Mal de Amores.

Capítulo 77.

Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, los créditos son para sus respectivos creadores.

Odió a Kuroka, la odió con todo su ser y se odió a sí mismo por no oponerse y disfrutó de los labios de la chica, ¿por qué ocurría todo esto? ¿por qué se empeñaba en hacerle daño? Con esas amargas dudas permitió que ella jugase con él una vez más, sin embargo, diferente a esas ocasiones, sintió gentileza en su boca, no se apresuraba ni buscaba excitarle, era tan dulce que llegó a creer que podría disfrutarlo también.

Las manos de la chica descendieron y buscaron los dedos de su chico y las arrastró hacia su pecho, en ese momento el gesto que les unía cesó permitiendo ver el rubor mutuo que se apoderaba de sus mejillas.

—Mi corazón tampoco puede engañarte. —Dijo la Neko. —En realidad siempre te he buscado, no negaré que al principio fue por tu fuerza, pero ya no es así —continuó sin separar en ningún momento su mirada. —Ese día sentí tu energía esparcirse como un veneno, cualquiera podría volverse loco con todo ese poder y con toda esa ira que desprendía, te admiré desde entonces y quise saber quien eras, no pude dejar de verte y he querido encontrarte... —confesó y sus delgadas manos se aferraron aún más a Gokú.

—Kuroka-san... —Absorto por su declaración no supo qué decir, miraba esos ojos rasgados en los cuales podía reflejarse, pues brillaban más que nunca y aunque lo buscó, no pudo encontrar mentiras ni un intento más de burlarse de él, era tan honesta que simplemente no podía creerlo

—Pensé en un principio, que la ira que mostrabas era porque te empujaban a eso, lo vi con los demonios y luego cuando cedías a las provocaciones de Vali, creí que era esa ira la que se apoderaba de ti. —continuó y contempló el rostro del chico, no evitando sonreír tiernamente. — pensaba que solo fingías frente a todos porque te empeñabas en esconder ese poder y te mostrabas tranquilo, y luego, cuando al fin estuve contigo entendí que sufrías todo ese tiempo y no solo porque estabas triste, te dolía de todas formas. —continuó y nuevamente acarició con gentileza la mejilla del varón.

—Cada noche me sentía feliz, saber que también me has buscado debía ser una señal y si fracasé al tener los genes de Vali, definitivamente pensé que debería intentarlo contigo, tú eras más fuerte y desde el primer momento no me miraste igual a él y luego, cuando los días pasaron creí que continuaba contigo porque quería lograr esa meta, pero realmente lo hacía porque deseaba ser la única a quien podrías acudir y quién calmaría tu dolor, pero ahora tampoco puedo dejar de verte, no puedo dejar de pensar en ti y tampoco puedo evitar extrañarte. —Habló y sus avellanas ojos se inundaron del cristalino líquido que reflejaba perfectamente aquel lago en donde su amor había florecido y fue en este momento que el corazón de Gokú rebosó de alegría.

—Quiero estar contigo, no quiero que la noche acabe y no quiero no quiero que te vayas cuando llegue la mañana, tampoco quiero tener a tus hijos, quiero que tengamos hijos juntos, quiero que continúes viéndome y escuchándome. —tras esa confesión el cuerpo de gokú cedió y no pudo no querer atrapar la cintura de Kuroka y acercarla mucho más para no soltarla nunca. —Te quiero a ti Son-kun, así que no vuelvas a irte, no vuelvas a apartarte de mí. —los brazos de Kuroka le apegaron mucho más y él reposó su rostro en el pecho de la neko y sintió los latidos de la mujer acelerarse y sincronizarse perfectamente con los suyos, la sensación que significaba ser correspondido era simplemente difícil de describir. Era feliz y eso era todo.

Viaje a Kyoto, Capítulo 77.

Descansaban plácidamente apoyados en el tronco de un árbol, esta vez era ella quien reposaba en el pecho del chico, con total seguridad de sentirse feliz junto a este chico, podría afirmar que no necesitaba de otro lugar si gokú estaba cerca, era suyo y lo quería, quería este calor, esta tranquilidad y el sentimiento que tornaba su corazón tan inquieto, lo disfrutaba.