47. Diferencias reales.

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Pov Alice

—¡Arriba dormilona!—Gritó una voz chillona, afeminada y de muy mal gusto en ese momento—¡Hace un día de los que te gustan!

No puede ser...Quiero dormir, que alguien la secuestre y se la lleve. Cuando pidan el intercambio, le diré que se la quede, o me la traerán porque no la soportan más.

—Molesta a tu novio, a mí déjame en paz...—Me puse la almohada en la cara, esperando a que se fuera y por pura frustración. 

Noté cómo el colchón se hundía por un golpe; La muy burra había saltado a mi cama y no me dejaba en paz.

—Pero si está nublado, a ti te encantan estos días...—Hizo un puchero.

—Sí, y estos días son perfectos para dormir, así que lárgate.—Dije, dándome la vuelta.

Empezó a dar botes en la cama, molestándome a propósito y haciendo mohines, para después destaparme la sábana y, por quitarme la sábana, vio que estaba en ropa interior, expuesta. 

—¿Quieres que te muerda?—Dije de muy mal humor—Llevas todas las papeletas para que me vengue, Mai.

—¡¿Pero es que acaso no sabes qué día es hoy?!—Exclamó triste, tirándose encima de mí—¡Hoy es el día!

—¡Ugh...!—Solté aire, ya que me había aplastado—A ver, ilumíname con tu sabiduría. 

Me miró a los ojos y sonrió de oreja a oreja, totalmente feliz y atontada.

—Estamos en los días de navidad, mi querida e idiota mejor amiga. 

Le di un golpe en la frente y ella se quejó, exageradamente. La aparté de encima mío y me incorporé un poco, resguardando mi espalda en la parte de atrás de mi cama. 

—Ni me acordaba.—Bostecé, sin importancia—Ya no estamos en nuestro mundo, Mai. Aquí no saben lo que es...Otra cosa, ¿Cómo es qué lo sabes?

—Pero nosotras sí, y es lo que importa.—Rió—Lo sé por el calendario que hicimos al llegar aquí, ¿Recuerdas? Al segundo día hicimos uno para saber los días que habíamos pasado y que supuestamente serían en nuestra tierra. 

—Si lo dices así parece que seamos extraterrestres. 

—Quién sabe.—Se volvió a tirar encima de mí, dejándome casi sin aire y con los brazos abiertos—Pero antes de que te despertaras he ido a comprar los elementos que hacían falta para bizcochos, galletas y, espera por esto...—Se aclaró la garganta, poniéndole énfasis—Chocolate caliente. 

Abrí los ojos a la velocidad de la luz, mirándola con brillantitos en los ojos.

—¿Chocolate caliente, de verdad?—Sonreí, para después mirarla mal—¿Qué quieres, Maica? Seguro que hay algo detrás de esto...

—No quiero nada de nada, pero sabes que siempre me ha gustado la navidad.—Sonrió de manera inocente, abrazándome.

—Meh.

—¿Cómo qué "Meh"?—Me dejó de abrazar, mirándome mal—¡No tienes espíritu! 

—No, nunca lo he tenido.—Sonreí de lado, con picardía—Levántate de una vez de encima mío, o te morderé la mejilla. 

La mueca que hizo era digna de foto, se le veía horrorizada; Se notaba que no quería que le mordiera otra vez. 

—¿No puedes estar un poco más feliz porque sea navidad? Puedo poner muérdago para que me beses...—Sonrió de manera pervertida—Aunque no hará falta.

Mundo deseado|Akatsuki & Naruto|Where stories live. Discover now