Mundo deseado|Akatsuki & Naruto|

52. Utilidad

Como ya sabéis, cuando veáis éste símbolo ; "#", dadle al play de la música :)

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Muchas cosas habían pasado. Demasiados sentimientos mezclados y encontrados sucedieron en lo que pareció ser un transcurso de un tiempo escaso y efímero, aun así...Estaba más que claro que su destino depararía muchas más cosas.

Faltaban míseros días para que el dúo inmortal se fueran ha recobrar la recompensa, siguiéndole después lo que tanto habían temido las dos chicas del otro mundo. Sobretodo, la pequeña salmón que había desarrollado algo por él. 

Mientras los ojos de Maica observaban a cierta persona pasear con precaución, recordaba los últimos momentos que había tenido allí en la base, con dulzura y alegría. Aunque dentro de ella, también estaba preocupada. 

Pero ese sentimiento se dirigía y se regía, por su mejor amiga.

En Konoha todo estaba, por el momento, tranquilo. Leo cada día iba a entrenar y a desarrollar sus nuevos jutsus y chakra, recordando los consejos de su hermana. Sin embargo, siempre estaba pensando en ella, sobretodo después de la misión que, por alguna extraña e indescriptible razón que no se tragaba, le habían dado.

No se lo creía, algo había detrás y estaban muy equivocados si se creían que era un ingenuo que no se había dado cuenta. 

Él también sabía jugar a esos juegos.

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Bostezando y caminando con tranquilidad, Kakashi se dirigía a su apartamento. Había acabado ya los trabajos y los encargos que debía de hacer, más hablar con la hokage de Yukine y la nueva misión. Realmente, su mente recordaba a cierta chica azabache, con la que había tenido un amargo encontronazo. Por parte de Naruto... estaba rondando por ahí, entrenando también con el capitán Yamato mientras Sai y Sakura lo observaban desde lejos.

Quitándose el molesto chaleco verde de la hoja, abrió la puerta de su casa, para después depositarlo en una silla bien colocado. Extrañado y con un sentimiento similar, examinó con cautela la sala de estar, algo perspicaz y desconfiado. 

A los dos segundos, suspiró por sus florecientes pensamientos y se dirigió a su cuarto con una grandiosa idea en mente; Acostarse en la cama y leer su preciado libro erótico. 

Más lo que realmente no había presenciado ni había esperado en millones de años luz, era ver a la persona que había estado surcando su mente hacía un pequeño momento. Encontrarse con esa persona tumbada en su cama, con su libro y con toda la indiferencia y tranquilidad del mundo. Cuando ella sintió la puerta abriéndose y los sorprendidos ojos del albino, bajó la mirada de la novela y le sonrió con falsa inocencia. 

Kakashi, quien en un principio estaba inmóvil por el asombro, reaccionó en seguida activando el sharingan.

—No será nada necesario, Kakashi.—Habló con una voz realmente tenue y dulce—¿Sabías? Siempre he tenido curiosidad por leer el Icha Icha, sobretodo desde que te vi leerlo a ti.

—¿Cómo has podido ent...?—Intentó articular, pero ella fue más rápida.

—Tengo secretos por todos y cada uno de los rincones.—Respondió, con una sonrisa ladina y encogiéndose de hombros—Pude entrar una vez, así que puedo hacerlo una segunda. 

Lentamente y sin querer que ella se percatase de sus movimientos, deslizó su mano despacio por detrás de su espalda, con la decisión de agarrar un kunai y afrontarla. En un parpadeo, el cuello de la ojiazul ya estaba contrarrestado con algo afilado, mientras era observada por el ojo rojo de Kakashi, serio y analítico.