantalón.
Toma mi vestido por la parte de abajo y lo sube hasta quitármelo, como la espalda estaba visible no opte por llevar sujetador por lo que mis pechos están completamente libres, siento un poco de vergüenza, hace mucho que un hombre no me ve de este modo, pero trato de no pensar en ello.
Sus labios se vuelven a unir con los míos y con una de sus manos masajea uno de mis senos, su boca va bajando hasta que llega al otro, primero lame mi pezón, luego chupa y muerde suavemente, repite ese proceso infinitas veces en cada uno, mientras su mano hace maravillas su otra mano provoca estragos del otro lado con su boca, siento una corriente que se va apoderando en mi zona baja y está cada vez más húmeda. Mi respiración es un horror, entre jadeos tiro de su cabello obligándolo a besarme los labios.
Se aleja de mi rostro para llevar sus labios a mi oído, me deshago de su cinturón y desabrocho su pantalón.
—Confirmo, tus senos son exquisitos, pero aún te quiero saborear más —Esa confesión me pone a mil.
—Entonces no te detengas —me encuentro diciendo mientras cuelo una mano por su pantalón y mi cara debe ser un poema por la sorpresa que me llevo al darme cuenta que no lleva bóxer, jamás imaginé que el fuera de ese estilo. Al parecer nota mi asombro porque se ríe.
Acomodo su miembro sumamente erecto en mi mano y lentamente la muevo una y otra vez poco a poco voy acelerando el movimiento y siento como su glande se va humedeciendo.
Acaricia con una de sus manos las mejillas de mis muslos, lentamente se acerca a mis bragas, las hace a un lado y mientras me besa acaricia mi clítoris con sus dedos, es la gloria sentir su toque en el lugar donde más lo deseo. Con su otra mano rompe mis bragas, estorban tantos que esa es la única vía para deshacerse de ellas sin dejar de tocarnos, introduce uno de sus dedos en mi sexo húmedo y al mismo tiempo su otra mano sigue acariciándome, pero cada vez es más brusco con su toque como si me dijera que soy suya.
Mi respiración cada vez es peor, esto es tan maravilloso que hace que olvide cualquier encuentro sexual que tuve en el pasado, supongo que es porque es con él y más que atracción tenemos una química explosiva.
Me detiene y al mismo tiempo se hace atrás, por un segundo me asusto pensando que me dejará así, pero en sus ojos veo el mismo deseo que siento y eso me tranquiliza. Se deshace de sus zapatos para quitarse el pantalón, de su billetera saca un paquete de aluminio y lo deja a mi lado sobre la mesa.
—Acuéstate —me dice con voz hipnótica, besa mi vientre y masajea mis senos una vez más —Eres preciosa —Con sus manos abre mis piernas y siento su respiración sobre mi zona baja, pasa su lengua húmeda muy lentamente sobre mi clítoris y después un poco más abajo, luego de eso la ternura desaparece y me come mi sexo de manera desenfrenada yo siento como se acerca mi primer orgasmo a mi cuerpo, este vibra en su rostro mientras yo gimo y jalo su cabello. Se incorpora, toma el preservativo y se lo coloca.
—Definitivamente todo de ti es delicioso —dice mientras me muestra esa sonrisa donde se le forman hoyuelos, lentamente entra en mí. Coloca sus manos en mis caderas y me empuja hacia a él.
Sus movimientos son rápidos, disfruto de cada minuto, la respiración de ambos es un desastre, nuestros jadeos se unen en una dulce sinfonía.
Mientras se hunde una y otra vez en mí, disfruto cada estocada, me dedico a ver su hermoso rostro y cada gesto que hace por el placer que ambos sentimos. Cierra los ojos como si se tratará de alejar lo más posible su orgasmo. Yo me incorporo y me vuelvo a sentar en la mesa. Con mis manos y piernas lo rodeo, me encargo pegarme lo más posible a mí. Ambos nos movemos rítmicamente y nos besamos de manera desenfrenada.
—Ya no puedo más —me dice, esas palabras me ponen aún más caliente, ¿cómo si fuera posible estar peor?
—Entonces no te contengas —Disfruto mi segundo orgasmo, mientras él se corre.
Nos quedamos así por un minuto abrazados en silencio y jadeando, al salir de mí, se retira el preservativo y le hace un nudo. Saca un pañuelo de su pantalón para envolverlo y dejarlo sobre mi mesa. Se acerca nuevamente a mí y me da pequeños besos por todo el rostro.
—Abi —lo miro —Eso fue increíble.
—Lo fue —Confirmó porque yo me siento exactamente igual —Me besa y no puedo evitar sonreír sobre sus labios.
—Quizás creas que es demasiado rápido —Se detiene como si pensara lo que va a decir —pero me gusta todo de ti, quiero que seas solo mía, como mismo ya soy todo tuyo —No puedo ocultar la felicidad que me provoca oír esas palabras —Quiero estar en una relación contigo, divertirnos, verte cada día, besarte —me da un pico —hacerte el amor muchas veces, despertar a tu lado y todo lo que conlleva una relación.
—¡Sí! —Me encuentro diciendo de manera desesperada y sin poder disimular mi alegría —Yo también quiero todo eso.
—Entonces eres oficialmente la novia del caliente y sensual Kenneth Brown Smith —Suelto una carcajada, él me acompaña en mi risa, pero sin ser tan escandaloso como yo.
—¿Dónde está tu habitación?
—Arriba —contesto, con sus manos me carga como el príncipe que rescata a la princesa.
—Pues guíame, aún no he terminado contigo —sonrío ante su comentario. Ahora mismo estoy agotada, pero en unos minutos estaré como nueva, y más si es para estar con él, quién se negaría a este bizcocho.
Me lleva a mi habitación y me acomoda en la cama, me tapa con una sábana y se acuesta a mi lado, me besa y luego nos abrazamos un rato, charlamos y mientras me masajea la cabeza es algo que me encanta, al poco tiempo sin planearlo me encuentro haciendo nuevamente el amor con este bizcocho de ojos verdes que me tiene embobada.
Estoy en una perfecta burbuja, que no quiero que estalle nunca, había olvidado lo bien que se siente la felicidad y desde que conocí a este gran hombre mi vida cada día mejora más, por primera vez no me arrepiento de arriesgarme en el amor y de permitirme vivir esto. Finalmente comprendí que merezco esto y ser feliz, no puedo vivir escondiéndome toda mi vida, el que no se arriesga no gana.

Lluvia de BesosWhere stories live. Discover now