Capítulo 27.

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Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores.


—Xenovia-san —él habló y ella se acercó con determinación desbordando de su mirada.

—Lamento haber tardado, pero creo que al fin lo he conseguido —xenovia comentó y sujetó las manos del chico como si realmente hubiese descubierto algo importante, dejando la confusión evidente en el joven de cabellera rubia.

—De-de qué hablas Xenovia-san — cuestionó intrigado y ella tomó una pequeña libreta que había traído consigo, .

—Realmente pensé en nuestra última conversación y coincidí con tu punto gokú-san —continuó y buscó en el objeto algún apunte que parecía tener.

—O-oye Xenovia-san... no deberías darle tantas vueltas al asunto —continuó diciendo, creyendo que tal vez la chica solo se empeñaba en seguir con su falso sueño, pero la realidad podía ser otra y muy posiblemente, el que no quería ver más lejos era él.

—Yo, admiro a Son gokú por su fuerza, no puedo evitarlo, es esa la razón por la que te conocí —ella le interrumpió y silenció al joven. —Pero a pesar de que me cautivó su manera de pelear y su fuerza, también me gusta su comida —continuó diciendo desconcertando al chico.

—¿Mi comida? —preguntó con una gota de sudor ante sus palabras.

—Fue son gokú quien me ofreció comida cuando tenía hambre —declaró y dejó de lado la libreta que tenía entre sus manos, recordando aquella tarde en que él le invitó a su casa —también te aprecio porque eres amable me diste un hogar y ropa —continuó con sus palabras que inspiraban seriedad y a la vez sinceridad. —Yo perdí todo lo que era, mi razón de ser, pero me hiciste ver que ese no era el fin — prosiguió, realmente parecía haber indagado en todo lo que últimamente había ocurrido.

—Xenovia-san, yo... —intentó hablar, pero la mujer no le dejó.

—Incluso demostraste lo amable eres al decidir salvarme de Kokabiel a pesar de las consecuencias que eso te trajo después —habló xenovia, no evitando asombrar más y más al rubio por esas palabras. —Me atraes por la manera en que te preocupas por las personas que lo rodean, te he admirado desde hace tiempo y ahora te admiro más —declaró siempre con esa actitud que deja en claro la veracidad de sus palabras. 

¿Cómo responder ahora? ¿qué hacer? ¿qué cara poner? su mirada y sus pensamientos no hacían más que centrarse en esa mujer que, aunque tenía dificultad para expresarse,  no era un obstáculo para sacar al aire cuan equivocado gokú estaba respecto a ella, claro que era su fuerza lo que le había acercado a Xenovia, pero realmente no era eso lo que le cautivaba, ahora lo comprendía y podía verse así mismo a través de esos ojos ámbar.

—Puedo destacar que eres muy bueno conmigo, que aceptas a los que te rodean sin importar sus orígenes ni juzgas a los demás, siempre estás ocupado pero aún así sacas tiempo para compartir con la gente que te aprecia. —Sin separar su mirada ella comenzó a acercarse más y más hasta que estuvo frente a frente del joven. — prometí que conocería más a Gokú-san, pero hasta ahora, estas son las únicas cosas que me atraen de tí y también por las cuales quiero ser tu esposa y tener a tu hijo —explicó, causando que un sonrojo apareciera en las mejillas de Gokú que desvió la mirada.

—O-otra vez con eso... —balbuceó, no sabiendo cómo sentirse respecto a ella en estos momentos.

—Me disculpo por haber sido tan directa —dijo ella. —No será ahora claro, pero cuando la situación sea favorable nosotros... —prosiguió y no pudo continuar, pues el joven lentamente le rodeó con sus brazos y la atrajo a él.

Mal de Amores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora