Capítulo 15.

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Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores.

Su caminar era lento pero constante y su mirada inexpresiva era algo que muy pocas veces se había visto, pero aún con ello no había forma de equivocarse respecto a él y tampoco había manera de detenerlo, ya lo había intentado veces anteriores y fracasado rotundamente, pero al menos esta vez debería intentarlo.

—¿a dónde vas con ese uniforme escolar? —le preguntó el portero del lugar, gokú se detuvo pero no levantó la mirada.

—Vengo a resolver unos asuntos, no es prudente que quieras detenerme —Contestó el Son—. Entrégale esto al dueño y dile que me disculpe, trataré de no hacer mucho daño —prosiguió entregando y muy confuso el hombre asintió, después de todo quién sabe qué asuntos tenía este chico.

Caminó con dirección del ya tan conocido lugar que solía frecuentar, todos le vieron y algunos que conocían al chico saludaron, pero esta vez, no hubo una respuesta, porque sus ojos y atención sólo estaban dirigidas en un solo lugar y esa actitud les aclaró las intenciones del joven, muchos retrocedieron y algunos otros comenzaron a salir del lugar, así como a otros la curiosidad les dio para quedarse en el sitio.

—Dame un martini más, sin limón —una voz especificó el trago, aquel no era otro más que azazel quien tranquilo aguardaba su pedido, debió saber que alguien habría llegado porque aun cuando cerró sus ojos sabía quién estaba detrás de él. —¿pasa algo Son gokú? —preguntó sin volverse y el silencio que invadió el bar le dijo que algo no andaba bien y cuando le sirvieron su trago supo que en efecto, era gokú quien había llegado, pues en el reflejo del vidrio logró ver la figura del joven peli rubio.

—Lo que debe pasar azazel-san —contestó gokú que de forma lenta sacó su arma —. Aunque aún debo saber: ¿por qué te empeñas tanto en joderme la vida? —preguntó el chico a sus espaldas, con voz fría.

—Supondré que por tu tono pareces molesto conmigo—concluyó y se rió nuevamente antes de probar un bocado del trago que se le fue servido. —deberías explicarte mejor Son kun ¿tratas de confundirme? —expresó con burla, pero pronto ese gesto se borró cuando la copa que mantenía en sus manos desapareció, luego de ello sintió el frío licor bañar su rubio cabello.

—¿Así que Vigilar a issei no era el único de tus planes verdad? —cuestionó gokú después de que su mano terminó de vaciar la bebida que se encontraba sobre aquella pequeña copa, misma que dejó en la cabeza del líder caído quien comprendió vagamente a lo que el chico se refería.

—Solo estaba inseguro de que fueses tan eficiente como se decía, si fracasabas Kalawarner se haría cargo del resto, realmente eres un misterio, es normal que todos quieran resolverlo —contestó azazel de forma tranquila, tanto que tampoco se giró para encarar al joven y esa declaración causó enojo en gokú quien levantó su báculo listo para golpear an ángel caído, sin embargo una mano se posó en el extremo de su objeto y lo sostuvo antes de que comenzase el recorrido.

—Yo no haría eso si fuera tú —comentó el Peliplata con una sonrisa plasmada en su rostro quien había llegado repentinamente para esta confrontación, aunque no parecía preocupado por la ira del joven, todo lo contrario; parecía disfrutarlo porque podía verlo en su retina; la ira que parecía controlar, esos mismos ojos desafiantes que antes le detallaron ahora los tenía encima apreciándolos de manera consciente.

—Suelta mi báculo —ordenó el joven sin titubear pero el otro con su silencio dijo que se opondría, no sería como la última vez y en esta ocasión parecía ser un poco interesante, porque no sería un tonto juego como lo hizo en el pasado, lástima que gokú no pensaba de la misma forma.

Mal de Amores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora