Capítulo 60.

906 121 3
                                    

Personajes utilizados en  esta historia no me pertenecen créditos a sus respectivos creadores.

—No se preocupen chicos, ¡yo me encargaré de ellos! —declaró la leviatán aparentando emoción y despreocupación. —Alguien tendrá que distraer a los hijos de Fenrir y alguien más atacarles— continuó dando indicaciones y los demás asintieron.

—Rias y yo atacaremos —Exclamó Sona y la gremory estuvo de acuerdo. 

—Mientras Gokú-san y los ciervos de Rias-san rescatan y sacan a todos, yo también iré al frente. —Rossweisse se sumó, ahora más que nada debía ayudar al tratarse de un problema que involucra a su pueblo.

—Yo ayudaré —la voz de alguien más se alzó ante esa explicación fue Irina que caminó hacia ellos, desenfundando su espada y apartando la blanca capa que la distinguía como miembro de la iglesia. —Iré al frente junto a Rossweisse-san —exclamó la castaña y desenfundando su espada miró con determinación al frente, pero eso no fue todo lo que ocurrió, pues una luz le bañó por unos cuantos instantes antes de que unas blancas alas y una dorada aureola le adornasen, era el poder de los ángeles el que ahora recorría su cuerpo y el cual liberaría en esta batalla. No es como que le agradase mucho la idea de estar con la persona que convirtió a Xenovia en una demonio, pero tampoco debería quedarse mirando y menos no apoyar a quien una vez le salvó la vida y cada vez que pensaba en ello no evitaba ver a Gokú, aunque no habría tiempo para eso, pues un fuerte estruendo se escuchó y luego, los grandes fragmentos de hielo salieron volando y los ensordecedores Ruidos de Fenrir y compañía se desataron llenos de agresividad ante las personas que se les oponían.

Serafall tragó hondo ante la presión que le invadió de solo sentir el poder de Fenrir y el clon de la mismísimo dragón de Mirgard, incluso creyó que podría retroceder, pero no mientras tenga que estar al frente como la líder que era, gokú debió percatarse de ello de tan solo ver su atónita mirada y entendió que para ella no era fácil aunque aparentase estar bien.

—No te preocupes Serafall-chan, yo te ayudaré y no te dejaré sola —repentinamente sintió un tacto cálido en ella, fue la mano de Gokú que se posó en el hombro de la demonio y le sacó de ese trance que la carcomía y por unos pequeñísimos segundos miró a Gokú y la determinación que le ofrecían sus ojos. —Tal vez no sea un demonio como tú o un Dios, pero haré lo que esté a mi alcance para ayudarte, te lo prometo, no estás sola en esto —ante esas palabras, un sonrojo se apoderó de las mejillas de la leviatán, ella era una líder y debería sacar la cara por todo lo que ocurría y claro que dudaba si podría hacerlo cuando miraba allá donde las bestias se preparaban para atacarle y tal vez estaba obligada a hacerlo porque los demás se apoyaban en ella, ¿pero ella en quién lo hacía?.

Bestias Nórdicas-Capítulo 60.

—Confió en ti Serafall-chan. —habló Gokú y luego, siendo tan rápido como un destello desapareció de los violetas ojos de la hermana de sona que miró a la lejanía y simplemente sonrió con determinación, definitivamente no se rendiría.

Fenrir Rugió fuertemente, emanando la exagerada cantidad de poder mágico que de él desbordaba, tal era la magnitud que con su primera embestida todos tuvieron que alejarse y en respuesta, gran cantidad de sellos mágicos intentaron aprisionarle y acribillarle en conjunto, pero la exagerada fuerza del hijo de Loki superó absurdamente al poder que Rias y compañía podían ofrecer y luego, como un incandescente amanecer, el fuego se aproximó a ellos, naciente de la boca de la enorme serpiente que en las alturas se mostró y esta vez fueron los demonios quienes pasaron a la defensiva ante los ataques de los hijos del malévolo dios nórdico.

—Esto es malo, su poder es absurdo —Declaró Sona observando atónita cómo ninguno de los ataques movió a los monstruos y mucho menos les hizo daño, siendo este el momento en que la boca de la enorme serpiente se abrió y escupió el fuego mortal a la vez que detrás de ella los colmillos de Fenrir se asomaron, tan rápidos que ni ella ni otro pudieron predecirle y solo fue la cálida respiración lo que anunció su casi final dentro de las fauces de la deidad nórdica, pudo haber sido así si el poder mágico de Serafall no se hubiera hecho presente y contrarrestando el fuego y golpeando al enorme lobo logró pararle, al menos por unos momentos.

Mal de Amores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora