16. Distintos juegos

7.3K 548 286
                                    

...

Ese día en la organización era bastante tranquilo, por el momento.

Alice estaba fuera, entrenando con su Katana pacíficamente. Mientras, su amiga de ojos anaranjados, la miraba con un trozo de chocolate en la mano, junto al zorro de la azabache.

—Hmp...—La ojiazul la miró, viendo como se comía su delicioso trozo de chocolate. Un chocolate, que tendría que estar comiéndose ella.

—¿Qué?—Preguntó sonriendo la otra. Sabía perfectamente que le molestaba que ella hiciera eso.

—Nada.—Dijo, volviendo a lo suyo.

—Vaya, vaya...—Sonrió—¿Quieres?—Cuestionó enseñándole un trozo de chocolate, burlona—Si quieres te doy. Soy buena persona.

—En teoría ese chocolate es mío, si quiero, lo cojo.

—Pero ahora está en mis manos.—Espetó divertida—Si quieres, tendrás que abrazarme.

—¿Desde cuándo das ordenes?—Sonrió arrogante la ojiazul.

—Desde que tengo dos cosas que adoras.

—Ni se te ocurra coger a Tomoe, eh.—Le advirtió, echándole una mirada inquisidora.

—Qué mala...— Bufó la otra al ver su mirada. Pero bien sabía, que si le ''robaba'' a su amiguito, acabaría plantada debajo de un árbol.

La pelinegra envainó su espada y se dirigió hacia ellos para detenerse unos segundos y descansar un rato, seria.

—Has mejorado.—Confesó su amiga, felicitándola por sus progresos.

—Gracias.

—Ojalá supiese pelear con una espada...—Suspiró, triste.

Su amiga la miró, agachándose un poco.

—Podría enseñarte.—Le dijo mientras acariciaba a Tomoe—No nací sabiendo utilizarla. Para algo son los entrenamientos.

—Prefiero que no. Estoy bien con los shurikens y kunais.—Admitió la otra—Podría hacerme algo con la katana.

—Como quieras.—Se encogió de hombros, suspirando.

Alice se quedó traspuesta un rato, fijando sus claras orbes en el tan misterioso e indescifrable bosque.

—Ah no, ni se te ocurra.—Le advirtió su amiga, sabiendo a la perfección lo que tenía en mente.

—Tch.—Bufó desviando la mirada—Qué pesada...

Antes de reincorporarse y seguir practicando, bebió agua. Entretanto, Maica le hablaba de su antiguo mundo, preguntándose también que estaría pasando entonces.

Al hacer un giro simulando un gran corte con la espada, un musculoso y corpulento cuerpo con una máscara se encontró tras ella.

—Madara...

—¿A caso quieres matarme?—Se cruzó de brazos.

—De momento, no tengo porque...—Envainó—De todas formas, no estabas lo suficientemente cerca.

Pero no soy tan descuidada, te había sentido en cuanto apareciste.

—Cierto.—Sonrió—¿Entrenas?

—Ahora ya no.—Le miró—¿Tú qué haces aquí?

—¿No puedo venir a verte?

—No, no puedes.—Manifestó tumbándose de un solo golpe en la hierba, haciendo reposar sus huesos un rato de tanto adiestramiento.

Mundo deseado|Akatsuki & Naruto|Where stories live. Discover now