Capítulo 74.

874 132 18
                                    

Personajes Utilizados en esta historia no me pertenecen, los créditos son para sus respectivos creadores.

volvió a besarla, sus manos se deslizaron lentamente y se posaron sobre los suaves glúteos de la Nekomata, ella gimió débilmente ante el contacto, poco a poco su kimono oscuro terminó por deslizarse y sus enormes pechos relucieron a la vista del varón.

Si dijese que no ha añorado este momento, gokú mentiría, mentiría si decía que no la deseaba, mentiría si decía que no pensaba en nada más que no fuese Kuroka y definitivamente se mentía así mismo si seguía ocultando los sentimientos hacia quien ha podido ver a través de él y aún así no le mira con desagrado o rechazo, alguien que le ha asegurado estar para él y es tan bella como el camino de la luna reflejado sobre la cristalina agua, su corazón palpitaba desenfrenado y su respiración se agitaba cuando sus dedos rozaron con los montículos desnudos que tanta lujuria le causaban, mentía rotundamente si decía no disfrutar de la danza que atrapaba sus lenguas e invocaba el calor afrodisiaco que les envolvía.

No debería preocuparse por lo que pueda ocurrir de ahora en adelante, si ambos querían y si esto le ayudaría estaba bien ¿no?...

...No, definitivamente no lo estaba y fue tal cual aquella primera vez que intentó acostarse con él, sus bocas se separaron y las manos que masajeaban sus pechos la apartaron antes de que todo pudiese ir más lejos, lo siguiente que vio fue el rostro pálido de gokú rechazarla incluso con la mirada.



—No puedo, no puedo hacerlo... —explicó y dejó a la chica en esa vergonzosa posición, con gran parte de su desnudo torso al descubierto, no pretendía cometer error tras error y tampoco pretender que no hay más personas que confían en él.

El silencio, el frío y la noche parecieron más fastidiosos que nunca ante la incomodidad que se presento, Ambos pares de ojos no hacían más que ver el suelo mientras el calor y la excitación mutua terminaron por desaparecer.

—es por esas mujeres ¿Verdad? —Repentinamente los lábios de Kuroka lanzaron esa cuestión, en ese preciso instante Gokú levantó la mirada y la señaló completamente incrédulo mientras Ella tomó los extremos de su kimono y cubrió una vez más el frente de su pecho, su mirada baja expresaba decepción y una extraña melancolía.

—¿Lo sabías? —él cuestionó con voz entrecortada y ella afirmó con su cabeza.

—Rias gremory y las chicas que fueron víctimas de la facción Satán... —explicó sin decir más. —Vali me lo comentó una vez y yo estuve ahí cuando asesinaste a Katerea y Creuserey. —Confesó dejando en claro que ella le ha mirado mucho antes de lo que pensaba y que ha estado presente cuando su ira y rabia desbordaban de su ser y le convirtieron en el monstruo que temía que todos pudiesen ver.

—Yo debí decirte... —Susurró y ella negó inmediatamente a esa idea.

—No, no debías, después de todo esto no se trata de eso. —Aclaró Kuroka soltando una sonrisa, aunque ella mejor que nadie sabía que las curvas de sus labios eran completamente falsas. —Yo quiero ayudarte, pero tú eres un aguafiestas. —poco a poco ella redujo la distancia y una vez más rodeó el cuello del chico y lentamente le recostó en su pecho.

—Yo-yo no puedo simplemente hacerlo, decepcionaría a muchas personas... —aclaró con voz baja. —No quiero hacerles daño...

—Pero... ¿no quieres pensar en lo fuertes que serían nuestros hijos?, serían tan poderosos como su padre. —continuó hablando mientras sus declaraciones pitaban un rubor en Gokú y él soltó una risita por ese comentario.

Mal de Amores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora