Capítulo 70.

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Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, los créditos son para sus respectivos creadores.

Kuroka levantó sus orejas con total intención de percibir lo que gokú estaba a punto de decir, porque solo tal vez podría encontrar la causa de tan feroz sentimiento que agobia a este hombre.

—Mi trabajo era... podría decirse que me encargaba de los atender los intereses privados de ciertas personas. —Se le dificultó el contestar esa parte, porque incluso esa explicación parecía quedarse corto ante aquello que realmente escondía. —Ya había hecho muchas cosas poco ilegales, pero aquel día se me encargó vigilar un cargamento, ilegal obviamente, se suponía que todo saldría bien, sin embargo fue reportado antes de concluir el destino . —Relato mientras suspiró pesadamente, pero aún así no parecía tener relación alguna con lo que Kuroka había preguntado, al menos no hasta ese momento. —Todo cambió entonces, Si había un testigo debía ser silenciado antes de que el gobierno pudiese interceptar y encontrar pruebas... —bastó de ese comentario para que todo diese un giro total, la neko no evitó sorprenderse y angustiarse por lo siguiente que podría escuchar, sin embargo las cosas eran más complicadas de lo que esperaba.

—No pude hacerlo... —Confesó en voz baja. —No pude cumplir esa vez, ni muchas otras, fui obligado a grabarme mis fallos y cargar con ellos por el resto de mi vida. —concluyó fríamente, tan así que incluso kuroka pudo sentir ese temor se le fue transmitido a través de su senjutsu.

Todo quedó en silencio al finalizar el relato, los dedos de Kuroka se deslizaron delicadamente recorriendo esa piel lastimada pensando en la tortura que recayó sobre gokú.

—Eres Genial. —ella musitó llamando su atención. —No lastimaste a gente inocente. —continuó, sin embargo Gokú negó a ese pensamiento.

—Lo hice. —le interrumpió. —Lastimé a muchas personas que no se lo merecían —Masculló lleno de decepción. —A veces pienso que este es mi castigo, es por eso que no importa lo que haga, nada puede librarme del destino que me espera... —comentó y agachó su melancólica mirada, sin embargo ese sentimiento se marchó cuando esos delgados brazos le rodearon tiernamente y le otorgaron calidez a su desnudo torso.

—Vamos Son-kun, no seas pesimista. —dijo ella con una sonrisa apegando su rostro a la espalda del joven. —Ahora yo estoy aquí y te ayudaré. —compadeciéndose de su relato aseguró con determinación y un sutil tono cariñoso.

—Gracias Kuroka-san... —Musitó con una sonrisa, no sabría decir desde cuando su corazón comenzaba a exaltarse cuando estaba demasiado cerca a ella, confesar algo de lo que ha guardado desde hace mucho, aunque no sabía si era realmente esa la causa o si era por Kuroka.



Una gran contienda se desató en el campo de entrenamiento, los sellos mágicos aparecieron detrás de Reynare y la magia se liberó de ellos mientras del otro lado del campo Kalawarner le esperaba ansiosa.

—Te voy a derrotar y demostraré que yo soy digna de tener a Go-kun para mí sola esta noche! —le provocó mientras sostuvo una lanza de luz en sus manos y las barreras mágicas detuvieron los constantes ataques de Reynare.

—No permitiré eso, ¡soy más fuerte que tú! —vociferó la pelinegra mientras el enojo podía notarse en su rostro al sucumbir a las provocaciones de su mejor amiga.

—Creo que están más alteradas de lo normal... —dijo Asia que en compañía de Gokú observaban lo que se suponía era una práctica de entrenamiento, pero más que eso parecían resolver sus rivalidades.

Siempre se esforzaban más que el día anterior, en el fondo posiblemente tenían la idea de mejorar para él y que Gokú contemplase su duro trabajo parecía valerlo completamente, pues no querían quedarse atrás de Rias y las demás, lo demostraban con cada ataque que devastaba el campo y con el cansancio presente al finalizar la sesión de trabajo.

Mal de Amores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora