Capítulo 31,

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Personajes Utilizados en esta historia no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores.

—Vaya ¿por qué de repente tanto interés en él? —preguntó Azazel, no evitando dejar su curiosidad a flote, era extraño que gokú quisiera encontrarse con un líder más de Grigori.

—Tengo algunas cosas que hablar con él —Respondió y lentamente deslizó su mano por la madera de la mesa. —Más que un favor... en realidad sería un intercambio —aclarando la situación introdujo su mano por debajo de los dedos de azazel y ahí dejó algo, oculto de la vista del caído.

—¿Qué es lo que pretendes? —preguntó, no obstante no miró el objeto, simplemente lo aprisionó con sus dedos y continuó indagando en el tema, aunque el tacto le decía que era una moneda seguramente.

—Es muy importante para mí, es por eso que te he entregado eso —respondió en voz baja. 

—Veré qué puedo hacer —respondió y continuó bebiendo, sin embargo sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando el chico se acercó a su oído y le susurró la verdad.

Hubo un pequeño momento de silencio después de aquella oculta confesión, Azazel mostró su rostro de seriedad absoluta y luego simplemente aspiró el humo de su cigarrillo con calma.

—Está bien, ven mañana aquí a la misma hora —exclamó el caído y continuó bebiendo de su alcohol.

—Ahora ya sabes quién soy, te agradecería cerrar la boca, después de que te regrese el favor, tendrás que devolverme el objeto —aclaró y luego de ello, ese tema de conversación pareció haber concluido, pues el silencio regresó.

—Oye, dame una limonada fría sin alcohol —Le habló gokú al cantinero que asintió al pedido, de alguna manera fue curioso para el caído.

—Veo que te siguen permitiendo la entrada a este lugar, algo me dice que esa no era la primera vez que ocurría un incidente —comenzó azazel, razón tenía después de haber causado muchos daños la última vez que se encontraron.

—Hay muchos idiotas por aquí, la mayoría me deben dinero —fue lo único que dijo y luego un sonrojo volvió a aparecer en las mejillas del joven. —En verdad necesito que hagas algo, no puedo casarme con Rias Gremory —volviendo a sacar el tema causó la risa del caído una vez más.

—Mittelt me informó de la situación. ¿Por qué tanto rechazo? es una doncella hermosa y de familia noble —indagó el adulto.

—¡No puedo hacerlo! —reprochó Gokú con molestia y luego desvió la mirada con vergüenza. —E-estoy saliendo con las chicas... ellas van a matarme —explicó y entonces el caído soltó una leve risita.

—No pienses de esa forma, deberías estar feliz, no muchos logran tener un harem tan variado ¿sabes? —comentó y luego guardó el objeto que gokú le habría entregado.

—¡No lo digas como si esto estuviera bien! —aclaró y azazel levantó una ceja. 

En ese instante, la orden de gokú llegó a la barra.

—Es curioso cómo alguien como tú, que tiene detrás tanto misterio; es doblegado por un asunto como éste... —habló sosteniendo el cigarrillo entre sus labios. —Dime una cosa: ¿serías capaz de descartar a alguna de tus chicas o ver a una menos que las otras? —cuestionó empujando la copa hacía el cantinero incitando a servirle más.

—No, ni siquiera me veo capaz de siquiera pensarlo... —él respondió y tomó lentamente el jugo de limón. —Son importantes para mí, incluso me sorprende que estén conmigo de esta forma —

Mal de Amores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora