Capítulo 21. Tu auto.

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Narra Tom

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Narra Tom

Nos unimos en un beso profundo lleno de pasión, nos separamos y vi como Meg se pasaba al asiento de atrás. No dudé en hacer lo mismo y la volví a besar, mi mano empezó a recorrer la piel suave de sus piernas y en un dos por tres hice que quedara sentada en mis piernas.

Me deshice de la bata de Meg y sus brazos y hombros quedaron a mi total disposición, se deshizo de mi chaqueta y la lanzó hacia los asientos de al frente, pasó sus manos por mi cabello teniendo así el control de mi cabeza.

Mis besos empezaron a bajar lentamente, por su barbilla hasta llegar a su cuello, sus manos con agilidad quitaron mi camiseta y pasaba por mi pecho descaradamente sus manos.

Quité su blusón y ya la tenia de nuevo desnuda ante mí, Meg aprovechó y fue bajando con sus besos hasta llegar a mi cuello, en donde dejó una ligera mordida, que me llenó de excitación, mi mano izquierda masajeaba su seno derecho y mi otra mano la sostenía de cuello.

Los vidrios del auto empezaron a empañarse y el calor que existía  aumentaba su temperatura.

Levanté un poco a Meg para recostarla en el asiento y de a poco empecé a quitar sus bragas mientras dejaba besos en su abdomen y bajaba lentamente con mis besos por sus piernas.
Dejando en ellas ligeras mordidas y así poder escuchar jadear a Meg.

Cuando logré mi cometido la volví a besar, era algo incomodo estar así en el auto, pero a la vez sentía esa adrenalina recorría todo mi ser, llenando de excitación mi cuerpo. En uno de mis bolsillos de mi pantalón traía dos preservativos. Me acerqué a Meg con desesperación de sus besos y sus manos viajaron hasta el borde de mi pantalón y empezó a bajarlos de a poco.

Narra Meg.

Tom me ayudó a quitar las últimas prendas que faltaban y su miembro estába realmente excitado, sin pensarlo mucho lo tomé entre mi mano y empecé a masajearlo, el enterró su rostro en mi cuello y lograba escuchar sus jadeos.

Se movió repentinamente y sin previo aviso se abrió paso en mi con sus manos, silenciar mi gemido no era una opción y simplemente seguí haciendolo, dejaba en mi clítoris ligeros movimientos excitantes.

Sentía como vibraba su miembro en mi mano y aquella gotitas salir de él, mis piernas temblaban en busca de mas acción, lo necesitaba con desesperación.

Nuestros cuerpos empezaron a sudar de a poco, su piel brillaba y sentirlo junto a la mía se sentía bien, demasiado bien.

-Thomas... hazme tuya. -hablé sintiéndome en la gloria.

-Mi preciosa... tu y tus suplicas -respondió con la voz ronca, amaba el sonido de su voz normal, pero amaba más escucharlo así.

-Una...y otra vez... -jadeaba.

-Las veces que quiera... mi señorita

Se colocó uno de los preservativos y su mirada era fija en mi, lo sentí justo en mi entrada y como se formaba cierta presión que me trasportaba a otro mundo, entró casi por completo en mi y gemí, sin importarme quien podría escucharme, solo éramos él y yo y así estaba bien.

Estar contigo... Me da vida. (Tom Hiddleston)Where stories live. Discover now