Capítulo 46.

1.6K 176 18
                                    

Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, los créditos son para sus respectivos creadores.

Aquel día lo percibía como el inicio del fin, los pulmones respiraban un aire sin aroma, sus ojos aunque percibieran su entorno; parecían estar mirando a otro sitio y su piel había abandonado toda sensación.

Todo a su alrededor era tan desconocido a pesar de que lo ha visitado múltiples veces, porque miraba un lejano pasado que creyó haber olvidado y superado, sin embargo, cuando detallaba cada una de esas tumbas, un rencor se apoderaba de su corazón, era inevitable y tardó mucho tiempo en darse cuenta que no podría huir de él.

A su lado, alguien desconocido se posicionó, era como verse a un espejo, solo que más imponente, más terrorífico y tan poderoso que sus sentidos no pudieron darle la capacidad de siquiera imaginar o creer que alguien así hubiese existido, tal vez era una visión de una versión alejada, pasada o futura de él mismo, pero algo le dijo que no alucinaba o soñaba, pero si algo supo, es que "Él" podía ver tanto o más de lo que él mismo podría.

—Cuanto odio y poder... —susurró él con una inexpresiva y profunda voz, con un cabello tan rojo que se mecía con aquel viento que acompaña el crepúsculo, los ojos del joven se mostraron atónitos y su voz se marchó, porque esa visión se giró para verle y entonces un brillo rojizo señaló de una de sus cuencas.

—¿Ya estás satisfecho? —cuando esa pregunta finalizaba, regresaba de aquel extraño sueño, que a pesar de no ser más que eso, siempre se sentía extrañamente real.


Cita - Capítulo 46.

Tal vez no era secreto que el aprecio a ese par de chicas había sido demostrado con lo que últimamente había ocurrido, tal vez en el fondo Rias pensaba que era inferior y estaba completamente alejada de poder ser vista de esa misma forma, porque su historia simplemente podría reducirse en aquella noche donde sus cuerpos se unieron, lo que vino después sólo serían las consecuencias que eso dejó.

—Eso no es cierto —respondió él y tomando el mentón de la Gremory miró los melancólicos luceros de la diablesa. —Ya te dije que tú también eres importante para mí. —el aclaró y luego un pequeño sonrojo apareció en sus mejillas viéndose obligado a apartar su mirada de Rias. —Y me hace feliz que después de esa noche... pienses en mí de esa forma —dijo él con un poco de vergüenza. —Si te soy sincero, he pensado que por mi culpa tuviste que comprometerte otra vez, siendo de esa forma, podrías detestarme incluso —

—Lo dices como si estar contigo me hubiera molestado —dijo Rias y se mostró un poco inconforme con esa manera en la que gokú pensaba.

—En realidad, hay mucho de mí y temo que cuando puedan verme completamente, lleguen a odiarme —él confesó y agachó la mirada, sin embargo volvió a ver a Rias inmediatamente. —lo único que puedo asegurarte, es que si alguien llega a lastimarte, estará destinado a morir —de alguna manera, esas palabras tocaron el corazón de la gremory que sonrió y se sintió apreciada, esas manos que habían causado tanta muerte, estaban dispuestas a continuar actuando por ella.

En ese instante ella agachó la cabeza y dudó por un momento de algo, sin embargo se miró la determinación en sus brillantes orbes y aprovechando el contacto que les unía, acercó las manos de Gokú a su pecho.

—Estoy feliz de haberte conocido —musitó y solo bastó de ese pequeño gesto para que el joven entendiese lo que ocurría, pues dejando la lujuria que provocaba tocarla, podía sentir perfectamente el corazón de su mujer latir con fuerza. —¿Estás feliz de haberme conocido? —preguntó ella, expresando temor en sus palabras, un miedo de en el fondo tal vez no ser correspondida como lo ha hecho con Akeno, sin embargo no tendría que hacerlo nunca más, pues Gokú estaba dispuesto a más de lo que ella podría imaginarse, pues ahora él comprendió la respuesta que tanto le había estado atormentando y recordando ese amargo pasado se negó a permitir que su familia sufriera.

Mal de Amores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora