Capítulo 78

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Personajes utilizado sen esta historia no me pertenecen, los créditos son para sus respectivos creadores.

—Son-kun, ¿Qué pasó? —preguntó Xenovia al ver salir al joven de aquella habitación en donde el chico se reunió junto a los Youkai para hablar de quién sabe qué y junto a Irina se acercaron en busca de una respuesta.

—Todo salió bien, logré conseguir el trabajo. —informó dibujando una sonrisa, y las chicas se alegraron también, de alguna forma la incertidumbre vivida desapareció casi en su totalidad, y digo casi, porque en realidad aún no sabían nada de los asuntos que se trataron.

Caminaron tranquilos de regreso a casa, esta vez la angustia que traían encima había desaparecido, los Youkai les despidieron amablemente y su rumbo hacia el hotel fue bastante más tranquilo.

—Gokú-san, si necesitabas trabajo pudiste haberme mencionado algo, le habría preguntado a Michael-sama. —Irina habló con un tono de disgusto, no le gustaba creer que no podría ayudar al joven después de lo que él ha hecho por ella y Xenovia.

—No te preocupes por eso Irina-san, como ya te dije, ellos son quienes me buscaron, así que solo aprovecharé la oportunidad. —explicó él. —De todos modos, muchas gracias por preocuparte. —Dijo él y sonrió cálidamente hacia la chica que se ruborizó por ese gesto.

—Además tengo buenas noticias, algunos Youkai nos enseñaran la ciudad y los sitios personalmente, nos darán un tour. —informó el joven. —Pueden decirle a sus compañeros si desean. — continuó con bastante ánimo que contagió a las chicas.


Bajo esa fría noche ella aguardaba paciente, su rostro preocupado se ocultaba cuando abrazaba sus piernas buscando apaciguar algo de frío, estar sola no era algo que le agradase y su corazón se angustiaba ante la ausencia del hombre que espera, sin embargo, la emoción regresó y su avellana retina brilló cuando al fin contempló la figura de su amado.

—¡Go-kun, al fin llegaste! —ella habló, el tinte rosa de sus mejillas era notorio y sus ansias por estar con el chico eran muy evidentes, pero inmediatamente fingió molestarse. —Por favor, ya te dije que no me gusta esperar sola. —se quejó con un puchero y desvió la mirada.

—Perdón Kuroka-san, tuve que hacer muchas cosas y salir del hotel es bástante complicado. —dijo él. —Pero ya vine. —sus gestos y su sonrisa expresaban cuan feliz era, había aguardado con ansias a que estas horas llegasen, porque solo entonces podría estar con ella.

Sentados sobre una alta colina observaban el paisaje extenderse, contemplaban el brillo de ciudad en la lejanía, y también las las estrellas resaltar en un oscuro cielo.

—La noche de hoy es muy linda, estar juntos fuera del inframundo se siente mucho mejor. —él afirmó mientras acariciaba el oscuro cabello de la Neko y de vez en cuando rozaba sus dedos con aquellas suaves orejas felinas.

—No, es así porque ahora estamos juntos y nos queremos, es por eso que se siente tan bien —ella corrigió mientras se recargaba en él y su flujo de senjutsu continuaba ejerciendo el trabajo que en un principio les había unido, pero distinto a eso, no temían por cuan cercanos podrían ser ni tampoco por el cariño que expresaban, sus sentimientos estaban claros y eso les tranquilizaba desde que empezaron esta extraña relación.

Realmente sus palabras eran verdad, su corazón había dejado de preocuparse, no sentía aquella angustia que una vez le invadió, Kuroka era su amante y era feliz, no debía temer porque todo lo que vivían podría ser solo un juego o una mentira, o creer que ella podría irse de su lado para estar con alguien más, sin embargo, no todo llegaba a una feliz conclusión, después de todo la Neko no es la única persona en quien pensaba ni tampoco veía su futuro de esta forma.

Mal de Amores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora