Capitulo 30

3.8K 217 4
                                    

Ella no...


Dominic

Horas antes...

No dudo que Michell lo haga pero se que no esta en forma como para entrenar como mis soldados, se puede lastimar y me cabrea que no entienda que es peligroso y ella ya pago lo que hizo ayer por la noche. Este castigo es para que ellos entiendan que ella es mía y nadie puede separarme de Michell ni tocarla, no quiero ni recordar de como me sentí cuando no la encontraba, por centímetros mato a todos en ese lugar.

Por eso anoche mientras Michell dormía le hable a Julián para que supiera cual iba hacer el castigo para ellos y que lo ejecutara a primera hora.

Ella entro al estudio mas que molesta cuando se entero del castigo de esos imbéciles, y cuando entro tuve que fulminarla con la mirada para que no se acercara demasiado ya que podía a ver visto lo que tengo en el escritorio, discutimos como siempre entre nosotros dos.

« Esta mujer si es terca » la deje salir para que aprenda que mis castigos son mas duros de lo que parecen.


****


Ya pasaron horas y no me han dicho si Michell se detuvo ni nada por el estilo. Y esta anocheciendo, me voy hacia la enorme ventana de vidrió en el estudio con dirección al campo y...

« Mierda » siguen en el circuito y Michell esta igual con ellos siguiendo cada ejercicio como si se le hubiesen dado una orden. Llamo a la servidumbre por el teléfono para que busquen a Julián y me explique como carajos dejaron que Michell entrara con ellos ahí.

Tres minutos después sigo viendo a través del vidrio y observo a detalle como Michell se ve tan deliciosa con esas pantis y esa camisa deportiva que usa. Esta mujer me vuelve loco cuando usa ropa para ejercitarse, el culo se le detalla perfectamente y su pechos resaltan con su tamaño justo; su piel tan apetitosa que tiene con ese color blanco combinado con un poco de bronceado la hacen ver tan suave y sedosa.

Toca la puerta y me voy al escritorio a darle paso con el botón que tengo. Julián entra seguido de Nora veo que vienen asustados pero con su semblante dando lo contrario, me encanta oler el miedo, eso viene de familia ya que a todos nosotros nos encanta provocar miedo y intimidación ante cualquier persona.

—Dominic... intente decirle pero...—lo interrumpo con la mano mientras ellos se quedan de pie enfrente de mi escritorio enorme.

—¿Cuánto lleva?—pregunto cruzando mis dedos encima de los papeles que tengo en mi escritorio.

—Siete horas, mi General—contesta Nora y asiento lentamente sin dejar de verlos a los ojos.

—Si ella cae, se raspa, se golpea o simplemente se rompe una uña—me levanto y los amenazo con la mirada.

—Ustedes harán el doble castigo—ambos asienten.

—Ahora largo—se van y me voy a la ventana de nuevo para poder seguir viéndola pero voy con mi Tablet para seguir trabajando. Varios soldados están al rededor aplaudiendo y gritando para apoyarlos y que continúen el ejercicio.

Cuando sigo observando a lo lejos por varias horas mas, veo que Michell se esta arrastrando en el suelo para pasar los troncos pero se queda quieta varios minutos como si no estuviese aquí. Frunzo el ceño y sigo viéndola hasta que salta debajo de los troncos, continua haciendo el ejercicio pero con mas velocidad y pasan varias horas mas y sigue así. Su rostro muestra miedo y pánico, ella esta mas pálida que de lo normal, mientras que eso ya es una alerta para mi y decido dejar mi Tablet. Me voy a toda velocidad para bajar las escaleras y llegar a la sala enorme de estar que esta lleva directo al campo.

MI NECESIDAD OSCURA [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now