Capítulo 96.

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Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, los créditos son para sus respetivos creadores.


—¿Oye, de verdad tenemos que irnos? —Kalawarner le cuestionó a Rias con un ton aburrido. —Ya que este complejo es de la Gata podríamos quedarnos un poco más. —le propuso mientras que Kuroka levantó sus felinas orejas al percibir tal sobrenombre.

—Oye, ya te dije que tengo nombre.—discutió la Neko. 

—¿Pues eres eso no? —contestó levantando sus hombros. —Además debes respetarme.

—Silencio. —regañó Rias. —el viaje a Kyoto se extendió más de lo que se suponía, debemos regresar, no son vacaciones y tenemos deberes que cumplir. —respondió la Gremory con desánimo.

—¿de qué deberes hablas? si solo eres una niña ricachona y mimada. —dijo Reynare. —somos nosotras quienes deben trabajar, al menos deberías darnos un descanso. —resaltó aburridamente, comentario que se ganó el enojo de la Gremory.

—Es cierto, oye Himejima, ¿puedes hablar con tu padre y pedirle que nos de un mejor puesto? —le preguntó la caída mayor y abrazó a Akeno.

—No estoy segura... —Akeno respondió, era cierto que la relación con su padre había mejorado, pero no sabía podría pedirle este tipo de favores.

—Vamos, no seas egoísta. —insistió Kalawarner moviendo a la diablesa de un lado a otro.

—Oye Rias ¿Cuánto me pagarías por formar parte de tu realeza? —Reynare continuó indagando mientras abrazaba a la pelirroja por la espalda.

—¿Y por qué crees que yo querría desperdiciar una de mis valiosas Piezas contigo? —Rias cuestionó levantando una ceja.

—Pues no es que yo añore ser un demonio, pero si eso me permite estar más tiempo con Go-kun valdría la pena. —respondió y Rias pareció considerarlo, en ese momento alguien llamó a la puerta con un par de golpes.


—Bueno, ya estamos aquí. —Anunció Akeno después de ser transportados por un sello mágico el cual les dejó en el interior de la sala.

—Hogar, dulce hogar. —Añadió Kalawarner, Kuroka miró los alrededores y caminó un poco detallando el lugar.

—Así que esta es mi casa... —concluyó la Neko y posterior a ello se volvió irradiando una gran sonrisa. —¿Dónde dormiré? ¿supongo que junto a go-chan verdad? —indagó y acercándose abrazó a Gokú cariñosamente, se veía emocionada y bastante contenta con con su nueva vida y hogar, pero algunas no traían el ánimo por los cielos como lo hacía la Nekoshou.

—No es tu casa, y dormirás en el suelo como la gata que eres. —Reynare habló y separó a la Neko de su amado, siendo ella quien apresó a Gokú en su pecho. —Go-chan es mío y dormirá conmigo. —aclaró, pero Kalawarner le tomó de su oreja y la apartó del varón.

—Deja eso para otro día, si no nos reportamos en Grigori seguramente nos despedirán. —informó la caída mayor y tomó el mentón de su amado. —Cariño saldré un rato, vendré antes de la noche y podremos divertirnos un poco. —le informó con un tono seductor, pero a su vez triste por tener que separarse del joven.

—Intenten no tardar, prepararé algo delicioso para la cena... —dijo Gokú y el par de caídas afirmaron con su cabeza.

—Tomaremos un baño juntos cuando regrese. —Reynare le propuso con una sonrisa perversa y sin decir más desaparecieron en un sello mágico.

—Deberíamos enseñarle la casa a Kuroka-san. —Asia propuso y tanto Xenovia como Irina estuvieron de acuerdo, tomando de la mano a la Neko avanzaron al interior de la residencia, subiendo las escaleras con emoción, no cabía duda alguna de que su amistad había creado un fuerte lazo en estos días, eso alegró a Gokú, las cosas estaban saliendo mejor de lo que esperaba.

Mal de Amores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora