Capitulo 34

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Cercanía

Pov Dominic

Freno el Veyron negro enfrente de la casa y uno de los hombres de Lucas me recibe las llaves. Hay dos soldados en la entrada haciendo vigilancia como está estipulado ya que no quiero más errores como el ocurrió hace poco con Michell, regrese con el uniforme ya que no me quería detener a perder tiempo en cambiarme de mudada. Entro a la casa mientras los soldados me abren las dos puertas enormes que tiene esta y busco con mi mirada si Michell se encuentras aquí en la sala y no esta, así que me quito mi chaqueta para entregarla a la sirvienta que me atiende.

—¿Y Michell? —le pregunto mientras le entrego mi maletín para que lo lleve a mi habitación.

—Se fue a su habitación hace poco—me dice con la cabeza agachada y asiento, escucho pasos fuertes como si corrieran y me acerco a la escalera para subirla rápido y ver si no es un problema con mi nena, cuando...

Recibo de golpe a Michell abrazándome con todas sus fuerzas, su aroma de vainilla viene a mi olfato dándome a entender que la tengo en mis brazos y automáticamente mi cuerpo se relaja con su presencia y cercanía. La sujeto de la cintura para encamarla en encima mío, mientras ella rodea mi cuerpo con su piernas largas y hermosas que me vuelven loco, no decimos nada solo nos mantenemos así por varios segundos.

Cuando escucho ruidos que viene de su habitación frunzo el ceño y veo que son los dos soldados que cuidan que no salga de la habitación sin autorización mía o de Lucas. Los aniquilo con la mirada para que se retiren a su puesto ya que, si la tengo yo, no necesito que la vigilen, la bajo y ella me observa con esos ojos hermosos, color miel que me matan.

—¿Me extrañaste? —me dice con una sonrisa que me llena el pecho de oxígeno.

—No—le digo serio mientras le acaricio el rostro, «Claro que si» me trago lo que le quiero decir.

—Yo tampoco—me dice y sé que miente al igual que yo, se da la vuelta para subir e irse a su habitación, pero observo como se mueve su cadera al ritmo que sube las escaleras, lleva un short roto jean con una camisa de tirantes blanca de un escote pequeño que me deja ver sus deliciosas tetas. La sujeto de la muñeca para detenerla ya que me vino el recuerdo de lo que estaba haciendo en la ducha conmigo en el móvil, mi polla se empieza a engorda ante el recuerdo de ella abierta para mi mientras se tocaba lo que me pertenece.

—Nena...—le susurro al oído cuando me acerco a ella cuando esta de espalda para mí y pongo mi polla que ya está parada detrás de su trasero respingón.

—Creo que tenemos un asunto pendiente—le tomo una nalga que la hace acerca más a mí.

—Después—se voltea hacia mí y me ve a los ojos.

—Podemos cenar juntos—me dice y yo solo ruedo los ojos para acceder a su petición.

Bajamos y ella me jala el brazo hasta la cocina, como si no supiera que yo vine a follarmela de nuevo. La servidumbre esta lista para nuestras peticiones, y Michell pide la cena mientras yo miro mi móvil y la veo de reojo «Mi diosa». Nos vamos al comedor que está listo con mi laptop, ya que le ordene a mi sirvienta que la colocara en la mesa para poder comer y trabajar ya que le idiota del ministro nunca deja de joder.

—¿Qué hiciste hoy? —le pregunto mientras tecleo y ella está leyendo un libro.

—Nada, solo estar secuestrada—ruedo los ojos con una pequeña sonrisa de satisfacción, por parte de mi lado posesivo me encanta que diga eso y sigo en lo mío.

—Dominic... puedo llamar a mi familia—otra vez con esa pendejada, mientras que yo detesto hablar con la mía, ella siempre quiere mantener contactos con ellos.

MI NECESIDAD OSCURA [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora