29. Objetivo incomprendido

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Al fin, el plan que tenía en mente y la salvación del pelirrojo había surtido efecto, él estaba vivo y ahora se dirigían al interior de la base después de haber ido en busca del rubio artista. En el fondo de Alice, ella se sentía complacida, bien consigo misma y, para qué mentir, contenta por tenerlos sanos y salvos a ambos.

Le gustaba tenerlos así, las dos amigas habían conseguido lo que se proponían.

Sin embargo, por alguna razón, Sasori no dejaba de mirarla con un rostro indescriptible para ella y es más, no le dirigía la palabra; Simplemente la observaba. La ojiazul sintió incluso alivio al ver el otro brazo de Deidara con él cuando se lo encontró sonriendo victorioso, no lo había perdido, tampoco.

Aún así...No todo estaba hecho ni había acabado. Ahora los de Konoha sabían que eran de Akatsuki y las tendrían en la mira, a parte de que ya no los podrían ver más. Asimismo, también tenían que impedir las muertes de algunos de los de la base. Y, probablemente, tendría alguna charla con Pain por saber qué había pasado y querría respuestas claras, si no, sacaría el látigo y la castigaría a base de bien.

—Debo darte las gracias, supongo.—Habló el rubio—Si no hubiese sido por ti, quizás la cosa hubiese tomado un rumbo diferente.

Por el momento, eran los únicos de la organización que estaban en la base, los demás estaban de misión o haciendo sus quehaceres.

—No seas bobo, Dei-chan.—Respondió ella, seria y con la misma actitud de siempre que tenía—No podía dejaros morir.

El rubio se sorprendió y le sonrió de manera cálida, algo que pocas veces había visto en él. Por el contrario, Sasori volvió a ojear a la azabache después de aquél comentario.

—Igual que tú, Misaki.—Dijo cruzándose de brazos, orgulloso—Nos libramos bien de ellos allí arriba.

—¡Por supuesto!—Bramó ella sonriente y positiva, muy digna de si misma—No cabía duda en eso.

Ali miró a Deidara y vio cómo aún tenía heridas por su batalla contra Kakashi y Naruto, que obviamente le habían dado y atacado.

—Pero aún así, Deidara...—Comentó ella, acercándose a él y mirándolo—Estás herido, hay que curarte.

Él alzó una ceja.

—Estoy bien.—Fue lo único que dijo.

—No lo estás, dobe.—Resopló la chica—Vamos, te vendaré las heridas que tienes.

El pelirrojo marionetista, aún sin pronunciar palabra y con el ceño fruncido, dio unos cuantos pasos hacia adelante y por fin, habló, aunque no muy cariñoso:

—Estaré en mi cuarto, ni se os ocurra molestarme.

La ojiazul le dedicó una mirada curiosa y confusa, mientras su amiga de aceptación, como si no pasase nada y fuese lo más normal. Por la parte del rubio, su compañero, tampoco lo veía con gran cosa, su Danna amaba la soledad y tampoco le gustaba mucho estar con la gente, y menos después de todo el percal sucedido.

—Yu-chan.—Dijo la salmón, bostezando y mirándose la destrozada ropa que llevaba puesta—Yo creo que también me iré a mi habitación, tengo la ropa rota y me pegaré una buena ducha, además de que hay mucho que pensar...—Susurró esto último, haciendo que sólo ella se diese cuenta y lo escuchase—Después te voy a ver, ¿Vale?

La nombrada asintió y la otra con un beso en la mejilla, se despidió. También era cierto que le había afectado mucho la escena que había tenido con todos los de la hoja. Ella los adoraba y por nada del mundo quería enemistarse con ellos, y sobretodo, saber que ahora Neji la tomaría por una espía y no tendría ningún sentimiento por ella, le mortificaba.

Mundo deseado|Akatsuki & Naruto|Where stories live. Discover now