Mundo deseado|Akatsuki & Naruto|

42: Rumbo cambiante

Pov Alice

Una gota de sangre cayó por mi cuello, bailando y deslizándose con lentitud. Mi expresión era impasible, y sus ojos se entrecerraban cada vez que pasaba el tiempo y nos miraba a ambas, serio.

—¿Cómo sabes mi nombre?

—Apártate, no me gusta que se me acerquen.—Inquirí, fría. Su atención cambió de mi persona a la parte de abajo de su abdomen, donde yo tenía un kunai rozándole, listo para insertárselo si hacía cualquier movimiento—Ahora. No me gusta repetir las cosas.

—Ya la has escuchado.—Habló Maica, apuntando al Uchiha con otra arma hacia él, ésta ardiendo—Si no quieres tener quemaduras de primer grado en todo tu cuerpo, más vale que alejes esa espada del cuello de mi amiga.

La última atención fue ella, Maica. Volvió a mirarme con malos ojos, probablemente no orgulloso de la situación y analizándola para saber qué ocurría o haría. Poco a poco, fue alejando su katana de mi garganta, distanciando a la vez mi kunai de su estómago.

Sasuke enfundó la espada, chasqueando la lengua por el malhumor que llevaba.

—No me has respondido a la pregunta.

Me crucé de brazos y miré a Mai para que bajara de una vez el arma, a lo que asintió. 

—Imagino que estás al tanto de que todos te conocen, Sasuke.—Sonreí de manera sádica—Lo raro sería que no hubiese escuchado del gran superviviente de los Uchiha, y claro, el favorito de Orochimaru.

Él alzó una ceja.

—¿Sois otras qué ha recogido él?—Preguntó. 

—Sí, justamente acabamos de llegar.—Habló la de pelo salmón, sonriente—Orochimaru-sama nos acogió hace un momento. Dijo que después tendríamos que ir a enseñarle nuestras habilidades. 

—No sabéis dónde os habéis metido.—Esclareció con indiferencia—No deberías estar con tanta alegría.

Giré el rostro hacia otra parte, pensativa; De aquí, eres tú el que no sabe nada...

—Sasuke-kun, deja a las recién llegadas tranquilas.—Habló una voz ajena a la nuestra—Ahora no tienen tiempo para juegos.

Me giré con cara de asco, aún intentando ocultarla bajo una máscara. Kabuto estaba ahí, de pie con algo en sus manos. Seguramente había venido en busca de nosotras dos para hablar con la serpiente sobre Mai y yo. Quizás nos quiera utilizar como experimentos y todo, pero sobre mi cadáver. 

—Como sea, no me importa.—Dijo dándose media vuelta con su típico rostro, ignorándonos a los tres. 

Te importará tarde o temprano, cuando hablemos los tres sobre cierto tema.

Sonreí de manera arrogante y me desvié hacia el subordinado que estaba allí parado, viendo la situación y nuestro choque de personalidades.

—Orochimaru-sama ha decidido que os quedéis en vuestras habitaciones por el momento.—Esclareció, esperándonos en una especie de otro pasillo—Ya hablará con vosotras más tarde, ahora simplemente os mostraré las habitaciones en las cuales os hospedaréis. 

¿Qué le pasa a ese? ¿No se aclara la cabeza o qué? Primero quería enseñarnos las habitaciones, luego hablar con nostras y, ahora, otra vez a nuestras habitaciones.

Asentí con la cabeza un tanto confundida y caminé hasta él, siendo agarrada de la manga gracias a mi salmón, que estaba bastante incómoda por todo aquello. Además, también, porque el plan de hacernos pasar por unas chicas que huían de lo peor seguía en marcha, y no había que dejarlo de lado ni por un solo momento.