Capítulo 35.

1.6K 221 63
                                    

Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores.

Si pudiera ver al chico de ese entonces, para nada concordaría con lo que sus ojos han mirado el día de hoy. Era incapaz de socializar y de cierta manera tímido, no era como muchos lo pintaban, no se trataba de alguien presumido que preferiría estar solo antes que tener la compañía de alguien, no era de esa manera, más bien; así era como la gente le miraba, como sus compañeros de clase creían que actuaba, pero nada más alejado de la realidad.

Hace menos de un año, en una primaria ambos se conocieron, un chico reservado y tímido en sus adentros y ella que en un principio le miró como alguien a quien bajarle los humos de grandeza, tal vez su inmadurez fue la responsable de esa maldita decisión, una de la que se ha arrepentido hasta el sol de hoy.

Voluntad - Capítulo 35.

La sangre se esparció tétricamente sobre el rostro de Gokú, a sus pies un golpeado Raiser se desplomó jadeante y tembloroso, era el peso de los dolorosos golpes que le hizo ceder y perder toda fuerza para continuar batallando contra el humano de apellido Son; que con sus manos le había doblegado.

—¡He-hermano! —sin creerlo clamó por tan penosa forma en la que el Phoenix mayor se encontraba, no solo ella, toda la realeza y familia presente observaban anonadados cómo el futuro heredero era humillado.

—¡Ra-raiser-sama debió haberse confiado demasiado...! —habló su reina negándose a creer que esto sucedía, el hombre que se muestra al frente de ellos fuerte y arrogante estaba a los Pies del Chico.

Rias recobró su sonrisa y juntó sus manos, su chico, su chico le estaba cumpliendo, era él quien su corazón hacía rebosar de alegría y era él de quien las bocas y conversaciones le tenían como protagonista, Son Gokú, Son Gokú podía doblegar la inmortalidad con raiser con solo sus puños.

—Son Kun en verdad lo está haciendo... —susurró akeno, completamente atrapada por aquella fría y despiadada forma de ser que gokú mostraba, sus dedos rozaron sus labios y un sonrojo pintó sus mejillas. —Ara ara, creo que cada vez me gusta más —Exclamó sin temor alguna de ser escuchada, comentarios que no hacían más que atrapar los oídos de Ravel, ese no era el Gokú que ella conocía, de ninguna manera podría ser!.

—Vamos ¿a dónde ha ido tu arrogancia ahora? —demandó saber sin darle tregua a recomponerse, pues golpeó su rostro con una patada más que le envió a estrellarse con los demás escombros.

—No, no puedo seguir viendo esto! —habló Ravel y buscó entre sus bolsillos un pequeño recipiente e inmediatamente desapareció de la vista de todos.

Los pasos de gokú eran lentos, sus ojos parecían resplandecer y apuñalar con una misteriosa presión, sin embargo se detuvo cuando frente a él aquella dama hizo presencia, tal vez esperó que le mirase a él en un pequeño anhelo oculto en lo más profundo de su corazón, pero naturalmente, toda la preocupación de Ravel era para su hermano.

—Hermano, ¡estás perdiendo mucha sangre! —exclamó y buscó las manos del demonio y le entregó el recipiente, no le diría que pare, porque tenía entendido que parar no es una opción, para ninguno de los dos, pero de ninguna manera podría dejar solo a su hermano.

Por un momento, Raiser no articuló palabra alguna, que su hermana acudiese por su mal estado ya era demasiado, él quien le aseguró a ravel y a su realeza regresar con la cabeza de gokú era el único por el que se tenía compasión, ¡¿qué mierda era esto?!

—Tú, tú puedes... —le susurró, no tenía permitido estar mucho tiempo en el campo de batalla, así que debería marcharse, sin embargo lo que había tratado de evitar pasó.

Mal de Amores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora