Capítulo 100. Espera.

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Narra Meg

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Narra Meg.

Llegamos y subimos un poco más rápido de lo normal, quería que sucediera, pero no me sentía del todo segura, y no era que desconfiara de Tom, pero aun tenia ese miedo impregnado.

Sus manos recorrían mi espalda y nuestros labios se unían en un beso apasionada y profundo. Torpemente quité su chaqueta tirándola en el suelo.

Entramos a la habitación y el cerró la puerta, mi abrigó quedó en la sala, sus besos bajaron por mi cuello, su barba provocaba muchas sensaciones en mi cuerpo.

Narra Tom.

Sus labios sabían de maravilla, me deshice del diminuto botón que tenía para sujetar su vestido, con una mano recorría sus piernas sobre la tela del vestido, su respiración se agitaba.

Meg desabotonaba mi camisa, hasta deshacerse de ella, la tiró algún lado de la habitación, bajaba lentamente las mangas de su vestido, hasta dejar sus brazos al desnudo.

Me tomaba de la nuca uniéndonos más en un beso excitante, mientras tanto dentro de mi pantalón despertaba mi erección. De a poco baja su vestido, dejándome ver al fin sus senos, que los cubría aquel sostén.

Sin dejar de besarla quité de su cuerpo, mis manos recorrían su cuerpo entero, y sentía como se erizaban en cuestión de segundos.

Caminé junto a ella hasta llegar a la cama, hice que se recostara, bajé por su cuello, por en medio de sus pechos, por su abdomen, su cadera, y sus piernas con un largo camino de besos y ligeras mordidas.

Quité sus tacones blancos, mis manos llegaron al inicio sus bragas, hice que levantara un poco su cadera, y las fui retirando de a poco, Meg hizo que volviera a besar sus labios y yo me acomodé sobre ella, sin dejar que mi peso caiga por completo.

Sus manos llegaron al inicio de mi pantalón y en un abrir y cerrar de ojos se deshizo, dejándome en bóxer, atrevidamente introdujo sus manos dentro de él, tomando mi miembro entre sus manos cálidas, y un jadeo escapo de mi boca.

Llevé mi mano a su intimidas, y comencé a masajearlo, Meg reaccionó de inmediato jadeando sobre mis labios, mis manos intentaban pasar tras de su espalda, para quitar su sostén, cumplí aquel objetivo y tomé uno de ellos, masajeándolo y apretándolo muy poco, haciendo jadear de nuevo a mi señorita.

Levanté las piernas de Meg, bajé mi bóxer y liberé a mi miembro, lo guie hacia su entrada.

- ¿Segura de esto? -hablé.

-Tom...

Lo tomé como un sí, hice un poco de presión deslizándome profundo gracias a su humedad.

Comencé a moverme despacio, tomaba a Meg de la cintura y ella navegaba con sus manos por mi espalda, enredando una de sus manos por mi cabello, gemí sobre mis labios, de a poco bajé por su cuello y me quedé ahí.

Estar contigo... Me da vida. (Tom Hiddleston)Onde histórias criam vida. Descubra agora