19. Eita, la recompensa

4.4K 443 73
                                    

Pov Maica

Al fin, llegábamos a nuestro destino. Es decir, eso era lo que decía Kakuzu, por lo que yo no lo sabía para nada, simplemente les seguía. Hidan se había calmado un poco y por el momento, no habíamos discutido, cosa que es bastante rara después de la forma en la que me miró anoche...

Pero no le pienso dejar pasar ni una, estaré alerta.

Me pregunto si realmente podré hacer algo, no quiero acabar con la vida de ese hombre, por mucho que haya desertado de su aldea. Es como dijo Alice...Por mucho que nos gusten, siguen siendo criminales, por lo menos, algunos...Sobretodo estos que tengo aquí conmigo.

¿Qué estará haciendo ella?

—Estás demasiado callada, enana.—Habló por fin el albino después de tanto tiempo.

—¿Y qué pasa con eso?—Pregunté.

—Que no es normal verte así.—Me miró tranquilo y serio.

No dije nada, simplemente le devolví la mirada y después, la dirigí al suelo, pensativa. Pero al poco después, sentí un golpe en mi cabeza.

—¡Eh, qué te estoy hablando!—Clamó, dándome un golpe frágil pero notorio en la cabeza.

—¡Oye!—Me quejé. Impulsivamente creé un poco de fuego en mi mano, quemándole la cara para devolvérsela. 

—Tsk, maldita...—Gruñó mientras se tocaba de forma delicada su mejilla.

—¡Eso por pegarme!—Exclamé con los mofletes hinchados y los brazos cruzados. 

—¡No me hacías caso!—Se defendió él.

—No seas dramático, que eres inmortal y no te pasa nada.—Dije mientras giraba mi cara hacia otro lado.

—Bah, paso de ti.—Bufó para después imitarme; mirar hacia otro lugar que no fuese yo. 

—A ver si es verdad...—Susurré casi inaudible. 

Suspiré cansada y saqué una bola de arroz—Que compré en la posada donde nos habíamos quedado a comer el otro día—y le fui pegando pequeños mordiscos. Por Dios santo que tenía hambre...

Debía encontrar a ese hombre antes que Kakuzu e Hidan para poder salvarlo, no quiero que muera nadie. Quizás con un poco de suerte, lo logro...

Miré a mi lado y aún lo tenía ahí, caminando tranquilo. Me era incómodo ir con el albino a un lado, lo nerviosa que me ponía antes no ha cambiado ni un poco, pero no podía hacer nada. Tenía que convivir con él hasta que acabase la misión—Y en la base igual, porque siempre se está paseando y lo tengo frente a mi habitación—.

Pero también me aburría bastante,  porque no tenía nada con lo que entretenerme y, claro, tampoco me puedo distraer mucho cuando tengo que buscar a una persona antes que estos dos...

Al menos si estuviera Alice me divertiría contándole cosas o molestándola con los abrazos y los chicos.

Analicé el lugar y seguí; Ahora habíamos llegado a una zona donde rondaban más personas, las cuales algunas se nos quedaban observando fijamente y no con muy buena cara.

—¿No será qué nos reconocen, verdad...?—Pregunté un poco incómoda e intranquila por tanta miradita. 

—Por estos sitios, no.—Dijo Kakuzu, aliviándome un poco—No te preocupes, no nos reconocerán.

—Te tomo la palabra...

El hombre longevo se paró en seco, serio. Se giró a mirarnos, ya que Hidan y yo estábamos sólo a unos pasos tras de él. 

Mundo deseado|Akatsuki & Naruto|Where stories live. Discover now