MI NECESIDAD OSCURA [EN EDICIÓN]

Epílogo

Ocho meses atrás

Dominic

Estoy estático. Estoy incompleto. Estoy jodidamente sin salida por primera vez en mi vida.

No muevo ninguna parte de mi cuerpo, pero la furia se mantiene ahí. La rabia fluye como lava en mi cuerpo. El maldito odio no sale de mi cabeza.

Nadie se atrevido a hablarme desde seis horas del accidente de Michell.

Demon ha estado gritando todo este tiempo ordenando aquí y allá. Lo único que me informo fue que habían más de dos mil hombres de la A.D.E.M a fuera vigilando todo el perímetro sin dejar que nadie se mueva en diez cuadras.

Suspiro aun sin decir una sola palabra.

El poder alejarme de Michell fue tan complicado como pedir a un león que se detenga al comer a su presa.

Daniel, Demon y David tuvieron que sostenerme entre los tres para no dejarme entrar a la puerta, pero para sacarme del pasillo y llevarme hasta esta oficina tuvieron que llamar a Julián, Scott y Demian porque me negaba a salir de ahí.

El reloj en la oficina de mierda que está enfrente mío es el punto muerto donde no he quitado mi vista desde hace más de seis horas.

Olivia me informó que en seguida comenzaría a trabajar. Dijo que operaría, pero... dijo que está embarazada.

Si ella muere por cualquier causa, será un infierno, pero si es el bebé... desearán estar en el infierno.

Una vida mía y suya. La peor combinación del mundo, pero eso no cambia que fui el único que logró preñarla. Y el único que podrá hacerlo. Porque estará conmigo, porque nos apropiaremos de Rusia de una vez por todas.

«No morirá»

El tic del reloj continúa, el silencio en la oficina me hace pensar todo y nada a la vez.

La sensación en el pecho de estar vacío es estan fuerte, que dudo estar vivo.

Mi cabeza y cuerpo se niegan a moverse hasta que Olivia venga y me diga que puedo ir a verla. Y a la vez estoy como una dinamita que solo está esperando que acerquen un poco el fuego para explotar y arrasar con todo en un segundo.

Quiero gritar matando a todos. Deseo derramar tanta sangre que un rio pueda causar por toda la cuidad. Ansío devorar todo el país con mis dientes a tal grado que no quede vida humana viva.

Asco. Desprecio. Rencor. Odio. Repudio.

Todo hacia una misma persona...

«A mí»

El silencio es tan profundo como el poco aire que entra y sale de mi pecho.

—Sin ella... —digo con dolor en el pecho —, no será lo mismo.

El eco de mi voz vacía no llena ni el cuarto de la habitación.

—Todo estable, señor —hablan atreves del auricular que Demon dejo en la habitación que me encerraron.

Silencio se interrumpe con un pequeño clic que es de mi arma, la cual le arrebate a David. Tengo motivos de sobra para querer asesinar a quien se me ponga enfrente queriendo volver a detenerme, quien me jugo sucio y el hijo de perra que no hizo lo que teníamos acordado.

Un golpe bajo en el techo me hace observar con más intensidad hacia el reloj.

Justo cuando llevo el arma al aire cae un monstruo del techo y sus metros me observan con enojo vivo y mi furia no se quita al contrario se enciende aún más al verlo. Teníamos un maldito acuerdo desde hace años y no cumplió su mierda.