Capitulo 46

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Trago amargo

Dominic

Esto es un maldito laberinto sin salida, hay pasado cinco horas desde que Michell se revelo conmigo. Toda esta mierda ha sido otra nueva tortura que me ocasiono siempre su ausencia, internamente maldigo mi maldita necesidad de tenerla siempre conmigo. Este sentimiento sobrepaso la raya de lo racional, estoy demasiado lejos de ser razonable, pero no me importa, ella tiene que permanecer conmigo para siempre. Yo no hice esto solo, ella enterró una estaca en mí que la aprisiona conmigo, su arma no solo me ataca a mí, la ataca a ella. El maldito calvario interno volvió, donde me hace arder la sangre al saber que no está conmigo o peor aún alguien puede estar haciéndole daño y por ende me joden a mí.

—Señor...—Lucas se encuentra herido todavía en el jet donde lo atienden mientras ambos estamos en nuestros computadores trabajando a curso tan rápido con tratar de encontrar a mi mujer, que mis dedos arden ante el enojo, impotencia y necesidad de tenerla conmigo—La señal la obstruye un instrumento que está cerca de ella...

—Dime algo nuevo—lo interrumpo entre dientes, me jode su incompetencia, todavía no entiendo porque lo tengo al mando de mi seguridad—Y tu deja de llorar ¡Maldita sea! —escupo volviendo donde se encuentra la llorona de la doctora que me suplico no abandonarla, ya veré donde la boto en Londres, no necesito otro problema más, suficiente tengo con mi mujer lejos de mí.

—Perdón...—llora más y solo tuerzo los ojos para tratar de no ahorcarla con mis manos.

—Mi móvil—ordeno a Lucas que me lo entrega en velocidad luz, estamos a cinco horas de Londres, pero creo que alguien más tiene que estar detrás de mi mujer rebelde, me niego a creer que la condenada me haiga traiciona por la pendeja que está muerta en este momento. Marco el número que detesto con toda mi alma, pero en esta circunstancia es esencial, ya que por mi mujer hago un pacto con el diablo si es necesario.

¿Qué quieres? —su molestia solo me jode aún más ya que tampoco me encuentro feliz llamándolo.

—¿Dónde mierdas estas? —escupo desesperado mientras observo como todos los hombres que aún están vivos de Lucas, tratan de arreglar la señal de su collar.

Ese no es tu puto problema

—Necesito al mejor soldado experto en tecnología para mi disposición esta noche—demando y escucho un gruñido.

Algo más alteza—suelta con ironía y no estoy para mierdas.

—No me jodas y haz lo que ordene

Tú no eres mi superior para darme ordenes soy tu...

—ministro...—culmino su frase con odio—Deja esa mierda y hazlo

—No, ¿para que lo quieres?, John está aquí no necesitas tal cosa—mi cabeza me quiere estallar

—No es una opción y es para otro asunto...

—¡No y punto! —cuelga molesto en seguida, haciendo que mis sospechas crezcan aún más. El viaje a Londres fue todo un puto dolor de huevos, no tener a mi mujer, tener una llorona en mi jet y estar rodeado de inútiles que no sirven para una mierda empeora mi malestar y mi humor de perros. Al estar bajando del jet después de largas horas y con cansancio extremo y un maldito dolor de cabeza, no me dirijo a mi casa, voy al maldito lugar donde me tienen que dar algunas explicaciones. Este maldito lugar es jodidamente irritante para mí, la simple razón del ser el lugar donde me crie y la otra es donde vive mi mayor cruz y tormento de mi vida. Cuando estacionan los autos me voy enseguida a la puerta principal para empujar las dos de una manera que retumba por toda la sala enorme de estar.

MI NECESIDAD OSCURA [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now