Capitulo 8

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Ella es la escogida

Dominic

Cuando salí de la habitación de Michell sentí una punzada en el pecho al sentirla en mis brazos de nuevo, besarla desde que la perdí hace veintisiete meses, 821.88 días sin sus caricias , 19 723,787 horas sin verla ante mis ojos, dos años y medio investigando y arrasando por todo el mundo para encontrarla sana y salva en mis manos, la sensación de tenerla de nuevo y sujetarla como quise desde que la encontré para que vuelve hacer lo que su destino le indico, ser mía, es totalmente inexplicable.

Aun saboreo sus labios deliciosos en los mis, tal cual como si no pasase el tiempo, sigue siendo la misma mujer que con su mirada llena de lujuria me vuelve loco, desde que la encontré en mí nunca pude olvidarla, taladrar mi mente en una manera que nadie más podría logarlo. Ella es mi salvación y mi perdición, mi muerte y resurrección, mi necesidad oscura y mi complemento de luz que me arrastra a la maldición de su cuerpo y maldición de sus labios en mí, tal cual como la primera vez que lo probé y me llevo a un abismo negro sin salida...

"—Esto no está bien...—susurro encima mis labios, no podía tocarla, pero su aliento se camuflaba con el mío y la necesidad de hacerlo crecía en ambos.

—No puedes decir eso, cuando tus ojos aclaman que los devoré—exigí ya que su mirada estaba llena de anhelo, excitación, nerviosismo y deseo puro. Toco esos sentimientos que mostraban sus ojos me hicieron desear aun mas tomarla y hacerla mía desde ya.

—Tu solo quieres usarme y no soy tu juguete—sentencia segura, pero sin dejar de mirar mis labios, estábamos al lado de su auto donde la mantenía acorralada con mis brazos al lado de su cuerpo.

—¿No quieres jugar conmigo?—pregunte irónico observando como su respiración se aceleraba mientras yo ponía mi frente encima de la suya, sus ojos amarillos brillaban aún más con la oscuridad y la luna en su resplandor, nunca imagine ver tanta belleza aun en la oscuridad de la noche—¿O tienes miedo?—la pregunta que le lance la indigno un poco poniendo algo rojas su mejillas que me ansiaron tocarlas. Parpadeo varias veces mientras en el paso meció sus largas pestañas perfectas que me idiotizaron en segundos.

—Jamás tengo miedo—dijo segura respirando encima de mis labios, solo bastaba un pequeño movimiento y devoraría sus labios perfectos y carnosos que me volvían loco, pero deseaba que ella se atreviera a no negar mas su deseo hacia mi.

—Demuéstralo—la rete y ella respiro profundo para impactar fuertemente en los míos, la sensación al primer roce que hicieron nuestros labios fue tan electrizante que pensé que nos quemábamos, su beso era suave y delicado, al primer momento no me importo, pero yo quería mas de ella, así que la obligue que me concediera el permiso para adentrar mi lengua en ella. Al primer roce de mi lengua con ella todo exploto en mí, mi polla se endureció en segundos anhelando tener esa boquita en mi cama abierta y dispuesta para sentir todo lo que ella necesitaba y deseaba.

Gruñí por la sensación deliciosas de sus gemidos suaves en mi boca y el sabor increíble de sus labios atrapado los míos y su lengua doblegándose ante el deseo mutuo que sentíamos, tomé su cintura con una sola mano y la levanté rápidamente para invitarla a enredar sus largas y gruesas piernas en mi cintura la cual hizo en segundos sin soltar mis labios. La aprisione tan fuerte en el auto que estaba detrás de nosotros, que su trasero enorme choco contra este y hizo un sonido que me endureció aún más, pues deseaba escuchar ese ruido, pero contra mi pelvis, cogiéndola tan duro que la escucharían en todo edificio sus gemidos y gritos de placer.

Su lengua exigía aún más que la mía, aunque el aire falta en nuestros pulmones, enterré fuerte mi polla en medio de sus piernas, teníamos ropa, pero aun ella sentiría lo que provocaba en mí, de su boca salió un fuerte gemido al sentir mis manos hundiéndose en su trasero delicioso, tenía un pequeño short puesto así que arrastre mis manos por debajo de este para acariciar ese hermoso trasero que estaría en mi cama esta noche. Mi polla comenzaba a dolerme de la excitación pues percibía encima de mi pantalón lo húmeda que estaba y lo lista que estaba para mí.

MI NECESIDAD OSCURA [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora