Mundo deseado|Akatsuki & Naruto|

74: Su particular color carmesí

Pov Alice

En cualquier lugar que pude ver, me senté sin decir nada. Cruzándome de brazos, observé con seriedad cómo el Uchiha caminaba un poco más adelante, y dejaba algo en la mesa del cuarto en el cual nos hallábamos ahora. 

Se giró a mirarme.

—Dime...¿Por qué narices sigues teniendo esa cara? 

Alcé una ceja, algo arrogante.

—¿Qué cara quieres que ponga, eh? —Pregunté, desconfiada. Él se fue acercando—Después de estar tiempo sin verte, te me presentas aquí y me alejas como si nada.

Por no decir que justamente, apareciste cuando estaba hablando de ti.

—Enfádate, Yuki.—Profirió, frente a mí. Yo, seguía sin moverme, pero miraba hacia arriba—Pero llevo tiempo buscándote.

—¿Que llevas tiempo buscándome?—Fruncí el ceño—¿Qué pasa, que antes estaba desaparecida o me había comido un cocodrilo?

Él me miró, y posteriormente se alejó unos pasos para sacarse la armadura; Se había quedado con su camiseta negra de manga larga y los pantalones. 

—Creo que cada día te haces más divertida.—Musitó, cínico.

—Oh, claro. Eso es porque no me ves cada día.—Remarqué, entrecerrando los ojos—Te asombrarías. 

—Sí, pero pienso que ya lo estoy.—Expresó. Nuevamente, depositó sus oscuros ojos en mí, y fue dando unos pasos para acercarse—He oído que salvaste a Itachi de morir, y que tienes fijado al otro pequeño. 

Me encogí de hombros, desinteresada. 

—Más bien lo salvó Misaki, fue quien hizo que sus latidos volvieran a la normalidad.—Aclaré, seria—Pero sí.—Sonreí con arrogancia—Espero que no te sepa ningún inconveniente para nada de lo que planees.

—...No, no lo es. 

Asentí, irónica. 

—Aun así, Zetsu me enseñó el vídeo.—Explicó. Yo lo miré interrogativa—Me sorprendió incluso a mí verte derramar siquiera una lágrima. 

¿El vídeo? Entonces eso quiere decir que es como pasó...Grabó toda la pelea entre Itachi y Sasuke para después enseñársela. Imagino que, al notar que Maica y yo aparecimos, decidió seguir grabando.

Así que se lo enseñó a Madara también, eh...

—Muchas personas piensan saber de mí, pero en realidad no lo hacen.—Proclamé, observándolo a los ojos—Supongo que se te puede aplicar esa regla. 

Madara alzó una ceja, y se cruzó de brazos.

—¿Se supone que eso significa que me conoces mejor tú a mí que al revés? —Interrogó. Yo inmediatamente asentí.

—Más de lo que crees, en realidad.—Murmuré, pero él me había escuchado.

Te conozco mejor que tú mismo, Maddy. A mí no me puedes engañar, porque lo sé todo.

—Conque esas tenemos, eh...—Susurró con desdén. Liberó sus brazos y acercó su mano a mí, para después agarrarme del mentón—Sí que te has vuelto más divertida. 

—Esas tendremos siempre.—Contesté, frunciendo el ceño—Y más...

Pero preferí callarme, mas él lo notó.

—¿Y más?—Inquirió. 

Negué con la cabeza.

—Nada.—Dije, apartándole la mano. Él se me quedó observando fijamente—No es nada. ¿Dices que has estado tiempo buscándome, no? Pues aquí estoy.